Derek aparcó su auto frente a la casa de su amigo Sam. La música comenzaba a inundar sus oídos. Derek era amante de las fiestas, disfrutaba cada momento al límite, no se preocupaba de actuar sin ponerse a pensar en las consecuencias. Su madre en varias ocasiones le advirtió sobre aquello pero no quiso prestarle atención. Él podía hacer lo que quisiera, ya después se encargaría de enmendar errores.
Tomó su chaqueta de cuero y caminó hasta llegar a la entrada. Por suerte no se encontró con el hombre que siempre estaba allí controlando quien ingresaba a aquella casa. Le había tomado molestia.
El bramido del viento fastidiaba sus oídos mientras apresuraba sus pasos por el asfalto.
La casa de Sam se encontraba apartada de cualquier residencia que estuviese cerca del recinto.
Entró sin problemas mientras la música cada vez aumentaba el ruido a medida que avanzaba y sonrió. Lo único que tenía en mente esa noche era divertirse y conseguir un triunfo sobre Hannah.
Sam y el resto de su grupo le esperaban con ansias en la puerta que daba la entrada a la gran mansión lujosa de su amigo.
—¡Llegó el alma de las fiestas! —gritó Sam con emoción.
Derek palmeó el hombro de sus cuatro amigos en forma de saludo.
La casa estaba casi llena. Los estudiantes bailaban como si no hubiese un mañana. Algunos bebían, otros utilizaban drogas para divertirse pero para ellos, era algo común. Nadie podría saber lo que en realidad sucedía en esa fiesta que aparentaba ser normal. Después de todo, nadie se quejaría del ruido.
Derek se percató de la presencia de muchos estudiantes de segundo semestre.
—Sam —llamó en tono alto—, ¿Estás jodiendo verdad?
—¿A qué te refieres? —le preguntó cerca de su oído.
—¿Chicos de segundo semestre? ¿Por qué los has invitado?, nuestras fiestas son para mayores de edad.
—Tranquilo. Recuerda que la fiesta tiene que aparentar ser lo más normal posible. Estamos lejos de cualquier otra casa, nadie podría avisar a la policía. Sólo relájate.
Derek siguió conservando la idea de que todo era una locura, pero después logró tranquilizarse.
—¿Y bien? —preguntó Derek.
—Adivina quién está aquí —dijo Sam.
Derek quiso saberlo por él mismo, aunque ya sospechaba sobre quien se trataba. Se adentró a la gran sala, la música se había apoderado de sus oídos por completo. Olía a mucho alcohol, el ambiente sólo le invitaba a divertirse y aquello era de su agrado. Ciertas chicas comenzaban a quitarse la ropa y otras bailaban sobre las mesas que se encontraban en esa parte de la casa. Derek sonrió, pero algo terminó por alegrarle la noche; Hannah se encontraba junto a su amiga Ashley, ambas parecían estar sobrias, algo que no le sorprendió.
Derek tuvo la sensación de que alguien le estaba mirando, por lo que giró su cabeza hacia todos lados. Había demasiada gente, le resultaba imposible descubrir si lo que sentía era algo más que su juguetona imaginación.
Luego de varios segundos de beber un poco de ponche, finalmente optó por algo más fuerte; un vaso de Vodka.
—¡Derek! —gritó alguien muy cerca de su oído debido al fuerte ruido.
El moreno se giró y observó a Cody Grey, mirándolo con una sonrisa que resultaba tediosa.
Tuvo que reprimir las ganas de rodar los ojos, no le convenía.
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Hannah [COMPLETA]
HorrorHannah Stone solo era una chica intelectual, amable y reservada, pero una noche cambiaría su destino por completo. Siendo acosada por un grupo de compañeros de carrera, Hannah es encerrada por ellos en el cementerio de la ciudad. Lo que era para aqu...