Eh, bombón

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Apartamento de Brock Lesnar


La puerta se abrió y frente a ella se cernió la figura más corpulenta y detestable con la que se había encontrado en su vida. No podía decir que le asqueara físicamente: era el prototipo que una mujer dura como ella era capaz de soportar, sin embargo lo que pesaba más en este caso era su horrible interior.

Brock: Increíble, ha funcionado —sonrió. Ni siquiera la miró de más; se hizo a un lado y le dejó paso. Charlotte tuvo que cerrar los ojos momentáneamente y mentalizarse antes de volver a adentrarse en ese domicilio. Ya había ido antes, muchas veces, muchísimas noches, siempre a escondidas de Zayn. Siempre mintiéndole al irse y al volver. Se le hacía raro volver a estar allí.

Charlotte: Bien. ¿Empiezo a desnudarme ya? ¿Quieres aquí, en el salón, en la cocina...?

Brock: Primero quiero que bebas conmigo. Acompáñame.

Charlotte: No me apetece.

Lesnar sonrió, como si cierto sentimiento de nostalgia al escucharla volviera a su cabeza. Se acercó a ella y la miró fijamente. Al acercar la mano a su cuello se inclinó más, buscando su boca.

Brock: Pero a mí sí. Te prepararé una copa. Seguro que te anima más.

Al separarse y darse la vuelta, sintió que algunos objetos caían a la moqueta. Miró hacia atrás y vio cómo se quitaba la ropa rápidamente, desnudándose allí mismo, en mitad del salón. La cazadora, los pantalones, la camiseta. Lanzó el bolso al piso y se encaminó a la habitación, sin mirarle ni una vez. Lesnar dejó lo que iba a hacer y la siguió guiado por una señal de su instinto animal, cogiéndola de la cintura y lanzándola a la cama. La volteó hacia él y se recostó encima, empezando a besarla por el cuello.

Brock: Éste fue el que te pusiste la primera vez... —murmuró apretando uno de sus pechos, tanteando con los dedos el sujetador. Charlotte frunció el ceño al sentirle tan acalorado encima de ella. Lo sujetó de la mandíbula.

Charlotte: Estás enamorado.

Brock: No te hagas ilusiones con eso.

Charlotte: Pero lo estás. ¿Crees que no noto eso en un hombre?

Brock: Tú qué vas a notar... anda, cierra la boca.

Charlotte: Necesito que me escuches, por favor. No puedo hacer esto, tengo una familia que me espera... sé que puedes entenderme. No tienes por qué obligarme.

Brock: Yo no te obligo a hacer esto, has venido por querer estar con tu mocosa. Haber sido más precavida y esto no te habría pasado.

Charlotte: Por favor...

Brock se rio y acabó por girarla boca abajo, controlándola con las piernas. Las habilidades adquiridas en la UFC superaban las de la mujer, hasta el punto de no poder -ni saber- cómo salir de su agarre. Charlotte empezó a removerse inquieta, pero la tenía fuertemente retenida contra la cama. Iba a continuar desnudándola, cuando la oyó llorar otra vez.

Brock: No hagas eso, maldita asquerosa. No llores.

Trató de reprimirse, pero no podía. La mano femenina agarró con fuerza las sábanas, preparada para lo que venía. Pero Lesnar pareció apiadarse y se levantó del colchón, mirándola enfadado.

Brock: Sólo eso podría amargarme un polvo contigo. Fuera de aquí.

Charlotte no se movió de la cama, hundiendo la cara entre las sábanas. De repente notó la enorme mano de Lesnar girándola de la cintura y tiró de su pelo, haciéndola quejarse más alto.

Problemáticos ( I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora