cap.28: Medusa 1

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Aquel piso nunca había estado tan vacío como ahora. ¿Dónde estaban Shane, Paula, Lucía, sus padres...? Y mucho más raro, ¿mi padre?
-¿Hola? ¿Chicos dónde estais? ¿Shane?- entré en el pasillo que daba a las habitaciones.- Venga chicos, no tiene gracia. Shane dónde...- alguien me agarró los brazos por la espalda y yo grité. Cocodrile Demon.
-Y ahora verás, pequeña insolente. Mira que intentar derrotar a tu padre.- yo forcejeaba.- Petroifiseh.
-¡No!- grité incorporándome de golpe en la cama. Pudo ser que mi grito era demasiado fuerte o que la habitación de Adrien estaba demasiado cerca de la mía, porque este se presento ahí en pijama y con cara de asustado. Yo solo temblaba en silencio.
-Katy, tranquila- se sentó en la cama y me abrazó.- Sólo era una pesadilla, tranquila.
Él se quedó hasta que volví a "dormir".
La palabra Petroifiseh resonaba en mi mente a la mañana siguiente. Bueno, resonaba hasta el momento en el que mis tripas rugieron. Me puse mis zapatillas de pato y bajé corriendo, ya que siendo sábado, el chef de los Agreste ya tendría el desayuno hecho. Y razón tenía. La gran mesa estaba llena de crépes con sirope de fresa, chocolate, nata e incluso, sirope azul de frambuesa. Coge un plato y me puse uno de cada y empecé a comer como un cerdo hasta que la voz jóven del modelo de la casa me sorprendió con la boca llena.
-Vaya, si que tienes hambre, jajaja- dijo tomando asiento. Hecho esto, tocó una de las comisuras de sus labios dando a saber que tenía restos allí.
-Sí, siempre después de una pesadilla suelo tener hambre. Es en lo único que Shane y yo nos parecemos.- dije quitándome el sirope azul de la comisura derecha con una servilleta.
-Por cierto... siento esto pero, mi padre me obliga a ir con Chloe al baile, lo siento- dijo rascándose la nuca.
Subí a mí habitación con una galleta de perro que había cogido de mi escondite, detrás de uno de los muchos cuadros, había un agujero.
Dejé la galleta al lado de Tresh y me vestí. Tenía que contarle a Shane la pesadilla.
Cuando llegué a su puerta, el miedo invadió mi cuerpo. ¿Y si abría mi padre? Petroifiseh... la maldita palabra resonaba en mi mente dándome dolor de cabeza y haciéndome sentir impotente.
Tapé mis ojos con las palmas de las manos y en un momento, la voz de Lepidóptero resonó en mi mente.
-Volvemos a encontrarnos, Medusa. Se que tu padre te convierta en piedra no es plato de buen gusto. Por eso vas a controlar piedras y rocas, no sólo a petrificar. A cambio...
-Quieres los prodigios de Cat Noir y Ladybug.-le interrumpí.-Soy experta en estos temas.
Sonidos de serpientes sonaron en torno a mí cuerpo. Mi mano derecha, de color gris, ató bien el pañuelo que había cubriendo mis cabellos y me coloqué las gafas de sol.
Mi problema era que el objeto akumatizado era muy obvio. La pulsera de ni padre se transformó en un brazalete de una serpiente enrollada en mi brazo. Venía con tacones a juego de color oro.
En mi campo de vista apareció Pegasus. Alcé mi mano izquierda y un torreón surgió debajo de mi para llevarme hasta ella.
-Vaya, vaya. La pequeña Pegasus.- ella me miró extrañada. - No me mires así, querida, te recuerdo que eres medio pegaso, y que este ser nació de la sangre de mi cabeza.
Me quité pañuelo y gafas riendo maléficamente.
-¡Petroifiseh!- un rayo luminoso salió de mis ojos y las serpientes que formaban mi pelo sisearon más fuerte.
-Cocodrile Demon, eres el siguiente.

White Wolf (Cat Noir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora