Cuando las flores se van, el agua regresa

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-No puede quedarse, está fuera del protocolo- el tono insistente de Dipper  lograba exasperarme, una vez más.

-Ella se va a quedar aquí. Punto-aclaré con voz firme. A Dipper no pareció portarle, por el contrario, me miró con como si estuviera divirtiéndose.

-¿Desde cuándo una novata se da la tarea de darme órdenes? ¿Tengo que recordarte quién es el superior aquí?

-No. Lo que tienes que hacer es cerrar la boca y...

Los gritos provenientes desde el exterior del pasillo interrumpieron nuestra conversación. Todo era información confusa, algunas voces sonaban enojadas, otras desesperadas.

Algo malo estaba pasando.

-De seguro esto tiene que ver con esa chica- afirmó Dipper saliendo de la habitación a paso veloz conmigo detrás.

Recorrimos los extensos pasillos hacia el lugar dónde nacía el sonido.  Un tumulto de gente se aglomeraba fuera de la habitación de...fuera de la habitación de Shay.

-¡May!- la voz familiar de Caspian me llamó. Corrió hacia mi con velocidad, abriéndose paso entre las personas. Estaba sudado, con el rostro pálido y húmedo.

-¿Caspian? ¿Qué pasa?

-Shay no despierta May. No despierta y...

-Lleva así varios días Caspian-le interrumpí-. Y todos lo saben. ¿Por qué tanto alboroto?

-No lo entiendes May. No se mueve, no respira.

-¿Cómo que no respira?- pregunté apresurándome a abrirme paso para entrar a la habitación. Todo estaba en su lugar dentro de ella, todo por completo. Las hermanas de afuera ayudaban llevando toallas o agua, pero, a excepción de ellas, Dipper y...y Alice, no había nadie junto a la cama atendiendo.

Una energía familiar recorría la habitación. Era...extraño.

-¿Qué está pasando?- pregunté acercándome a mi amiga.

Shay estaba dónde siempre, con esa expresión de sueño plácido que la caracterizaba.

-Aléjate de aquí novata- bramó Dipper. -Estamos ocupados. Y llévate a tu amigo.

-No voy a irme, es mi amiga. ¿Qué está sucediendo?  ¿Qué le pasa a Shay?

-No volveré a repetirlo. Vete de aquí o te sacaré a patadas.

Lo ignoré. Acto seguido, me acerqué al lado de Shay con velocidad.

-Shay, Shay-repetí su nombre con voz quedita, intentando obtener alguna reacción de su parte.

Nada.

-Shay, ya tienes que levantarte, no puedea dormir más- repetí con insistencia sin levantar la voz.

Seguía inmóvil, justo igual que en el pasado.  Y, aunque teóricamente seguía en la misma condición que antes, su aspecto era muy diferente: su piel había perdido ese brillo natural que le caracterizaba, y su pecho...su pecho no se elevaba para respirar.

¿Pero qué...?

-¿Shay? -le llamé ahora con más fuerza, sacudiéndola un poco.

Nada.

La desesperación se hizo presente momentáneamente. Algo malo estaba pasando, Shay no estaba respirando.

-No respira- susurré sin poder creérlo. -Dipper, no está respirando.

Su pecho no estaba elevándose.

Llevé mi mano hasta su brazo, después hasta su pecho.

-No late...-dije una vez mas. Todos parecían ignorarme. -¡Dipper su corazón no está latiendo! ¡Haz algo! ¡Dale algo!

Debajo de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora