Capitulo 13

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Esperaba que se sorprendiera, pero creo que lo que sugerí era exactamente lo que ella estaba esperando. Le dije que era perfecto, ya que mi padre estaba fuera de la ciudad por una semana a partir de anoche, así que estaría libre. Se sorprendió al saber que estaría sola todo ese tiempo, pero le aseguré que iba a estar bien.

Me la pasé contando las horas hasta que ella llegara, hace 30 minutos había dejado la escuela para prepararme. Empecé a sentir pánico, la señorita Martinez estaba llegando a mi casa. ¿Esto es real?

Tenía puesto un jean ajustado que realzaban mis nalgas, y una remera ajustada que mostraba mis bien formados pechos. No quería dar una imagen de niña, quería dar una imagen madura para ella.

¿Qué haríamos después de la tutoría? ¿Hacer un recorrido? ¿Mirar mi habitación? ¡Mierda!. Corrí escaleras arriba y rápidamente limpié mi cuarto a tiempo. Unos minutos después escuché el timbre. Dios, dame fuerzas.

Bajé las escaleras y respiré profundo mientras me acercaba a la puerta. Entonces tiré de la manija y abrí. Wow. 

Llevaba unos pantalones pitillo y también un abrigo acolchado.

-Señorita Martinez. -Tenía una sonrisa en su rostro, pero desapareció en el momento que dije eso.

-Nuh uh. -Dijo mientras agitaba su dedo en mi cara y cerraba la puerta de nuevo. Yo sabía lo que quería. Es tan tierna. Así que golpeó nuevamente y yo abrí.

-Barbara. -Sonreí.

-Wow, se ve aún mejor en el interior. -Dijo mientras yo cerraba la puerta.

-Gracias, mi papá es diseñador de interiores. -Sonreí. -Esa es la razón por la cual voy a estar sola el fin de semana, se fue de viaje por un pedido.

-Aah, ya veo. -Asintió mientras miraba el lugar. -¿Y tu mamá?

Mi sonrisa se desvaneció y mi aliento quedó atrapado en mi garganta. No me gusta hablar de ella, y su expresión lo adivino.

-Lo siento. -Me dio una sonrisa tranquilizadora.

-Está bien, podemos empezar acá. -Dije palmeando la mesa de la cocina.

-Muy bien.

-¿Querés algo para tomar? ¿Gaseosa?

-Eso sería genial, gracias.

Oh, Dios. Ella estaba en mi casa y sentada en mi mesa, esto es demasiado surrealista.

-¿No tenes mascotas? -Negué, y di un sorbo de mi bebida.

-No. -Le di una lata de refresco y me senté a su lado. -Realmente quiero un perrito, pero supongo que estoy demasiado ocupada para cuidarlo de forma adecuada.

-Eso es admirable. Yo tengo un perrito, pero casi no tengo tiempo para él, así que lo llevo a un servicio de guardería que encontré en Internet. -Rió. -Sin embargo, a el le encanta ese lugar.

-Aw, eso es lindo.

-Te lo voy a mostrar. -Levantó su celular y vi la foto de un poodle negro. -Se llama Tiguer.

-¿Qué? -Creo que ella vio mi cara de confusión y se echó a reír. -Es chiquito y es negro, pero ¿lo llamaste Tiguer? -Me burlé.

-Su rostro se parecía al de un tigre, no me preguntes por qué, porque no lo sé.

-Wow, y vos me decís rara. Le di un guiño. Me sorprendí de mis acciones y lo cómoda que me sentía, a pesar de que sabía que le estaba guiñando el ojo a mi profesora. Ella también se sorprendió de verme recuperada de la depresión tan rápido.

Lujuria oculta (Barbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora