Capítulo 24

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Mis amigos no soportaban verme así, mis gritos desesperados solo hacían más difícil la situación, segundos después un médico y una enfermera me colocaban un calmante que relajó mi cuerpo haciendo que perdiera mi fuerza. Esa cosa me había atontado, solo podía ver a mis amigos llorar y yo no podía moverme.

-¡Yoona ssi! Tiene que tranquilizarse. Si sigue así, pondrá en peligro a su bebé.

¿Un bebé? ¿Yo... estoy esperando un bebé? ¿De Keun?... ¡Aigoo! ¡Un bebé!... ¡Mi bebé! ¡Un hijo de Keun Suk!

No podía creerlo, a pesar de la pesadilla que estaba viviendo, el saber que estaba esperando un hijo de mi amor,... me hacía la mujer más feliz del mundo. Levanté mi mano con la poca fuerza que aún me quedaba y la coloqué en mi vientre tratando de sentir a mi hijo, lo acaricié y lloré, pero esta vez de felicidad.

-¡Felicidades mamá!...- Yuri no podía evitar llorar conmigo, limpió mis lágrimas y tomó mi mano- Todo va estar bien ¿Arasseo?... ¡Saldrás de ésta y Keun Suk oppa, también!... Cuando él lo sepa, será su fuerza para recuperarse. ¡Ya lo verás!

-¡Quiero estar con él!... Por favor...

-¡Ok! Solo debes calmarte y pronto estarás con él- afirmé con lágrimas en los ojos.

Después de una hora, el calmante había desaparecido casi por completo. El problema ahora era llegar a él, las noticias sobre el atentado se habían extendido a todo el país y era muy difícil entrar, pero cuando bajamos al estacionamiento del hospital donde estaba nos encontramos con varios reporteros que sabían que yo estaba ahí, tomaron fotos de mí en silla de ruedas y sacaron conclusiones que era por la noticia de mi novio.

Cuando por fin llegamos al piso donde estaba Keun, nos encontramos con omma que sostenía en sus manos un rosario, Kurt de pie a su lado y abeoji con muchos hombres y el teléfono en el oído.

Apenas la vi me guiaron a ella, omma y Kurt se veían muy angustiados, intenté levantarme pero estaba tan débil que casi me caigo.

-¡Hija mía!... ¡Omma!

Nos abrazamos muy fuerte, llorando las dos.

-¡¿Cómo está oppa?!... ¡Está bien ¿cierto?! ¡Dime que está bien, por favor!...

-¡Aigoo! Pobre de mi hijo... Aún no sabemos nada... los doctores están luchando por su vida...

-¡Él saldrá bien de esto! ¡Es fuerte, no puede dejarnos solos!... ¡No puede, omma!

-Tienes razón, hija. Tiene mucho porqué vivir, más ahora que serán padres...

-¿Lo sabes, omma?- sonriendo con tristeza, me toqué el vientre acariciándolo- Nuestro bebé... está aquí... Él tiene que verlo, tiene que cuidarlo...

Omma asintió sin decir una palabra, abeoji se acercó a nosotras y nos abrazamos los tres tratando de darnos fuerzas para soportar el dolor.

El hospital entero era un lío, nuestro managers daban noticias sobre el estado de Keun Suk oppa, los guardias del hospital y los privados impedían que cualquier persona que no fuera allegada a la familia; subiera al piso donde estábamos. Médicos y enfermeras estaban prohibidos de filtrar alguna información que antes no fuera autorizada por la familia.

Después de una larga espera ya no me quedaban fuerzas ni lágrimas para seguir llorando, junto a nosotros, había unas quince personas más, entre amigos y familiares, esperando por noticias. Entonces el grupo de médicos que lo había atendido por fin salía de sala, estaban muy serios, apenas los vinos, nos acercamos rodeándolos.

Nerviosos, escuchamos el diagnóstico. La bala había perforado una arteria importante, haciéndole perder mucha sangre antes y durante la operación y aunque estaba estable, aún corría peligro.

Pedimos verlo pero nos lo negaron, aún estaba en sala post operatorio, lo llevarían a su cuarto en dos horas más. Ya era muy tarde, casi la una de la mañana y aunque me repetían una y otra vez que fuera a descansar, no quería irme; no me movería de su lado a menos que saliera del hospital con él.

Omma tampoco quiso irse, igual que Kurt; él siempre era un gran apoyo para nosotras, además de sentirse culpable por no haber podido evitar el atentado. Abeoji se fue con los detectives para seguir la investigación, pero volvería apenas le avisaran que Keun había despertado.

De pronto, omma recibió una llamada; cuando escuchó la voz al otro lado de la línea se puso nerviosa, me miró unos segundos para luego alejarse de mí. Hablaba muy alterada, levantaba la voz como si discutiera con alguien, quise acercarme pero Kurt lo impidió sujetándome del hombro.

Después de un tiempo, vimos venir a Keun, el corazón se me encogió de solo verlo; se veía tan indefenso, tan pálido, sin sentido, con muchos tubos que entraban y salían de su cuerpo. Nos dejaron entrar después que lo instalaron, fue una tortura para todos nosotros verlo así, atado a aparatos tan ruidosos, además de la enorme gasa que tenía sobre su pecho desnudo.

-¡Oppa!...- dije tomando su mano sin poder retener mis lágrimas- ¡¿Me escuchas?!... ¡Estoy aquí!... Despierta por favor. ¡Te necesito...!... ¡Nuestro hijo te necesita...!

Eres mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora