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Los alumnos ingresaron al salón de clases seguidos de un maestro de matemáticas. Cada uno tomó su respectivo asiento en un completo silencio. Derek por su parte trataba de conservar la tranquilidad, pero no podía dejar de pensar en todo lo que seguiría a continuación.

—Todos ya deben saber lo que ha ocurrido éste fin de semana —dijo el hombre de unos cuarenta años.

Los estudiantes asintieron levemente con su cabeza. Sam miró a Derek por un instante.

—Es lamentable que una chica como Hannah Stone haya pasado por una cosa así —hizo una pausa—, pero es más lamentable que ustedes no sean conscientes de lo que pasó esa noche. Aún no puedo creer que nadie haya visto nada.

Los amigos de Derek lo observaron, manteniendo la esperanza de que conservara la discreción.

—Estaban lo suficientemente tomados como para no fijarse en nada más que en su diversión —levantó la voz.

Derek por un momento apretó sus puños bajo su asiento. Sintió impotencia

—¿Qué pasa por sus cabezas? —preguntó con leve enojo— Ustedes la conocían, Hannah era una chica excelente, la mejor estudiante y no creo que solo esté en algún lugar divirtiéndose mientras todos estamos aquí preocupados.

Su mirada fue hasta cada uno de los jóvenes que se mantenían en sus asientos. Algunos bajaban sus miradas, otros las tenían en algún punto fijo, y pocos lo observaban a él. Parecía como si cada uno tuviese algo que confesar, pero solo eludían el tema.

Alguien llamo la atención del maestro. Sam lo analizaba fijamente.

—Pues nunca se termina de conocer a las personas —dijo Sam de repente—. Además, usted no puede conocer a todo el mundo.

Ian, quien no se encontraba muy lejos de él, lanzó una mirada de advertencia.

—Quizá no puedo conocer a todo el mundo como dices. Quizá no terminé de conocer a Hannah, pero no podemos negar que jamás tuvo un mal comportamiento frente a nosotros.

—Ninguno de nosotros convivía con ella, no podemos saberlo.

Derek sintió ira insoslayable hacia el modo de actuar de Sam.

—Fue en su casa que sucedió esto señor Sam. ¿No eres uno de los responsables?

—¿Yo? —preguntó irónico, señalándose a sí mismo.

—Eres el dueño del escenario donde se realizó esa fiesta, no deberías sorprendente —caminó hasta su asiento.

Derek echó un vistazo a la pequeña escena que comenzaba a convertirse en algo más que un debate.

—Creo que está confundiendo las cosas —replicó—. Es cierto que es mi casa, lo es. Eso no significa que debo cuidar a todos como si fueran unos niños inconscientes de sus actos, sean buenos o malos.

Derek dirigió una mirada de aviso hacia él, como Ian lo había hecho. Sam se hallaba ensimismado en afirmar lo contrario y no prestó atención a lo que acontecía en su entorno.

—Quizás, pero como dueño de aquella residencia debías estar al pendiente. Se supone que es tú casa y los mayores problemas de la desaparición de esa muchacha te los llevarás tú.

—No tengo porque cargar con la mala educación de una jovencita.

—¿Por qué te empeñas en afirmar que todo es culpa de Hannah? ¿Cómo estás tan seguro? —preguntó, en un tono que en cierta forma resultaba desafiante.

—Oh vamos. La mayoría de chicas que juran ser unas completas santas, son las que más cometen atrocidades. Estoy en el derecho de enojarme, llevo mucho tiempo realizando fiestas y jamás había pasado algo como esto.

Hannah [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora