Eva V

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Me quedo en la misma posición, Eugenia me mira con una expresión confundida y la otra mujer me mira divertida desde la puerta. Muero de vergüenza y creo que mis mejillas me delatan, me pongo roja desde la barbilla hasta mi frente, me quedo unos segundos más hasta que decido ponerme en pie y caminar erguida mente hasta la habitación.

Cierro la puerta detrás de mi y me visto en cortos segundos ¿por qué justo tenía que suceder esto cuando decido ser sensual? ¿y quién es esa mujer? Me muerdo un par de uñas y siento como alguien abre la puerta. Eugenia me mira con una sonrisa, me abraza contra ella y me da un dulce beso.

-Hola cariño- quita uno de los cabellos de mi rostro y lo arrastra hacia mi oreja.

-yo..lo siento

-No te preocupes linda- ríe- hubiera sido fantástico sin Sivila aquí.

-¿La mujer que te acompaña es Sivila?

Asiente, se separa de mi.

-Una antigua amiga, creo que debí habértelo dicho antes amor, se quedará unos días aquí ya que está de visita por la cuidad.

Mi cara de fastidio la elimino cuando me da otro beso.

-Solo serán unos días- me vuelve a besar-¿vale?

Asiento, toma mi mano y me arrastra hacia la sala. Sivila está en la cocina sirviéndose agua.

-Sivila, ella es Eva- la mujer levanta su mirada y me analiza de pies a cabeza antes de decir un cálido hola.

-Así que tu eres Eva eh, Eugenia no para de hablar de ti- ríe y le guiña un ojo- eres muy bonita la verdad.

Me sonrojo y le doy un tímido gracias, la tarde avanza y Sivila me llena de preguntas; de donde soy, como conocí a Eugenia, que es lo que me gusta hacer, cuando ya termina me siento mareada de tanto interrogatorio.

-Y tú Sivila?

-Tengo treinta y ocho años, una niña de cuatro y vivimos a varios kilómetros de aquí, vengo principalmente a dejar los papeles de divorcio de mi ex esposo.

-ah vale, disculpa por la pregunta.

-No importa querida- me sonríe- eso ya es tiempo pasado.

Cenamos barbacoa y ensaladas, Eugenia no se molesta en expresarme cariño, a lo que Sivila solo sonríe cuando ella me abraza o me da tiernos besos en el cuello.

-Ya es tarde Eugenia, debería irme...

-Amor aún no te vayas, habíamos quedado en que dormirías aquí ¿sí?

Asiento, me quedaría pero sé que si Eugenia y yo estamos en la misma cama Sivila oiría cosas indebidas. Eugenia entiende mi expresión y asiente.

-Tranquila Eva, Sivila dormirá en la otra habitación, y tampoco es que le importe mucho lo que hagamos o no ¿cierto?

Sivila solo asintió sin prestarnos atención, veía la televisión ensimismada. De todas maneras me encogí, definitivamente no arruinaría mi imagen a Sivila, hoy no haríamos el amor.

Me cambié y puesto que no traía pijama me puse una camisa apretada sin nada debajo y mis bragas negras, la camisa cubría hasta la mitad de mi trasero. Eugenia me echó un vistazo al salir del cuarto de baño, sus ojos me seguían de un lado a otro con esa expresión de deseo, hoy sería una noche difícil.

Me despedí de Sivila con un beso en su mejilla y le dí las buenas noches, ella me abrazó cálidamente y me devolvió el beso.

-Que duermas bien querida- le hice un gesto con la mano. Eugenia no tardó en seguirme y cerró la puerta tras de si. Me hice la indiferente a esa mirada que recorría cada parte de mi cuerpo, me sentía deseada y poderosa, pero no iba a ceder a nada esta noche.

Enamorada de mi alumnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora