Capitulo 25

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Barbara y yo decidimos ver la película que había traído y, mientras disfrutábamos de la comedia, me acorde de algo.

—Hey, te dije acerca de mí pero no me dijiste sobre vos.

—Está bien... Soy Barbara Martinez, tengo 25 años, nací el 29 de Marzo, tengo dos hermanos, mis padres son dueños de una óptica, mi color favorito es el azúl y amo la música.

—Muy bien, todo en la memoria.

Sonreí y luego di un vistazo a los paquetes de comida vacíos en mi cama.

—Dios Bar, estamos tan gordas.—me quejé, acariciando mi abdomen hinchado.

—Tú te comiste la mayoría.—se rió y me subió la camiseta hasta el inicio de mis pechos para empezar a salpicarme de besos por todo mi abdomen, se detuvo para mirarme y pude ver la pasión que ardia en sus ojos, y también me di cuenta de que estábamos en mi maldita cama.

—Bar...

—Shh.—sonrió y se dirigió a mis labios. Deslizó su nariz por la mía y sentí su respiración contra mi piel. Abrí la boca ligeramente y lentamente apretó sus labios con los míos, pero se alejó de inmediato haciéndome gemir de frustración.

—Para.—murmuré.

—Parar qué cosa? —me dijo con una expresión divertida.

—Deja de burlarte de mí.—murmuré antes de tirar de ella para otro beso.

Gentilmente moví mis labios contra los sus suyos y ella abrió la boca para que yo deslizara mi lengua, masajeé cada parte de su boca y, en este momento, mis labios eran prácticamente insensibles de la electricidad.

Sonreí a través del beso cuando sentí que Barbara estaba respirando con dificultad, pero su lengua respondia con entusiasmo a la mía y estaba segura de que ella sentía las mismas cosas que yo. De repente se detuvo y se levantó para ponerse a horcajadas sobre mi, aparentemente queriendo tomar el control. Mi respiración era entrecortada mientras sus muslos se apretaron alrededor de mis caderas, la sensación eléctrica que sentia en todo mi cuerpo era indescriptible y toda la excitación fue a parar a mi centro. La miré, tenía la mirada tan oscura que incitaba a que hicieramos de todo, de inmediato me incliné para besarla pero ella me empujó contra la cama de nuevo.

Abrí los ojos y la vi mirando a mi collar. Sonrió y se inclinó para agarrar el collar entre sus dientes. Casi muero en este preciso instante.

—Sos mía.—susurró lamiéndose los labios sensualmente y yo... Dios no podía aguantar más, la necesitaba en ese instante.

Ví como se burló de mí y de inmediato bajó para besarme de nuevo. Mis ojos se cerraron y oía como Barbara gruñia en mi boca, tomó mi lengua entre sus labios y ligeramente la saboreaba. Mis hormonas estaban zumbando por todas partes, la fuerte excitación que se habia hecho en la habitación ya me tenian al borde de la perdición.

Barbara llevó una de sus manos hacía mi abdomen y empezo a acariciarme. El inesperado contacto me hizo dar un salto y empecé a moverme intensionalmente.

—Estás bien?—preguntó sobre mis labios. Por Dios esta mujer era increíble, todavía tenía el respeto por preguntar si estaba bien. Alejo nunca lo hizo.

Sonrei sensualmente y besé la comisura de sus labios, deslizandome hasta su mandíbula y su cuello. Giró un poco la cabeza para que yo pudiera tener mejor acceso a su increíble garganta, le di unos pequeños mordiscos y con la lengua chupaba cada parte.

Gimió, y me congele por un segundo. Yo estaba tan mojada y ese gemido hizo que mis impulsos fueran mucho más fuertes.

—Bebé, sos tan hermosa.—me dijo en el oido y tomó el lóbulo con su boca. Si seguia haciendo esto mi ropa iba a parar al suelo en unos segundos.

Lujuria oculta (Barbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora