Me senté y sentí a Barbara bajar de mi cuerpo inmediatamente, mi papá estaba de pie en la puerta, con los brazos cruzados y con una mirada severa en su rostro.
—Yo, eh... —no tenía ni idea de qué decir. Estaba tan avergonzada.
— ¿Desde cuándo ustedes dos...? —se calló, apuntando hacia nosotras.
—Esta noche. — le contesté con la cabeza baja—. Ella me estaba dando un masaje porque comí demasiado y luego estábamos jugando un poco.
Mi papá entró a la habitación y se sentó al lado opuesto de Bar y yo. Entonces, se limitó solo a mirarnos. De aquí para allá, de aquí para allá... decir que estábamos incómodas era poco.
—Micaela, ¿puedo hablar con Barbara por favor? a solas. —él me miró y yo la miré a ella. Parecía un poco asustada, pero asintió, así que tímidamente me levanté y caminé de regreso a mi habitación, cuando llegué cerré la puerta atrás de mí.
Estuve allí por lo que pareció una eternidad, estaba acostada en mi cama, con la luz apagada. Entonces, vi algo de luz a través de mi puerta cuando se abrió y luego se cerró, antes de escuchar un fuerte estruendo.
— ¡Ouch! —oí a Barbara quejarse y no pude evitar soltar una risita—. ¡Ya! Enciende la luz. —susurró.
Cuando lo hice, ella se acostó en mi cama bajo las mantas, yo me giré hacia ella.
— ¿Qué te dijo?
—Simplemente... cosas. —respondió ella, haciéndome surcar mis cejas.
—Dime.
—Ya sabes... lo de siempre, 'no dañes a mi hija de nuevo' 'yo te acepto pero tienes que mantenerla feliz'... cosas así. —una sonrisa apareció en su rostro, envolvió sus brazos a mi alrededor y me acercó más a ella.
—Oh, lo siento. —le di una pequeña sonrisa, bastante avergonzada de que mi papá le dijera eso.
—Shh... yo haría lo mismo si fueras mi hija. —sonrió y me besó en la mejilla—. ¿Estás mejor del estómago?
—Sí, tuve esta gran masajista. —le respondí con una risita.
—Oh... ¿sí? —preguntó y exhaló contra mi cuello, justo en mi lugar especial. Ella se rió cuando me estremecí.
—Sin embargo, hmm... ella es muy engreída. Ah... y también le gusta escuchar a la gente decir que ella es caliente.
—Oh... bien. —Sólo la imaginé rodando los ojos—. ¿Pero ella es caliente? —me reí, aquí va de nuevo.
—No, ella no es caliente. —mantuve un tono serio, pero después añadí—. Ella está más caliente que el infierno.
Su fuerte risa llenó la habitación por completo y me hizo reír junto con ella. Una amplia sonrisa salió de mí de solo ver a Barbara en ese estado. Disfruté de su risa por un tiempo hasta que me devolvió la mirada.
—Linda. —me guiñó un ojo, molestándome.
—Cállate. —rodé los ojos y la empujé.
—Bueno, bueno, ¿cuándo es tu día libre, bebé?
—Um... pasado mañana. —le contesté.
—Bueno, ¿te gustaría salir en una cita oficial conmigo, Micaela Suarez? —Sonrió, pero se desvaneció cuando escucho un sollozo. Ella se inclinó y encendió la luz para ver que yo había empezado a llorar. —Wow, ¿qué pasa mi bebé, que está mal? —preguntó secando mis lágrimas.
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Lujuria oculta (Barbica)
FanfictionSi al entrar al salón de clases me hubieran dicho que mi vida cambiaria para siempre, no lo hubiera creído.