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Abrió su boca y absorbió aire con desesperación, como si estuviese ahogándose.

Las imágenes aún rondaban su mente, las voces parecían haberse quedado grabadas en él. Todo fue tan real.

Su cuerpo se hallaba tendido en el piso, en un pequeño camino sin césped. Sus ojos permanecían cerrados mientras continuaba respirando para aliviar el vacío que sentía en su cuerpo, tratando de recuperarse.

Su cabeza aún sufría leves punzadas. Cada uno de sus músculos estaban entumecidos y no se atrevía a ir contra eso.

—¡Derek!

Los gritos de Sophie comenzaban a hacerse más cercanos, la voz de la joven retumbaba en el sector. Derek continuó respirando por su boca y nariz al mismo tiempo, con rapidez, recuperando el aliento con lentitud.

—Derek —dijo ella, en medio de un sollozo.

Temía abrir sus ojos después de todo lo que había visto. Sintió ganas de gritarle a Sophie que se encontraba bien, pero con suerte podía respirar.

Después de unos segundos, logró mover su mano, sintiendo el frio de un pequeño metal contra su tacto. Abrió sus ojos. Las estrellas adornaban el oscuro cielo, y eso era lo único que veía mientras se encontraba en aquella posición.

Sus ojos expulsaron las lágrimas que había estado conteniendo. Detuvo un posible sollozo.

—¿Derek? —siguió insistiendo en medio de todo el silencio.

Movió su cuerpo, y fue cuando un dolor en su espalda se hizo presente para empeorar la situación. Lanzó un fuerte jadeo de su boca, aumentando la preocupación de la joven quien lo esperaba desde el otro lado de la puerta.

Se incorporó como pudo, respiró con profundidad para luego responder.

—Estoy bien —informó con la voz rasposa.

—¿Qué te ocurrió? —se apresuró en preguntar.

Derek colocó sus manos en el piso como apoyo para poder levantarse del suelo.

Una vez de pie, miró hacia todas las tumbas, respirando pesadamente; manteniendo lágrimas en sus ojos que con seguridad, no tardaría en derramar.

—¿Por qué no pensé en ellos antes? — se preguntó en voz baja.

Las fuerzas que había perdido, poco a poco empezaron a aparecer, sustituyendo el dolor.

—Perdóname, Hannah —susurró.

Sentía la necesidad de pedirle perdón aun sabiendo lo culpable que era, que nada de eso iba a cambiar.

Cerró sus ojos, derramando varias gotas de agua que probaban su arrepentimiento. Las fuertes imágenes aún seguían en su cabeza, gritándole que debía hacer algo cuando ya tenía la verdadera respuesta.

Derek giró sin más y avanzó con pasos apresurados hacia la puerta. Acercó su mano acompañada por un leve temblor y colocó la llave en la cerradura. Abrió la puerta después de un pequeño esfuerzo, comprobando que aquel objeto presentaba dificultades al ser manipulado. Una vez fuera, lo primero que siento fueron los brazos de Sophie sobre él.

—Está bien. Estoy bien —susurró con delicadeza.

Derek pudo sentir como la joven temblaba.

—No vuelvas a hacer eso —pidió.

Holmes sonrió, carente de emoción alguna, era una sonrisa que no expresaba nada. Pero quería que su amiga no se preocupara. Se encontraba aturdido, sorprendido, desorientado...

Hannah [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora