Capítulo 34: "Castigo con Dolores."

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Me encuentro a James en la puerta del despacho de Cara de Sapo e ingresamos juntos.
-Tomen asiento, por favor.- le hacemos caso y nos acomodamos en dos mesas paralelas.
-¿Gustan té?
-Basta de modales, denos esas malditas plumas de una vez y díganos que anotar.-murmura James, aunque se escucha como si lo hubiese gritado.
-Señor Corn, anote: no debo saltarme las clases ni insultar a mis superiores. Y señorita Moon quiero verla escribiendo: no debo saltarme las clases de ninguna manera.-la miro con una sonrisa lo más falsa que puedo mostrándole todos mis dientes a esa asquerosa bruja de cuarta. 
Siento el impulso de preguntar que tiene en su podrida mente, no digo nada... pero hago algo incluso mas peligroso. "¡Legeremens!"
"-¡Dolores!¡Dolores! Ven aquí en este instante.-gritaba una mujer desde alguna parte de la casa. Tiene el cabello oscuro y peligrosos ojos cafés.
-¿Si, madre?
-¿Desde cuando una señorita no tiene una postura erguida?
-Yo...yo...en ningún momento tuve mala postura, y eso gracias a ti.
-¡Mientes!-agarra a la pequeña castaña del cuello del vestido rosa chillón y la encierra en su habitación.-¡Agrega esto a la hoja! Mi postura debe ser perfecta... y no debo decir mentiras.
La mano de la niña comienza a moverse creando una prolija y curva letra sobre el amarillento pergamino, mientras que en la otra mano se le marcaban esas palabras que su madre tantas veces repitió..." 
La cara de la profesora lo dice todo, pero espero que no salga nada por su boca.
-Ni urgar en la mente de los profesores...además, le anticipo que le restaré 200 puntos a Gryffindor.
-¡Por favor NO!.-debo dejar de pretender tantas cosas con la suerte que tengo.
Me esmero en hacer una muy, muy pequeña letra para que nadie pueda leerlo. Luego de escribirlo muchas veces comienzo a sentir mi mano adolorida. Lo soporto hasta que me quedan solo unos dos centímetros para terminar el pergamino, observo mi mano y esta toda colorda e hinchada alrededor de los tajos. La masajeo para calmar el dolor: mala idea. 
-¡AY!Maldita bruja de pacotilla...-susurro con lágrimas en los ojos-Maldito Ministerio, maldito Fudge, maldita Cara de Sapo..
-¿Qué dijo señorita Moon?
-Absolutamente...nada.
Termino de escribir el pergamino y salgo del despacho cerrando la puerta con una increíble fuerza bruta, lo que avisa a James que ya salí.
Voy corriendo a mi habitación para buscar los útiles de Herbología y Hermione me detiene en el camino.
-¿Por qué lloras?
-No zoro...-digo enjuagándome las lágrimas con la túnica y secando mis mocos con la manga mientras Herms me abraza.
-No te hagas la fuerte...ahora toda la sala común está enterada por el sonido de tus mocos.-sonrío levemente.
-Gracia po la azuda eh-y me vuelvo a sonar la mucosidad pero mi amiga castaña retiene mi brazo mientras me extiende un pañuelo de papel con cara de asco.
-Es mejor que tu túnica...¿Cierto?
-Definitivamente.-me vuelvo lavar los ojos y me dispongo a contarle lo que ocurrió.
-¡Esa maldita! Reclama lo que hace. ¡Cuéntaselo a McGonagall! Y no hagas lo que Harry.
-Vamos a clase.-evado el tema.

Anoche Hermione estuvo muchísimo tiempo intentando de convencerme de que hable con algún profesor acerca los castigos de Umbridge. Hoy a la mañana decidí despertar más temprano y así llegar a clases a tiempo. Cuando bajé al Gran Comedor estaban todos alborotados debido a la fuga en masa de Azkaban, y como siempre, el Ministerio hallaba culpable a Sirius Black.

-Piensen en el recuerdo más feliz que tengan, llénense de él. ¡Sigue intentando Seamus!-Harry estaba enseñándonos en el ED a hacer el encantamiento Patronus para alejar a los dementores.
Yo estoy junto a Hermione, a ella le salió una nutria. A mí aún no me sale nada.
-Expecto Patronus.-apenas un polvito plateado sale de mi varita, un polvo que no auyentaría ni a una mosca.  
-Lani, piensa en el recuerdo más feliz que tengas.-pienso que ahora mismo estoy viviendo uno de los mejores momentos de mi vida, pero debe ser un recuerdo... de la nada aparece en mi mente el momento en que recibí mi primer beso. No que luego de eso James y yo dejamos de hablarnos, sino en ese momento de plenitud y alegría; luego pienso en el momento que ví por primera vez el gran comedor con todos los magos creo que son un par de los recuerdos mas felices que tengo. Cierro los ojos para visualizar mejor todo...
-¡EXPECTO PATRONUS!-un enorme dragón que escupe llamas sale de la punta de mi varita, envolviéndome y recorriendo todo el salón de Menesteres.
-¡Genial Leilani!-las luces tiemblan, y se apagan.
-Todos escondanse, ¡RÁPIDO!¡Salgan todos de aquí!-les comienzo a gritar para que la cara de Sapo no los vea.
La pared se agrieta dejando un pequeño agujero por el cual todos se asoman.
Agarro a Dennis Creevy por el cuello de la camisa, lo saco de allí y lo cubro con mi cuerpo para que nada lo golpee, y en lugar de pegarle a él un bloque de concreto me golpea muy fuerte en la cabeza cuando Umbridge se encarga de explotar la pared en mil pedazos. Veo todo borroso y luego siento las cosas desde la lejanía pero igualmente intento actuar de una manera razonable.
-Quedate aquí escondido. No te pasará nada si no dejas que te agarren.-le susurro y lo dejo entre unos escombros, no veo nada, está todo negro.
Él asiente repetidas veces y no se mueve.
-¡Atrapenlos!-les ordena Umbridge. Draco llega corriendo hasta mí y me agarra de los antebrazos.
-¿Te encuentras bien?-asiento mirando hacia donde supongo que está su cara, ahora mismo veo todo blanco-Ven.
Me levanta y sostiene desde la espalda tratando de que no trastabille debido a los mareos.
-¿Qué tiene esta chusma? Parece un poco bastante ida. ¿No creen?-pregunta burlándose Parkinson.
-Un bloque de cemento le acomodó un poco las ideas...-las manos de Draco temblaron, aunque fácilmente lo disimuló acomodándose el pelo.
-Poppy...llévame...Poppy...Malfoy...-todo da vueltas, siento que los oídos me zumban.
-¿Moon?¿Qué hace fuera de la sala común?¿Creí que usted había escuchado lo que le dije luego del castigo?
-No. Emm...ni, si, yo no...puedo...escuchar....- siento que absolutamente todo se apaga.
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-Mhm.-estoy temblando del frío acostada con la cabeza y los pies colgando de lado a lado de un sillón de una sola plaza. De inmediato reconozco este frío lugar, rosa, y con muchos retratos de gatos en toda la habitación.
-Señorita... No sé que más hacer... Su conducta, estoy indignada. Y como no lo debes saber, soy la nueva directora de Hogwarts.
-¿QUÉ? NO. ¡ESTA ESCUELA TIENE UN SÓLO DIRECTOR, Y SU NOMBRE ES ALBUS, ALBUS DUMBLEDORE!
-Acompañeme, la llevaré con sus amigos. Ellos están castigados, usted ya bien conoce cuáles son las consecuencias ante un comportamiento inaceptable, sólo que usted debe escribir algunas líneas más que los demás.
-Bien... ¿Ya se les borraron las cicatrices a usted?-le pregunto con veneno y me lanza una mirada asesina.
Tomo asiento frente a Luna y comienzo a escribir, ya no me importa si se ve o no, quiero hacer esto rápido.
"No debo meterme en los pensamientos de mis "superiores"", "Debo sentarme derecha", "No debo conspirar contra la "directora"...
-Mierda...-susurro masajeando las letras en la parte superior de mi mano.
"No debo estar fuera de clases en horario de estas", "debo mantenerme a una distancia mínima de 20 cm de los chicos".
Cuando salgo del aula, ya todos desaparecieron excepto Ginny.

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