Capitulo 27

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Fui al armario y abrí una de las puertas para ver qué estaba haciendo Barbara. —Lo siento mucho. —le dije mientras miraba su cara de pánico. 

—Está bien bebé, esto tenía que suceder tarde o temprano. —me tranquilizó. — ¿Podés traer mi bolso acá? Voy a cambiarme ahora.

Hice lo que me pidió y luego volví a mi cama. Mientras esperaba que terminara, la puerta de mi habitación se abrió y por instinto me apresuré a mi armario y lo cerré de golpe, con la esperanza de no haber golpeado a la chica que estaba dentro. Alguien entró y era Karen. Suspiré de alivio.

—Gracias a Dios, Karen, tenés que ayudarnos. —dije, envolviéndola en un abrazo.

— ¿Ella sigue ahí? —preguntó, señalando el armario.

Asentí.

Camino hacia él y abrió la puerta, pero inmediatamente la cerro de nuevo y se giró hacia mí, con las mejillas rosadas. —Ella se está cambiando, —dijo, sonriendo picara.

Barbara salió poco después evitando mirar a Karen, mientras yo estaba de espaldas a la puerta del dormitorio. Realmente necesitaba bloquear la puerta por si algo ocurría.

—Entonces, ¿cuál es el plan? —le pregunté a mi amiga.

Llevábamos 30 minutos planeando cómo sacaríamos a Barbara de la casa, pero al final no tuvimos que hacer nada. Mi papá me avisó que tenía que ir a trabajar de forma inesperada por lo que Barbara podría salir fácilmente.

—Urgh, todo lo que la planeamos para nada. —Karen resopló, acostándose en mi cama y empezando a jugar con su cabello.

—Gracias por venir Karen. —Barbara sonrió y se inclinó, luego se dirigió a recoger su bolso. Su teléfono que estaba en mi mesita de noche y sus zapatos. — ¿Puedo hablar con vos afuera? Es solo un segundo. —me preguntó. Asentí y caminamos hasta su auto.

Me di cuenta de que estaba algo inquieta y yo estaba preocupada por eso, esperaba que no se arrepintiera de la noche anterior.

—Esto no puede volver a ocurrir Micaela. —suspiró., apoyada en su coche.

— ¿Q-qué? —tartamudeé. — ¿Hice algo mal?

—No, es que... si tu papá me hubiera visto...

—Si mi papá te hubiera visto, le habría dicho que eras una amiga.

—Bien, entonces ¿qué pasaría si me viera en una conferencia de padres y maestros? ¿O en la oficina si te metes en problemas? ¿O en tú graduación?

Traté de hablar, pero no pude ¿acaso e-ella está rompiendo conmigo?

—Así que, haces que me enamore perdidamente de vos y luego de un leve peligro querés dejarme. —me atraganté, intentando con todas mis fuerzas no estallar en llanto, pero la mirada de sorpresa en su rostro me confundió.

— ¡Ay no, Mica! Yo no lo quería decir que de esa manera. —me abrazó casi al instante, pero yo estaba demasiado confundida para responder. Entonces me soltó del abrazo, miró alrededor y me dio besitos en los labios. —Que tonta que sos, me refería a mí, venir por aquí es demasiado peligroso con tu papá y Alejo alrededor.

—Pero...

—Sin embargo, ¿podemos ir a mi casa? Es mucho más seguro, especialmente ahora que tu padre sabe cómo es mi auto.

Asentí y una lágrima cayó de mis ojos, todavía estaba conmocionada pensando que iba a poner fin a nuestra relación.

Me dio una sonrisa triste y me saludó. —Tengo que irme bebé, voy a mandarte un texto con mi dirección. Halloween es la próxima semana, ¿cierto? Vas a tener una semana de descanso, así que podés pasar tiempo en mi casa. —sonrió.

Lujuria oculta (Barbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora