-Micaela, entrá. -Gritó cuando había bajado la ventana, pero no le respondí. Rápidamente miré en el horario de los colectivos. 30 Minutos no es demasiado. Di una paso hacia atrás de su auto y la ignoré totalmente. -¡Micaela! Te vas a enfermar, entrá. -Lo intentó de nuevo. Me crucé de brazos y me negué a mirarla. Llámenme infantil, pero yo estaba lastimada, así que de ninguna manera iba a hacerlo.
De repente oí la puerta de su auto abrirse y ella salió abriendo un paraguas, cerró la puerta y se dirigió hacia mí. Todo lo que quería hacer era irme, así que lo hice. Había otra parada unas cuadras más adelante.
La escuchaba gritar mi nombre, pero una vez más la ignoraba. ¡Me rompiste el corazón!
De un momento a otro todo lo que sentí fue un hormigueo, cuando sentí su mano en mi brazo. Me di vuelta para mirarla y ella estaba empapada por la fuerte lluvia, igual que yo.
-Micaela, escuchame. Subí al auto.
Un trueno retumbó a través del cielo y, aunque yo estaba asustada, traté de no demostrarlo. Intenté dar un tirón a mi brazo, pero ella lo estaba sosteniendo con demasiada fuerza.
-¡Mierda! -Gritó y procedió a llevarme hasta su auto, no había caminado tan lejos de todos modas, pero traté de resistirme. No podría estar en ese pequeño espacio con ella ahora mismo.
Abrió la puerta del lado del pasajero y me dijo que entrara. Me negué nuevamente, así que me empujó por la fuerza ignorando mis protestas y luego la cerró hasta que llegó a su lado del auto. Tan pronto como ella se sentó en el asiento del conductor traté de salir, pero ella había asegurado las puertas.
-Abrime. -Pedí.
-No.
-Esto es un secuestro.
-No, esto se llama ser responsable... Y podés agarrarte una neumonía, Micaela. Miráte, estás empapada.
-Dejame ir.
-No.
Me incliné a su lado, rozando contra ella. Me estaba mareando, me gustaba mucho esa mujer y ella lo estaba haciendo más dificil para mí. Estaba prácticamente sobre ella, tratando de abrir su puerta, pero también estaba asegurada.
No podía ir a ninguna parte, así que me di por vencida. Traté de calmarme al ver la lluvia a través de la ventana, que rebotaba contra el suelo cada vez que caía.
Sentí a Barbara moverse, metiendo la mano en el asiento trasero para buscar algo. Yo no iba a ver lo que era.
-Acá, tomá esto. -Me dio una campera grande. La miré, negué y volví a mirar por la ventana. -¿Que te pasa? -Preguntó. Me imaginaba su cara de confusión en este momento, pero bueno.
Por el rabillo del ojo vi cómo giraba el botón de la calefacción, yo estaba en silencio . Dejó caer el abrigo que sostenía en su mano sobre su regazo, cansada de ofrecermela durante tanto tiempo.
Suspiró y prendió el auto.
-Si hice o dije algo que te haya molestado, perdón. -Dijo mientras conducía a través de la lluvia. No contesté, pero sentí mis lágrimas amenazando con derramarse después de escuchar el dolor en su voz. -O tal vez es algo que pasó entre vos y Alejo, o con Karen... Sabés que podés hablar conmigo sobre eso.
Sí, sí hiciste algo, y me enamoré de vos, también me rompiste el corazón. ¿Eso es lo que querés escuchar? Me estremecí cuando ella puso su mano en mi pierna, de inmediato me sacudí para que la quitara, no me gustaba la forma en que las chispas me electrocutaban. Quitó su mano sin ganas de hacerlo y la dirigió al volante.
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Lujuria oculta (Barbica)
FanfictionSi al entrar al salón de clases me hubieran dicho que mi vida cambiaria para siempre, no lo hubiera creído.