Que mal.

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-Acércate May, vamos. No tengas miedo. Ahora dime , ¿qué entiendes por magia?

-Bueno, supongo que brujería.- le dije en voz baja. Esta parte del bosque me aterraba sobremanera. El frío entraba por la tela de mi pijama haciéndome estremecer.

-Escucha May, hay muchos significados para la palabra Magia. Hay quienes creen que la magia es un arte oscuro y peligroso, hay personas que no creen en la magia ,May, ¿tú crees en ella?

- Yo...no lo sé María.

-Escucha May. Te contaré una pequeña historia.

》Desde siglos remotos hemos convivido con una viejísima amiga llamada naturaleza. La naturaleza por muchos aspectos puede ser considerada un ser viviente. Inevitablemente, tenemos una conexión con ella. Dependemos de ella técnicamente. Sin embargo, el ser humano tiene una conducta tediosa en cuanto a... La traición May. Tomamos señales erróneas convirtiéndolas en negativas, y aspectos tan insignificantes como el rencor, solo empeora la situación. Ahora dime May, ¿qué sientes al ver las luciérnagas? ¿Qué sientes al internarte en el bosque?

-Yo...

-No hables May, solo escucha. Desde pequeña tenue contado historias May, historias sobre animales parlantes. Historias sobre tierras mágicas y misteriosas. Bien ,algunas de eras historias son verdaderas May, pero ya habrá tiempo para explicar eso después...

-Entonces ¿¡Por qué me trajiste aquí?!

- No te alteres pequeña. Sabes, quiero que recuerdes esto siempre. Jamás lo olvides. La naturaleza siempre será tu aliada, y con mi ayuda, te enseñaré a utilizarla en tu favor.

-¿A qué te refieres?

- Ya es tiempo May. Tiempo de que el hombre se de cuenta que el sustituto de mundo que intenta crear jamás funcionará. Es tiempo de que tú te des cuenta que eres diferente, y no solamente por tu color de piel May, tú puedes decidir el como ser diferente. Hay plantas , insectos , animales que ayudan a curar las heridas más mortíferas y los dolerse más leves. Me temo de que es tiempo de que adquieras estos conocimientos mi niña, tiempo de que dejes de mirar a tu entonemos como un lugar gris y aburrido, tiempo de que mires tu alrededor como un mundo mágico. - María se mostraba orgullosa de sus palabras. Lo único que pide hacer fue asentir con la cabeza, lo único que mi cuerpo fue capaz de hacer entre los espesos árboles del frío bosque.
*

-¡Corre Max! - le grité mientras hacía una rama a un lado y trepaba la siguiente rama. Lo esperé sentada en la misma rama de siempre hasta que logró subir agitado.

-Eres un perdedor bueno para nada. No puedes subir un simple árbol.

-Ca...llá...te...mo...co...sa-dijo jadeando mientras yo me reía de su expresión.
Que tonto era.

-Oye Max- dije mientras tomaba uno de mis rizados mechones de cabello. -¿en tu escuela te han dicho porque hay gente negra y blanca?

-No, pero los de mi grupo tenemos una teoría: la gente negra se tornó de ese color debido a que los padres del bebé le daban demasiado chocolate al nacer, mientras que a la gente blanca bebió demasiada vainilla , es muy simple.

-Eso es muy tonto.- le dije mientras sonreía. Nos quedamos un rato contemplando la vista.

Todo pasó demasiado rápido. Max se acercó y pegó rápidamente sus labios a los míos, embarrándome su asquerosa baba.

-¡Qué asco!- le dije mientas me limpiaba. Max solo sonreía.

- Tenias razón May. Era muy tonto.

-¿Qué?

-No sabes a chocolate. Sabes mucho mejor.

Mis mejillas se sonrojaron , creo que a pesar de mi oscuro color de piel, esa vez fue perceptible.
*

Después de varios días , María fue enseñándome sobre las plantas y animales. Me pareció patético que me haya hecho relacionar esto con la magia.

Es tan aburrido.
Un lunes por la mañana, el maestro nos retuvo durante más tiempo de lo debido. Cuando salí, el autobús ya se había marchado.

Me decidí por regresar a casa corriendo para llegar lo más rápido posible.
Cuando llevaba tres cuadras cruzadas, comenzó a llover.

Genial.

De repente, comencé a sentir una presencia extraña. Algo no estaba bien y lo podía presentir.

Pocos autos cruzaban por la calle.
Un fuerte rechinado de llantas me sobresaltó. Cuando volteé pude ver que era una camioneta blanca con  una caja de carga.

Asustada, caminé más rápido. Pero algo estaba mal, muy mal.
La camioneta me estaba siguiendo.

Camine.

Corrí.

Por fin me decidí por detenerme y dejar que pasara, tal vez mi imaginación me jugaba un sucio juego.

Pero la camioneta se detuvo y bajaron dls hombres con traje gris.
-Pero que tenemos aquí. - dijo uno de ellos.

-¿Crees que sirva Mich?

-Bueno, sus manos servirán para limpiar la maquinaria del viejo. - dijo el otro. Traté de retroceder pero uno de ellos me tomó por los hombros y tiró mis libros al suelo.

-¡Suélteme!- le grité mientras lo pateaba.

El otro hombre me dio un fuerte golpe en la cabeza.
Todo comenzó a tornarse negro, el sueño me invadió por completo.
Esto estaría muy mal.

Debajo de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora