Lo único que puede dañarme

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Amanecer 

Lo mejor de la nueva casa que habían comprado era sin duda las vistas al mar. Fue como Charlotte pasó todo su embarazo, amaneciendo con el ascenso del sol y trasnochando con la luna reflejada en el agua. Le encantaba ver la extensión de la playa, con su arena blanca, sus palmeras y sin nadie cerca. Era una zona extremadamente tranquila.

Charlotte estaba acomodada en el sillón ahí fuera, en la terraza. Mientras en sus brazos descansaba el cuerpo de Marlene, estaba amamantándola. Si fuera por la rubia se pasaría horas y horas alimentando a su hija, era una de las conexiones más asombrosas que la naturaleza le podía dar a una mujer. Acariciaba su cabello con los dedos, relajada, el bebé también la observaba fijamente con sus minúsculos deditos apoyados en su seno.

Styles: Mira qué tetas. Vas a asfixiarla —se rio AJ, entrando y topándose con la gratificante escena. Adoraba verlas juntas. Ser testigo de eso le daba la vida, nunca habría imaginado que Charlotte podía estar tan tranquila, tan mansa, tan alejada de su particular agresividad. Se acercó a las dos y se agachó cerca del rostro de la rubia, tocando su mejilla.

Styles: Dame un beso —pidió, haciéndola desviar la atención de la niña a él. Charlotte sonrió y se acercó a su boca, besándole lentamente. Aquello era droga para él— te quiero.

Charlotte: Te quiero. Gracias por esto.

Styles: Eres tú quien me lo ha dado. Mírala... ¿crees que hay mejor regalo? —Charlotte se quedó mirándola, volviendo a acariciarla. Se estaba quedando dormida, aún colgada a su pezón. Se rio divertida.

Charlotte: No, la verdad es que siempre causo impresión. Hasta dando regalos.

Las nubes se desplazaban delante de ellos, mientras el día transcurría. La tranquilidad por fin había llegado a la vida de la chica Flair. De repente el timbre sonó.

Charlotte: Es mi padre —sonrió, elevando los hombros— viene hoy toda la familia.

Styles: Estupendo —AJ sujetó a la niña mientras Charlotte volvía a vestirse, y juntos entraron al salón.

Antes de abrir la puerta, volvieron a besarse.

Styles: Juntos en esto.

Charlotte: Te lo prometo.

Al abrirse la puerta fue cuando el punto de inflexión se dio fortuitamente en la vida de ambos, aunque ninguno se lo esperara. Un papel revolviéndose entre las manos ancianas de Ric Flair que, junto a su rostro de preocupación, alarmó enseguida a su hija.

Charlotte: Papá, ¿cómo estás? Ya sé que el viaje es largo, pero tampoco es para traer esa cara.

Ric: ¿Podemos hablar un segundo? —miro de reojo a AJ— a solas.

Styles: Si se trata de algo importante creo que tengo derecho a oírlo.

Ric: Tú no te entrometas, en esta casa no eres nada. Ni siquiera estás casado con mi hija.

Styles: ¿Perdona?

Ric: He dicho que quiero hablar de algo importante. Lo que deberías hacer ahora es apartarte de la puerta y dejarnos un momento.

Styles: Pues ahora no pienso moverme, así que ve cogiendo sitio.

Charlotte movía los ojos a cada uno de los hombres según discutían.

Problemáticos ( I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora