Sam regresó al salón con más miedo que nunca, casi todo estaba claro pero aún faltaba una cosa más por entender... ¿Cómo era posible que Hannah muriera? Porque estaba casi seguro que ella ya no estaba en su mundo, no eran normales las cosas que últimamente estaba presenciando y no creía que estuviera perdiendo la razón porque para ser sincero con sí mismo, él era el más tranquilo del grupo.
El profesor de matemáticas estaba explicando unos cuantos ejercicios en el pizarrón, Sam observó hacia los chicos sentados prestando atención a la clase, los ojos comenzaban a doler por la falta de sueño, sus piernas aún temblaban por el susto de segundos atrás.
—¿Qué estás haciendo ahí? —preguntó el maestro.
—¿Puedo pasar?
El hombre asintió levemente. Caminó hasta su asiento, las extrañas miradas de sus compañeros se posaron en él.
—Vendré en un momento, continúen con el trabajo — dijo el profesor saliendo por la puerta del salón.
Los chicos comenzaron a charlar y reír animados, Sam comenzaba a sentir una nueva molestia. Las risas comenzaban a retumbar en su cabeza, era como si todas las voces estuvieran dentro de él y cada vez se escuchaban más fuerte. El muchacho tomó su cabeza con ambas manos y cerró los ojos. Fue inútil.
—¿Sam estás bien? —preguntó alguien.
Una nueva voz conocida retumbó con fuerza en su mente.
—¡Sam!
Apretó los ojos con fuerza.
—¡Sam!
—¡Déjenme en paz maldita sea! —gritó con fuerza.
Todos llevaron su mirada hasta el joven que acababa de gritar, Derek lo miró sorprendido por la forma en como le había gritado. Los ojos del chico estaban rojos y lleno de lágrimas, tomó sus cosas y corrió fuera del lugar.
—¡Sam! —Derek corrió tras él.
Se detuvo a mitad del camino sin más fuerzas para correr, estaba cansado y sólo necesitaba dormir.
—Amigo, ¿qué está pasando?
Derek lo tomó de los hombros, Sam respiraba con dificultad mientras sentía como su cuerpo dolía de una manera horrible.
—No está pasando nada, déjame.
—Sam por favor, puedo ayudarte —lo miró fijamente.
Sam subió su mirada hasta él por un momento, tenía ganas de decirle todo lo que estaba pasando pero sintió que no podía aún, tenía que estar seguro primero.
—No es nada, sólo estoy cansado —respondió bajito.
Derek dejó de insistir y Sam continuó su camino para marcharse a casa. Se quedó de pie en medio del largo pasillo tratando de buscar alguna respuesta que ayudara a saber lo que estaba ocurriendo con uno de sus mejores amigos.
De pronto el recuerdo del extraño sueño que había tenido esa noche pasó por su mente dejando muchas preguntas... ¿Tenía significado alguno? No podía saberlo, su amigo no estaba ayudando y en ese momento sólo tenía que regresar a clases sin poder hacer nada.
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El chófer de la familia McMullen detuvo el auto frente a la gran mansión. Sam no había podido dormir en el trayecto, su mente comenzaba a ser atormentada por los recuerdos de aquellos espeluznantes momentos.
Se bajó del automóvil con desgano, caminó hasta su casa y notó algo. Su madre ya había llegado del viaje.
—¡Hijo! —Exclamó la mujer corriendo hasta él.
Su madre lo envolvió en un tierno abrazó, Sam necesitaba más que nunca de ella. La estrechó contra sus brazos con una ligera fuerza. Su mamá notó que algo andaba mal.
—¿Estás bien? —le preguntó.
Ella tomó su rostro con ambas manos, lo observó con detenimiento y preocupación. Sus ojos estaban diferentes, algo sucedía.
—¿Por qué traes esas ojeras?
—No es nada mamá, estoy bien.
Se zafó de su agarre y caminó lejos de ella.
—Sam, ¿qué fue lo que pasó?
Sabía que pasaría. Todos se iban a dar cuenta de lo que estaba sucediendo tarde o temprano, solo era cuestión de tiempo.
Se desesperó por un momento.
—¡No ha pasado nada! —gritó, en un intento de convencerla.
—Un hombre ha llamado a tu padre diciendo que su protegida desapareció en una fiesta que tú y tus amigos organizaron el otro día. No digas que no ha pasado nada.
Sam se dio la vuelta evitando su mirada a toda costa, sus nervios se hicieron presentes.
—Ella... Ella se fue temprano y no supimos más es todo — dijo él.
—¡Te prohibí hacer fiestas! —le gritó.
Sam comenzó a llorar sin que ella pudiera notarlo, toda su vida comenzaba a arruinarse por una venganza estúpida.
—Quiero descansar, por favor —rogó.
Escuchó como su madre suspiraba fuertemente, si tan sólo pudiera volver el tiempo atrás...
—Debemos hablar cuando llegue tu padre.
Sin más que decir, Sam corrió hasta su habitación, cerró la puerta y se apoyó en ella por un momento. Se tomó la cabeza con fuerza sollozando, tarde o temprano la verdad se iba a descubrir y no podría hacer nada para evitarlo.
Se echó en su cama aún con los ojos llorosos. Se arrepentía de todo, nunca pensó en consecuencias tan terribles como las que estaba viviendo, su intención no era que Hannah se fuera sin dejar rastro alguno. Solo pensó en una broma indefensa y se equivocó. Se arrepentía cuando ya era tarde.
Sentía un horrible dolor en los ojos al estar cerrados, sus sollozos cesaron al fin, se quedó quieto en la cama esperando que el sueño llegara hasta él, necesitaba descansar.
Cuando creía que estaba por caer en un pesado sueño algo pasó. Un ruido invadió sus oídos, Sam se quedó con los ojos cerrados tratando de ignorar, sin verlo podía asegurar que alguien jugaba con la ventana, abriéndola y cerrándola al mismo tiempo provocando un ruido escandaloso.
Apretó sus ojos y suspiró tratando de mantener la calma sobre todo, no podía permitir que afectaran su salud mental una vez más.
Después de unos segundos más, los ruidos se terminaron. Sam sonrió para sus adentros creyendo que solo ignorando aquellos sucesos lo dejarían tranquilo. Se removió en la cama listo para dormir, pero su victoria no duró mucho tiempo.
Sintió cómo alguien se abalanzó y hundió el colchón. Gritó muy fuerte y se tiró de la cama por el susto. Observó hacia arriba pero no había nada, todo estaba normal.
Aún recostado sobre el suelo retrocedió un poco, pero no todo acababa ahí. Por las paredes y el piso comenzaba a salir chorros de aquel mismo líquido de extraño aspecto que pudo observar con horror en los baños. Sam, horrorizado trató de levantarse del piso. La sustancia ya esparcida por sus alrededores provocó que se resbalara e impactara contra el suelo otra vez.
La cerradura de la puerta comenzaba a sonar, alguien trataba de entrar a la habitación pero por alguna razón no lo conseguía.
"Despierta Sam" dijo en su mente, cerró los ojos creyendo que sólo era una pesadilla.
La cerradura estaba siendo forzada de forma exagerada, luego se escucharon patadas sobre ella tratando de derribarla.
"Despierta de una vez"
Sintió como la puerta finalmente cedió y chocó contra la pared cuando alguien la abrió. Luego sólo se escuchaba la respiración acelerada de Sam en todo el cuarto quién aún permanecía con los ojos cerrados en el suelo.
Apretó sus ojos con impotencia y luego los abrió de golpe arrepintiéndose al instante de hacerlo.
—¿Hannah?—preguntó en un hilo de voz.
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Hannah [COMPLETA]
HorrorHannah Stone solo era una chica intelectual, amable y reservada, pero una noche cambiaría su destino por completo. Siendo acosada por un grupo de compañeros de carrera, Hannah es encerrada por ellos en el cementerio de la ciudad. Lo que era para aqu...