Te conseguiré un príncipe

43 10 6
                                    

¿Mexican@s que lean? ¿Cómo están después del sismo? Espero que todos estén bien.

Alice Pov

-¿Y bien?

-¿Qué?

-Ya sabes- insistí. -Dilo.

-¿Qué quieres que te diga?- respondió.

-Pues ¿no es obvio?-repliqué sonriendo. Al mirar su cara de desconcierto, continúe-La razón por la que te enamoraste de mí.

Una mueca se formó en su precioso rostro. Estábamos sentados a la orilla de la playa, acomodados sobre la fina arena mirando el atardecer.

-Alice...

-Dilo- insistí. Quería oírlo salir de sus labios. El saber porque le gustas a una persona, es muy importante para una chica, o por lo menos lo era para mí.

-Simplemente lo haces. -Igual que en otras ocasiones, una respueta fría.  En lo personal, era una persona muy cariñosa con los demás, y no estaba acostumbrada a que me hablaran de esa manera. Extrañaba tanto la calidez de mamá, los abrazos de papá. Fue una locura el momento en que acepté todo esto. ¿Me estarían buscando? ¿Se preocuparían por mí?

Suspiré ante el mero recuerdo de las tardes en el cine o en la heladería junto a John.

John...

¿Qué sería de él?

La tristeza me recorrió el cuerpo al recordar tantos momentos juntos: los aniversarios, las salidas, incluso cada pelea. Por lo menos el me recordaba a cada momento que me quería de verdad. Las olas del océano trataban de reconfortarme, pero no era suficiente.  Sentados en la arena a la orilla de la playa, me pregunté si valdría la pena continuar.

-Max- susurré con los ojos llorosos. -Voy a...voy a la casa.

Se acabó. Ya no podría más.  Necesitaba huir de ahí lo más pronto posible. 

Sin pensármelo dos veces, corrí hacia la vegetación lo más rápido que pude. ¿A dónde me dirigía? No lo sabía. Simplemente me concentré en meterme entre los matorrales y las plantas, trataba de concentrarme, pero la verdad es que estaba desesperada. 

Todo era muy confuso, y lo fue aún mas cuando inesperadamente llegué a la cueva que Max me había enseñado en medio de la selva oscura.

-Debe ser una broma.- dije para mí misma.

Si no me daba prisa, no tardarían en encontrarme. Pero ya no podría volver, y no había manera de regresar. ¡Estaba en una maldita isla!

-Mierda.

Miré en todas direcciones, tratando de encontrar algo que me guiara, un camino tal vez.

Pero no había nada, solo oscuridad y hierba. La única luz que alumbraba era la de los escazos rayos del sol y la de la...¿cueva?

Me acerqué aún más para apreciarla.

Un respalndor dorado provenía por detrás de las enredaderas que cubrían la cueva, y una gran abertura se encontraba en medio de ella.

Miré hacia ambos lados y me percaté de que estaba sola.

Con paso inseguro, decidí que lo más imdicado sería mirar lo que ocultaba el misterioso lugar.

La roca era húmeda y fresca, con un aire frío que recorría todo el cuerpo. La luz que emanaba provenía de antorchas colocadas estratégicamente por todo el lugar.

La cueva no era pequeña, sino un amplia; tanto que no podía verse el fondo.

No había marcha atrás, tenía que caminar.Mis cuaerpo se estremecía con el ruido del eco de mis pasos, y con cada tramo que avanzaba, el aire me faltaba.

No tuve que caminar mucho cuando un objeto aparecío en mi capo de visión: una forma cúbica de tamaño considerable, se encontraba tapada por una sábana sucia y roída.

-¿Hay alguien ahí?-una voz seca y fría inundó el aire, causándome escalofrío. -Puedo sentirte.

Provenía desde aún más a fondo de la cueva, mucho más. Mis pies comenzarpn a moverse casi por instinto propio.

-¿Eres la bruja?- obligué a que mi voz saliera.

-Preferiría otros nombres antes que ese, pero si es como quieres llamarme, lo aceptaré.

La cueva continuaba y continuaba, pero no había rastro de la bruja. La dirección a seguir era clara, hasta que el pasadizo se abrió ante dos entradas mas. Una aún iluminada por antorchas, y otra oscura y silenciosa, casi espeluznante.

-¿De...de que lado estás? -pregunté, pero casi al instante recordé que Max me había dicho que la bruja era ciega.

-No te confíes. Si algo nos diferencia de ustedes es que la oscuridad no nos aterra, la disfrutamos.

-¿Qué se supone que significa eso?

-Qué es obvio que lado debes seguir.

Tomé aire y lo solté lentamente. A mi no me gustaba la oscuridad, pero tenía que afrontar mis miedos.

-Todo saldrá bien- dije para mí misma. A estas alturas, no tenía nada que perder.

May PoV

-...y la princesa por fin pudo despertar, porque el beso del príncipe la había despertado. ¿Te gustó Shay?- pregunté mirando su impoluble rostro, aunque sabía que no me respondería. -Si despiertas, prometo encontrar un príncipe para tí.

-Eso no la ayudará- espetó una voz detrás mío.

No me importaba.

Si Shay estaba en ese estado era por mi culpa, y no me rendiría. Tendría que despertar en algún momento.

-¿Qué haces aquí Dipper? -pregunté fríamente mientras combrobaba que las flores junto a la cama de Shay siguieran en buen estado.

Tal vez le gustaría más si cambiara las rosaa por petunias, o si hacia que las flores tuvieran mas hojas en el tallo.

-Tengo que hacer uan suprevisión general al lugar todas las mañanas ¿lo olvidaste? Además, vengo a buscarte.

Lo miré con el ceño fruncido.

-Que no te soprenda. Has estado faltando a las clases teóricas, no se a que se deba y la verdad no me importa, pero tienes que estar conciente de que mientras mas faltes, mas tardarás en aprender a controlarte.

-Entiendo que creas que es importante que asista a clases, pero ahora hay problemas mucho mayores.

-Esa no es la actitud que deberías tener al ser una elegida. Tendrías que estar progresando, igual que todas las demás.

Mis manos se cerraron en dos firmes puños.

¿Actitud? ¿Cómo podía tener una "actitud" indicada para una elegida cuando había problemas tan grandes?

-No voy a dejar a Shay sola Dipper-le espeté con firmeza.

-Escúchame, si no entras en razón tendré que recurrir a medidas más drásticas.

-No es....- la apuerta abriéndose del pequeño cuarto nos interrumpió. Una chica con el pelo alborotado y agitada, se encontraba tras el umbral.

-Dipp...hay...chica...vestíbulo-habló mientras respiraba aire con fuerza.

-¿Qué?

-Hay...hay una chica en el vestíbulo. Una...una no mágica.

-Vamos.- se apresuró a ordenar Dipper. -Tu también vienes iniciada.

No podía decir que no quisiera ir, porque la verdad el deseo de saber me consumía por dentro.

-Volveré pronto Shay.- le susurré tomando au mano con fuerza antes de ir tras Dipper.

Había mucha gente por los pasillos ,todos mirando hacia la misma dirección.  Eso solo me hizo apresurar el paso.

El vestíbulo estaba aún más abarrotado de gente, todos en un gran círculo. Tuve que empujar para lelgar al centro del mismo.

Y en ese momento,mi respuración se detuvo. Podía escuchar mi corazón latiendo a mil por hora.

-¿Alice?










Debajo de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora