Útil

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Aaaaaaaaaaa estoy super super supee feliz, alegre, emocionada. 1k en esta novela. Gracias a todas aquellas personas que me apoyan, votan , comentan y siguen leyendo.

Para ustedes con amor. Un abrazo.

MAY POV

-¿A eso le llamas corto? Sigue cortando novata, la maleza no se marchará sola.

Lo odio. Lo odio. Lo odio.

Al día siguiente de la pequeña bromita, se nos asignó a un instructor a cada uno de los grupos de novatos.

Los instructores eran encargados de asignar tareas para lograr un control aún mejor de la magia. Ser un instructor no era un lujo, no. Pero se lo tomaban como tal.

Dipper, ese imbécil nos había pedido cortar la maleza que había crecido por el jardín, y el sabía perfectamente lo que sucedía.

-Sabes lo que haces a la perfección.- le escupí con odio mientras cortaba una pequeña planta verde.  El jardín mayor del colegio era demasiado grande, y el sol no ayudaba demasiado que dijeramos.

El chico solo sonreia, y se acercó con una sonrisa petulante.

-Pues siento decirte que no podemos permitirnos tus pequeños berrinchitos aquí. Viniste a aprender magia, no a destrozar el jardín. Ahora date prisa, el grab roble exige velocidad.

Il grin ribli ixigi vilicidid. Claro claro. Por supuesto. El gran roble esto, el gran roble aquello. Resulta que tener la suerte de see un gran árbol inmenso que "siente" y "habla" te daba razones para ser la mejor excusa de los instructores.

-Pues yo nunca lo he oído decir nada- le bramé- ni siquiera he logrado sentir la "gran energía sobrenatural" que se supone debería manaren abundancia.

¿Por qué había tantas plantas?

-Eso es porque eres una novata. Un alumno avanzado como yo, logra sentielo todo. Y yo que tu dejaría de estar enojada por mas tiempo, la maleza seguirá creciendo y eso solo será mas trabajoso para ti y mas divertido para mi.- Dipper se encontraba sentado cómodamente bajo la sombra de un árbol.

-¿Sabes lo que es divertido?- le dije soltando la pala con la que trabajaba y enfrentándolo. -Es divertido que no he apeendido nada contigo esta semana, cuando ya debería podee controlar cada centímetro cuadrado de este país.

-¿Sabes lo que es aún mas divertido?- contraatacó con una sonrisa.- Lo es el hecho de que jamás llegarás a ser tan buena bruja como te lo propones porque ni siquiera disfrutas el hecho de convivir con el medio al que perteneces. Y será aún más divertido pensar que tu madrina, ¿cómo se llamaba? Ah, María, hubiera estado muy decepcionada de ti...

-¡Cállate!- grité llamando la atención de mis compañeros. Me quité los restos de flores y agua que estaban en mi cara por la furia.-¡Tu no sabes nada!

-Yo solo sé, que puedo hacer que la muerte de tu querida madrina no sea mas que el desperdicio de una vida si decido sacarte a patadas de esta isla. Así que cierra la boca y obede mis órdenes.

Dolor. Dolor. Dolor.

No lo dijo, el no insuuó aquello.

Dolor, dolor, dolor.

¿por qué el dolor en mi pecho sigue creciendo?

-Detente. -Escuché que me decía firmemente. Caí al piso retorcida por la furia, por la incompetencia.

No podía hacer nada. Mi vista estaba nublada, mis puños apretados.

-¡Detente!.- Ahora me gritaba. ¿Quién era el para gritarme?

No puedo parar. No puedo evitar que la sangre hierva de esta manera. No puedo. Es mucho peor de lo que pensaba.

-¡May!-escuché que me gritaba Caspian.-¡May!-dijo ahora sacudiéndome. Levanté la vista y lo encontre de rodillas en el piso, justo enfrente mío.

-Relajate- tomó mis puños en sus manos y los comenzó a abrir lentamente. Mis nudillos se habían tornado blancos, y una mancha negra se desintegraba de apoco en la palama de mi mano. 

Respiré lentamente. La angustia había tomado el lugar de la ira. Miré a mi alrededor y me soprendí al encontrarme sentada en un círculo de maleza gris bastante grande entre el verde prado.

-Y esto muchachos, es por lo que deben aprender a controlar su magia.

¿Ya dije que lo odio?

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ALICE POV

-Bien, llegamos

-Vaya- dije desilusionada al ver  una vieja choza de palo frente a mi.

-¿Qué?

-Esperaba algo mas grande. ¿Seguro que vamos a caber todos ahí dentro? Recuerda que son doce barcas.- le dije a Finn poco convencida.

El me miró sonriente.

¿Por qué no hechas un vistazo a interior?

Lo miré consternada. Me acerqué a la vieja choza y empujé la puerta de madera podrida.

Me preparé para ver centauros, hombres lobo, algo...pero no había nada, nada. Ni siquiera azulejo, era tierra pura.

-Parece poco creíble ¿no?- preguntó Max entrando.

-Aquí no hay nada.

-No juegues Alice. Solo mira esto.

-Max, amor. Aquí no veo nada. ¿Podrían dejar de jugar y llevarme a un hotel?- repuse volteándome hacia él.

La expresión de Max cambió a una preocupada. Me miró directo a los ojos.

-No, no, no.

-¿Qué sucede?- me estaba preocupando.

-¡Finn! ¡Finn! Por favor ven aquí.

Finn entró corriendo por la puerta con el ceño fruncido.

-¿Qué pasa? -preguntó enojado.

-Finn, ella no ve nada. Alice no ve nada Finn. ¿Qué haremos ahora?-preguntó Max caminando de un lado a otro por la cabaña.

-No...Debemos seguir el plan. Podemos hacer algo.

-¿Qué se supone que hagamos? No puedo seguir con esto Finn. Apenas estamos comenzando y ya...

-¡Cállate y sigue el plan Maxon! - Finn sarandeó a Max por los hombros- Por favor cálmate. Tenemos a otra bruja...

-Chicos estoy aquí- les recordé, pero me ignoraron por conpleto.

-¿Pero que pasa si la otra bruja tampoco ve nada? ¡Nos matarán! ¡Es su territorio Finn! ¡Moriremos jóvenes y no podremos hacer nada!

El sonido de una fuerte cachetada irrumpió el aire. Finn había golpeado a Max, y muy fuerte.

-Comportate como un hombre Max. Seguiremos el plan. Le daremos una semana, esfuerzate. Y si no funciona utilizaremos el plan b. No usaremos a la otra bruja hasta que sea completamente necesario.

-Pero...¿la comida, las camas?

-Cazaremos, acamparemos. Podemos hacerlo . Ahora sácala de aquí y sobre todo sigue el plan.

-¿Qué plan? -me atreví a preguntar después de un rato.
Me miraron molestos. ¿Ahora que había echo? Me sentía fatal. Max suspiró y me ayudo a salir llevandome por la espalda.

Antes de salir escuché a Finn susurrar para el. -Y pensar que creímos que sería útil.- Y con ello me rompio el alma, en miles de pedazos.





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