Problemáticos ( I )

¿Te has vuelto loca, tigresa?

Con el paso de las semanas el organismo de Charlotte empezó a cambiar. Exteriormente seguía igual, pero en su cuerpo ya habían diferencias que ella se notaba lentamente. El primer efecto fue el más obvio: ahora podía coger las mancuernas de la sección posterior a la que siempre utilizaba, los músculos respondían bien a la nueva demanda. Como era de esperar, y por primera vez desde que la WWE dio el tiro inicial a la Revolución Femenil, la pelea estelar del próximo PPV sería de un hombre contra una mujer, de manera individual y con reglas limpias. No se podía hacer trampa ni utilizar ningún objeto para ganar, todo se basaba en la habilidad y los reflejos. Rusev se mofó de la situación y no se esmeró demasiado en sus entrenamientos: tenía claro que era el ganador y que el cinturón volvería a relucir con su nombre. Sin embargo, Flair no escatimaba en horas y se forzaba a duplicar las horas de gimnasio que había llevado anteriormente. Como no había ningún viaje ni evento de más, tenía libre albedrío allí y podía pasar el tiempo que quisiera. Pasó de hacer tres dominadas a seis, entrenando día a día y a largos periodos.

Cesaro: Buen entrenamiento, rubia. ¿Te vienes a comer a la cafetería? -dijo el suizo secándose el sudor con su toalla. Su compañera respiró hondo y echó una mirada rápida a su mochila.

Charlotte: No... traigo mi comida desde hace unas semanas. Tengo vetada cada salsa que ponen en la cafetería -dijo riéndose.

Cesaro: Siempre traes lo mismo, ¿no? Va, desconecta un día de esa alimentación. Abusar de lo verde también puede llegar a ser malo.

Charlotte: Gracias por la oferta, de veras. Pero debería irme ya -Cesaro asintió y le tocó el hombro para despedirse. Todos se habían marchado ya a almorzar, eran los últimos. Charlotte fingió prepararse para salir, pero siguió con los ojos el recorrido de Cesaro, y hasta que no le vio marchar, no dejó la mochila en la silla. Volvió a acercarse a la fila de pesas y las cargó con más peso; su cuerpo le seguía pidiendo entrenamiento. Había aumentado considerablemente la fuerza, pero cada logro significaba querer ir un paso más allá.

Al acabar la tanda, notó que los tendones le palpitaban.

Charlotte: Mierda -maldijo en voz baja, tocándose los antebrazos. ¿Acaso se exigía más de la cuenta?

Finalmente rellenó la botella de agua y se puso a correr en la cinta. Apenas le quedaban ya fuerzas, pero debía obligarse a todo aquello si no deseaba quedar en ridículo en su pelea contra Rusev. El simple hecho de imaginarse con él dentro del ring se le hacía lejano y un tanto extraño, pero no tenía por qué sentirse inferior. Además, era más gordo y tenía pocos reflejos. Las luchadoras como Becky y Alexa, al ser tan bajas con respecto a ella, contaban con la facilidad de poder marearla y moverse más deprisa. Ahora era Charlotte quien tenía esa ventaja contra su contrincante.

No aguantó más de media hora. Al parar, cayó rendida al banco sin poder moverse para siquiera estirar, no era capaz. Un fuerte ruido la hizo ponerse alerta y mirar a los lados.

Bayley: Sí, bueno. En realidad es más difícil que todo eso... pero Zayn está asustado siempre. Seguro que tu chica tiene algo que ver -una risita inofensiva brotó de los labios de la hugger, mientras cruzaba el gimnasio de lado a lado. Jugaba a lanzar las llaves del recinto en el aire.

Styles: Es un poco agresiva a veces... pero créeme, tiene buen corazón.

Bayley: En la NXT tenía un poco de buen corazón, ahora... pf. No la trago, lo siento. ¡Mira que yo soy paciente! Pero tiene esa mirada que... que... no sé cómo explic-... ¡¡AH!!

Al girarse para cerrar las puertas se la encontró de frente, con la misma mirada que describía a AJ. Se llevó tal sobresalto que acabó abrazada a él por puro instinto. La más alta los miró fijamente, dejando al final la vista centrada en AJ.