Somos Vencedores

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Jehová, no me reprendas en tu enojo,Ni me castigues con tu ira. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo;Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy turbada;Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;Sálvame por tu misericordia. Porque en la muerte no hay memoria de ti;En el Seol, ¿quién te alabará? Me he consumido a fuerza de gemir;Todas las noches inundo de llanto mi lecho,Riego mi cama con mis lágrimas. Mis ojos están gastados de sufrir;Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores. Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro. Jehová ha oído mi ruego;Ha recibido Jehová mi oración. Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;Se volverán y serán avergonzados de repente.
Salmos 6:1-10

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:31-39

Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1 Juan 1:4-10











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