Capítulo 3: "Tradición"

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Me levanté y por un pasillo me dirigí hacia donde creo está la cocina, abro la puerta pero es el baño.
Sigo abriendo puertas hasta que encuentro la cocina.
-Hola...
-Hola Lei, ¿Cómo te encuentras?-pregunta Mel preocupada
-Con un mapa...-veo que no toman bien el chiste y me pongo seria.-Bien, sólo un poco perdida.
-Hola, soy Natasha.-dice la chica que no conozco, su voz es muy suave y casi inaudible.
-Mucho gusto, soy Leilani, pero dime Lei o Lani no me gusta mi nombre completo.
-¡Vamos a tomar un helado!-propone Mel.-Es una tradición, los nuevos del barrio deben regalarle un helado o lo que sea a sus primeros amigos, o en este caso, amigas.-cuando Al y Natasha voltean le hago señas como si alargara mi nariz y modulo la palabra "MENTIROSA".
-Pónganse las camperas o lo que necesiten.-responde Al.
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Una vez en la heladería cada uno pide un helado y Mel se pide el helado mas grande y caro, mientras que yo sólo pido uno de un sola bocha por la culpa.
Al paga la mitad y Nat la otra, luego nos vamos a sentar en una mesa afuera.
-Y... ¿A qué escuela irán?-pregunto para romper un poco el hielo.
-No tenemos idea.-dijeron los dos a la vez.
-¿¡No organizaron NADA antes de mudase!?-pregunta, más bien grita, Mel.
-La verdad es que no...-dice la rubia.
-Fue una mudanza de emergencia.-termina la frase de su hermana.
-¿Por qué?¿Pasó algo malo?-les pregunto.
-Tengo una pregunta más inteligente que esa. ¿Acaso siempre terminan sus oraciones?
-Mel, deja de decir estupideces que quiero saber por qué se mudaron... A propósito, ¿De dónde vienen?
-Inglaterra...
-¿Inglaterra?¿Cómo hablan español tan fluido?
-Sip. Muchos años de estudio. -asegura riendo Nat.
-Entonces... ¿Por qué vinieron? Allá las cosas no están tan mal.
-No, claro que no. Pero nosotros...
-¡Natasha!-le murmura Al con voz severa.
-Si, emm, mejor vamos yendo.-dice Mel.
Volvemos entre risas y diálogos, todo empezó porque me choque con un poste de luz.
-¡Vengan a mi casa que hay pizzas para cenar!-propone Mel.
-Yo... ¡Mi madre me espera a las siete! Nos vemos, un placer conocerlos chicos.
Miro el reloj de mi muñeca y son las 18:56.
Salgo corriendo como alma que lleva el diablo.
Llego a la puerta de mi casa y abro con las llaves que tengo en el bolsillo.
-Hola ma.-la voy a saludar.
-¡Por dios!¿Por qué estas toda transpirada?
-Me pediste que vulva a siete.
-Sí, pero simplemente porque se hace de noche y no quería que te suceda nada...-me siento tan idiota...-Ve a bañarte.
Cuando salgo de la ducha voy a mi habitación.
-¡Mamá!
-¿Qué?
-¿Dónde está mi pijama?
-No sé, tú te lo llevaste a la casa de Melissa.
-Tienes razón.-me coloco una remera cualquiera y un viejo short blanco con flores turquesas.
-¿Qué vamos a comer?
-Estiércol de caballo.-gritan desde la planta baja.
¡Paren el mundo! Reconocería esa voz en cualquier lado.
Salgo de mi habitación esperando que no sea quien creo que es, aunque lamentablemente no me equivoco.
-Hey, hola marmota.-grita mi hermano desde la puerta.
Bueno, él es mi otro hermano pero es dos años mayor y como es un súper cerebrito fue a un campus donde desde los 17 pueden comenzar a conocer la profesión que elijan y casi nunca viene a visitarnos.
-¿Cómo andas?
-Bien, ocupado con el trabajo.
-¡Vamos a comer!
Los cuatro nos sentamos en la mesa y hablamos mientras comemos.
-¿En qué estás trabajando?-le pregunto.
-Nada muy importante, estoy estudiado medicina.
-Oh dios, ¡acabo de tener una visión!-cierro los ojos y coloco mis manos sobre ellos, como si viera una película de horror.-Tanta gente inocente muriendo por diagnósticos mal realizados...
-¡No seas mala, hija! Seguro que tu hermano se está esforzando muchísimo. O eso esperamos...-le manda una mirada asesina.
-Claro que sí.-dice como un niño de cinco años metiéndose en la boca un tenedor de spaghettis.
Y así continuamos hablando durante un par de horas luego de terminar de comer.
-Bueno, me encanta verte y todo pero tengo mucho sueño y me voy a dormir.
-¡Que sueñes con tus incomprendidos libros!
-Seguro que lo haré, además, tú también lees.
-No olvides que tienes otro hermano que está durmiendo.-me recuerda mi mamá.
Ahora si, me voy a acostar en silencio para no despertar al pequeño.
Cómo mi hermano está hablando con mi madre voy a aprovechar para poder leer sin levantar sospechas. Me escondo debajo de las frazadas, enciendo una pequeña linterna (regalo muy útil de Melissa) y agarro el libro de "Harry Potter y las reliquias de la muerte."
-Always...-susurro; pero por culpa de los mocos, las lágrimas y no haber hablado durante un tiempo me sale la voz ronca, generando que se escuche en toda la casa acompañado de un sonido raro que salió de mi garganta.
Aparece mi hermano en la puerta de mi habitación, genial, ahora le dirá a mi madre.
-No pasa nada.-le dice-Sólo debe de ser una pesadilla.-se acerca a mi cama y se arrodilla.-Me debes una.
-¡Sí, claro!-ironizo.
-Aún le pudo decir a mamá que estabas leyendo.
-Está bien, está bien. Te debo una.
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Les presento a Alain:

Les presento a Alain:

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Y a Natasha:

Y a Natasha:

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