Capítulo 26:"Descubriendo a McGonagall"

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Ya pasaron algunas semanas desde que nos encontramos con Frienze y desde la clase de adivinación, el castigo de Snape se basó en fregar a lo muggle cada uno de los malditos calderos hasta que "reluzcan" (lo que es imposible porque están todos oxidados) y ordenar los setecientos treinta y ocho libros en orden alfabético, ahora mismo envidio su biblioteca.
Actualmente estoy con Ornella esperando a Herms para ir a los jardines de la escuela. Desde que la niña volvió a Hogwarts no me separo casi nunca de ella y la vigilamos para que no se la vuelvan a llevar.
-¡Aquí estoy!
A mitad de recorrido alguien me toma de la muñeca y me aleja de las chicas, yo asustada le pego una patada a la persona que está detrás mío.
Ups, me acerqué a mis amigas y les dije que volvería en menos de lo que canta un gallo. Asienten y se alejan.
Vuelvo con el pobre chico que se está levantando del suelo.
-Lo siento Malfoy.-últimamente nos estamos llevando muy bien...Sin tener en cuenta que me lanzó un Cruciatus.
-No hay problema, desde lo de la mansión me parece comprensible.-dice riendo. Nos miramos por unos segundos, este es uno de esos típicos momentos de incomodidad en que no tienes idea de que decir.-Y...bueno, lamento mucho que Yaxley se haya quedado con tu varita, ten esta mientras que recupere la tuya.
-¡Gracias Draco!-digo saltando en un arrebato de emoción y lo abrazo, al darme cuenta de lo que estoy haciendo me separo de él muerta de vergüenza.-Perdón.
-No importa. ¿Me dijiste Draco en vez de Malfoy?
-¿Y de quién era la varita?-le pregunto cambiando de tema.
-Era de una bruja que está encerrada en la mansión, generalmente voy a hablar con ella cuando necesito algún consejo o siento que nadie me apoya. Le comenté lo que pasó con tu varita y que pudimos salvar a una prisionera, por lo tanto, ella quizás tuviese una oportunidad, pero aseguró que no tenía chances y que de todas maneras pronto moriría. Entonces me dio la varita que mantenía guardada. Pero tranquila, ya no le pertenece, se la quité en un duelo.-lo miro incrédula. ¿Cómo puede ser capaz de enfrentar a alguien en esas condiciones? Al ver mi cara agrega rápidamente-Ella insistió.
-Gracias. Te debo unas cuantas, nos vemos. Oh, además, si sientes que nadie te apoya, recuerda que cuando quieras te puedo ayudar; es lo menos que puedo hacer.-me alejo de allí antes de que diga algo y corro hasta mis amigas, quienes curiosamente están mucho mas cerca de lo que deberían, que chusmas.
Seguimos a Hermione hasta los jardines.
Cuando llegamos nos sentamos en un banco, ya que el piso está comenzando a cubrirse con nieve. Cada una saca sus libros de estudio y los abrimos.
-¿Ustedes que van a hacer para las vacaciones?
-¿Y tú Lani?
-Pregunté primero, Herms.
-Iré a... mi casa.
-Oh, nosotras volveremos a la casa de nuestro tío. ¿Las puedo usar de muñecos de practica? Perdí mi varita y encontré una, el problema es que no sé si coincide conmigo.-les pido cruzando los dedos. Ellas se miran con horror y responden a la vez.
-NO.
-¡Vamos! No las voy a lastimar...espero. Bien.-les digo mientras me paro en el suelo de un salto, pero piso un hielo y me caigo.
Me reincorporo con la poca dignidad que me queda y veo a las dos burlándose de mí, definitivamente son amigas de verdad.
-Tengo una mejor idea, súbanse ambas al banco en caso de que algo salga mal.-me miran confundidas pero me hacen caso: si yo digo que algo puede salir mal, obviamente va a salir mal.
Apunto a la nieve.
-Serpensortia.-el hechizo funciona correctamente y sale una serpiente desde la punta de mi varita. El problema es que ahora no recuerdo cuál era el hechizo para desaparecerla, lo peor, es que el estúpido reptil que YO creé viene hacia mí con la intención de atacarme. Comienzo a correr como si no hubiera mañana, miro hacia atrás alejándome de mis amigas quienes me gritan que sea más rápida pero la serpiente parece no cansarse mucho que digamos.
Veo a la distancia al profesor Flitwick con la profesora McGonagall discutiendo. Imprimo todas mis fueras en un último tramo de carrera hasta ellos.
-¡Profesora!¡Profesora!¡Ayuda!-ella me mira con horror.
-Vipera Evanesca.-exclama la profesora-Señorita Moon, ¿se encuentra usted bien?
-Creo-jadeo del cansancio-Ehh, sí. Estoy bien, gracias por la ayud...
-La veo en mi despacho a las tres de la tarde.
Asiento y me voy extrañada.
-¿Qué te dijo?
-Que debía ir a su despacho a las tres de la tarde.
-Te metiste en problemas...
-Sí, lo sé Herms.
-¿Vamos a arreglar las valijas?
-Bueno.
Nos alejamos de aquel lugar y ya una vez en mi habitación utilizo el hechizo "babuelo", aún no puedo creer lo útil que es armar una valija sin necesitar moverte. Bajo a la sala común donde hay unas cuantas personas, busco dos cabezas naranjas y las veo en medio del tumulto, supongo que vendiendo sus ilegales caramelos saltaclases.
-¡Hola chicos!
-¡Lani! Hola. Dicen que ya te metiste en problemas con la profesora McGonagall.
-¿Es así?-dice George terminando la oración de su hermano.
-Sí... Que rápidos son los chismes aquí.
-Culpa de las hermanas Patil que se lo dijeron a Lavander, que se lo dijo a Seamus, que le dijo a Lee, que nos dijo a nosotros.
-Como les decía. Sólo quería probar mi nueva varita, y el primer hechizo que se me vino a la mente fue Serpensortia, pero cuando quise hacerla desaparecer no recordaba cómo. Fin de la historia.-observo el reloj de la sala común.-Llego tarde, nos vemos en el tren chicos.
Salgo corriendo hasta el despacho de la profesora y golpeo su puerta.
-Pase-escucho su voz arrugada a través de la puerta de madera. Ingreso a paso lento y seguro mientras ella guarda una foto en su escritorio.
-Siempre tarde como su tío.-dice intentando ocultar una sonrisa.-Siéntese, por favor.
-¿Usted recuerda a mi tío?
-Claro que sí. No tiene idea de la cantidad de veces que tuve que castigarlo.-en cuanto pronuncia esas palabras recuerdo la historia del Lago Negro.-Pero no nos desviemos del tema central por el que la cité: ¿Qué hacía usted conjurando un hechizo sin saber cuál utilizar para contrarrestar los resultados?
-De hecho, yo conozco el contrahechizo, pero lo olvidé en el momento.
-Que no vuelva a suceder, de lo contrario me veré obligada a proporcionarle un castigo por poner en riesgo su seguridad y la de otros alumnos.
-Entendido. Profesora...-digo bajando un poco el tono de voz-sé que esto puede sonar un poco desubicado, pero ¿Me podría contar cómo era mi madre en la escuela? Ya que supongo que usted fue su profesora y todo eso. Ella nunca me habló acerca del mundo mágico.
-Era muy aplicada en casi todas sus materias. Si mal no recuerdo odiaba Artimancia y Herbología. Era estudiosa y una alumna con buenas calificaciones. El único problema era que en su familia la maltrataban y le obligaban hacer cosas horribles.
-¿Cómo cuáles?
-La obligaban a... matar impuros, por ejemplo.
-¿Y cómo sabe eso usted?
-Yo era su confidente... Si, digamosle así.
-Nos vemos después de navidad, profesora.-digo levantándome del asiento. Mi madre era una Mortifaga... Seguía a Lord Voldemort, eso no es posible.
-Claro que sí. Mándale saludos a tu madre.
-Ella, ella...-se me hace un nudo en la garganta pero me lo trago y retengo las lágrimas.-Ella falleció, a mediados del año pasado.-y dejo que mis lágrimas salgan, liberando la picazón de mis ojos. Luego, al cerrar los ojos, sorprendentemente me encuentro siendo abrazada por la profesora McGonagall, la más exigente que he conocido. Siento un golpecito en la cabeza, levanto la mirada y la mujer a la que nunca vi capaz de desmoronarse, está llorando a mi lado, por un dolor compartido.
Al parecer mi madre dejó marcas en las personas, pero no aquellas que lastiman, sino las que quedan como una anécdota graciosa, como las risas que contagian y sueñan.
Luego de unos minutos abrazadas, me acaricia el cabello de manera maternal.
-Leilani, debes volver a casa... Nos vemos.
La saludo secándome las lágrimas. Antes de ir al tren voy al baño de chicas y me lavo la cara, vuelvo a la sala común para buscar mis maletas.

-¡Chicos! Esperen.
-¡Hola Lani!
-¿Me puedo sentar con ustedes? No encuentro a los gemelos.
-Claro.
Ingreso al compartimiento y me acomodo junto a la ventana, al lado de Harry.
-¿A dónde pasarás las vacaciones Ron?-le pregunto para sacar algún tema de conversación.
-En la madriguera, cuando tu quieras venir estás invitada. ¿Y tú?
-En mi casa, es decir, en la de mi tío.
-¿Vives con tu tío?-me pregunta Harry.
-Sí.
-¿Quieren comprar algo niños?-es la señora del carrito.
-Claro, deme una rana de chocolate.-se la entrega a Harry y él paga.
-¿Algo más?
-Sí, deme una a mí también...mejor deme cuatro y dos varitas de regaliz.
-Aquí tienes.-le entrego las monedas y abro la caja. Sostengo la rana por un tiempo para que no se escape y luego la como.
-¿Quién te tocó Lani?-pregunta Ron.
-Mmm.-observo el reverso del cromo para leer el nombre.-Salazar Slytherin.
-Mh... Slytherin... Cada vez los odio cada vez más.
-Ten.-le entrego una rana y se la come gustoso.
-Me tocó Dumbledore, otra vez.
Pasamos todo el viaje hablando y riendo, lo primero que quiero hacer cuando llegue a casa es hablar con mi hermano.
-Ya vengo chicos.
-Claro.
Salgo del vagón en busca de Ornella y Matt para definir un punto de encuentro en la estación.
Toco un vidrio del compartimiento en que se encuentra Orne con dos chicas y dos chicos, uno de ellos mayor que el resto.
-¡Hola Lani!-me invita a pasar y lo hago.-Ellos son mis amigos. Dennis y Collin Creevey-se presentan los dos chicos rubios, uno debe de tener aproximadamente catorce años y el otro entre once y trece.
-Mandy Crowl.-me saluda una de las chicas. Ella tiene cabello violeta, ojos tan negros como el carbón mismo, es alta, y su piel es trigueña, tiene cierto aire de misterio.-Estoy en primer año, Ravenclaw.
-Yo soy Debby White.-me estrecha la mano enérgicamente una niña rubia de ojos azules, piel sorprendentemente blanca, su cabello cae liso hasta sus hombros y es más bien de estatura baja.-Soy de Slytherin, tercero.
-Gusto en conocerlos, nos vemos luego.
Llamo a Ornella para que salga por un segundo.
-Te iba a pedir que en cuanto bajes del tren te quedes al lado de la columna 9¾ para encontrarnos rápido.
-Entendido, ¿algo más?
-Diviértete.
-Claro.
Me alejo a pasos tranquilos con la cabeza agacha tarareando una canción sin letra, pensando en lo genial que se volvió mi vida hasta que de repente algo bloquea mi camino... Pansy Parkinson, Crabbe y Blaise.
-Mhh, bonita trenza...-me amenaza la pelinegra acercando su mano a mi cabello.
-Ni se te ocurra.-retira la goma de cabello, y de paso arranca un par de mechones.-Tú te lo buscaste.-agarro su mano como hice con James algunas veces, pero no la tiro al piso, sino que la hago quedar a espaldas mío, y le susurro en el oído aplicando fuerza a la llave que le estoy realizando. Todo esto me lo enseñó mi padre cuando era una inocente niña de cinco añitos, la misma edad tenía cuando aprendí a trepar árboles.
-No...te...vuelvas... a meter...conmigo.-la suelto pero no se da por rendida, saca su varita y yo la imito. 
-¿Esa no es la varita que Draco llevaba en su bolsillo y que nadie podía tocar?-pregunta Blaise levantando una ceja.
-Posiblemente.-Parkinson baja la varita pasmada al escuchar mi respuesta y me doy vuelta para ir a buscar a mi hermano.
-¡Flipendo!-escucho el grito, pero algo detiene el hechizo.
-¡Impedimenta!-volteo para ver quien fue.-¿Cuántas veces te dije Pansy... que sólo yo me meto con ella?-comenta fríamente Malfoy, aprovecho ese momento para entrar en el compartimiento que se encuentra al lado mío.
-¿Qué tal?-les digo a los chicos que estaban allí sentados, aún no se habían cambiado las túnicas, por eso pude advertir que eran de Ravenclaw.
-¿Bien?-me responden a dúo extrañados.
-Me presento, soy Leilani Moon. Quinto año.-me presento. Le doy una rápida mirada al pasillo, no creo que se queden mucho  tiempo parados en medio de él.
-Mucho gusto...
-¡Nos vemos!-Les digo saliendo por la puerta ya que no hay moros en la costa y continuo con mi búsqueda hasta que finalmente encuentro a Matt en el mismo compartimento que Lee, y los gemelos.
-¡Hola Lani!
-Hola Fred.
-¿Estuviste llorando?-pregunta George escandalizado.
-No.
-Parecería que...-lo miro advirtiéndole que se calle.-¡Parecería que acabas de pelar una cebolla!
Todos se ríen de la idiotez que dijo, no le encuentro la gracia pero bueno... Le repito a Matt lo que le dije a Ornella anteriormente.
-¡Quédate aquí con nosotros! Por favor.
-No puedo. Hermione, Harry y Ron me esperan. ¡Nos vemos!
Vuelvo a mi compartimiento, afortunadamente, sin ningún otro drama innecesario.


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