Capítulo 35.

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"Eres a quien quería encontrar, y cualquiera que intente rechazarte debe estar loco. Porque yo llegué aquí con una carga y me siento mucho más ligero desde que te conozco."

Escuchar:   Fifth Harmony - No Way.

Mientras esparcía rápidos besos por toda su cara, ella reía sonoramente e intentaba esquivarme, pero soy más lista y no me dejé... Segundos después me detuve, para levantarme de la cama completamente desnuda, justo allí senti su penetrante mirada recorrer cada centímetro de mi cuerpo.

Me volví rápidamente hacia ella, quien aún se encontraba sobre el colchón cubriendo su cuerpo con el edredón, noté cómo su respiración se tornó tensa, pero jamás dejó de contemplarme.

Junté mis cejas con expresión confusa, y reprimí una risa.

—¿Qué?

—Que eres preciosa —contestó sin pensárselo,  con su vista fija en mi torso desnudo.

—¿Mi cuerpo o yo? —inquirí fingiendo seriedad.

—Ambos, bueno tu cuerpo es tuyo —dijo con obviedad, y traté de no reír, pues sus nervios eran tan evidentes—. Así que... —se encogió de hombros sin saber qué decir—. Pero tú eres preciosa y... y, o sea no es como si solo me estuviese fijando en tu cuerpo el cual expones ante mi sin vergüenza, pero es lindo, sexy y...

—Ya —la detuve—. Sé que soy hermosa —sonreí con arrogancia y ella puso los ojos en blanco con diversión—. También sé que mi cuerpo es lindo y sexy, gracias por recordármelo —giré sobre mis talones para salir de su habitación, no sin antes decirle que me dirigía al baño y que la esperaba allí.

—¿Lauren? —me llamó, con una pizca de curiosidad en su voz.

—¿Si?

—¿Y esas marcas? —preguntó señalando mi espalda, mientras mantenía el ceño levemente fruncido.

—Oh, son las que tú te has encargado de hacer —informé coquetamente—. Camz, deja de mirarme asi —reproché, porque su mirada sólo reflejaba confusión mezclado con horror—. Por si no los has notado, también tienes marcas en tu cuello, que por cierto se ven...

—Lauren —me interrumpió con tanta seriedad que traguë saliva con dificultad—. No me refiero a las marcas que te he hecho —reprimió una sonrisa—. Me refiero a ésas cicatrices que están en cada rincón de tu espalda.

Mi cuerpo se paralizó en el acto, sentí un profundo vacío en mi pecho y un gran nudo formarse en mi garganta. Solté miles de maldiciones en mi mente.

¡Maldito cabello! ¡Maldito descuido! ¡Maldito pasado! ¡Maldito Michael!

Suspiré y me obligué mentalmente a calmarme, pues mi pulso iba como loco y no quería que ella sospechara o empezara a preguntar más de la cuenta, simplemente no quería arruinar esto. Pero mis nervios eran tan notorios, y desgraciadamente trataban de delatarme...

—Yo... humm —el coqueto y divertido tono de voz que tenía hace unos minutos antes de que ella hiciese aquella pregunta se habían esfumado, y es así como pasé de ser una persona segura a ser una completamente vulnerable. Sacudí suavemente mi cabeza, mordí mi labio inferior, y me obligué a no llorar. Luego respondí—. Sólo diré que son cicatrices que valen la pena llevar.

—¿En serio? —cuestionó incrédula sin dejar de mirarme de aquella manera, la cual no me gustaba para nada, sentía como si me estuviese discriminando en su mente...

Al Aire. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora