Septiembre

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No tuve tiempo para reaccionar, solo en mi mente estaba Eva, su seguridad sobre todo. ¿Pero cómo podían? ¿Cómo no se había dado cuenta? Marcos le había dado un informe entero de la policía, un informe de ella, con fotografías que en ningún momento se dio cuenta que habían sacado. Le dijo un leve gracias y salió de allí hecha un torbellino, ahora tendría que ir a clases. Manejó en un silencio absoluto ¿Cómo todo esto había llegado tan lejos?

Dejó el documento oculto en el coche, lo revisaría más tarde y si era posible con Eva.. No, Eva no podía saber nada, la derrumbaría e intentaría intervenir, por más que le quisiese este asunto estaba más allá de las manos de amabas. Por la falta de sueño y la fatiga decidí dar clases con actividades, estaba ensimismada en mis pensamientos ¿Qué hacer? ¿huir? ¿quedarme? No había dado cuenta de la presencia de Eva hasta varios segundos después.

-Profesora, aquí está la actividad- Eva tenía en sus ojos la sombra de la duda, sabía que su estado no había pasado desapercibido para ella, así que en el lento lapso de tiempo en que revisaba su hoja susurró: te encuentras bien?

-Luego hablamos de esto- y le entregó la hoja sin mirarle, no podía hacerlo, vería en su mirada la verdad, era preferible que creyera que estaba enojada con ella, cosa que funcionó, Eva se había ido tan rápido como llegó.

-Maldita sea-susurró. El día pasó lento, para maldición mía tenía una reunión a final de clases, dio la torpe excusa de que tenía un cita con el médico. Salió disparada hacia su coche, desde atrás una sombra delgada apreció ante sus ojos.

-¿Eva?- no esperaba encontrársela, de hecho deseaba no encontrársela.

-¿Qué te sucede Eugenia?- le miraba de brazos cruzados- me has evitado todo el día, sé que te sucede algo.

-No pasa nada Eva, he estado pendiente de otras cosas-intentó sonreírle-disculpa si te he evitado amor.

-Dime que te sucede Eugenia- se acercó- tienes esa mirada de preocupación y cansancio, me mata verte así.

-Es solo...-dudó ¿debería decirle?- he estado con estrés por culpa del nuevo director, me tienes con mucho trabajo.

Eva le abrazó sin creérselo mucho, Eugenia agradeció el gesto y no dudó en juntar sus labios en un apasionado beso que ansiaba. De algún modo Eva apagaba ese miedo creciente que se alojaba en su pecho, le tranquilizaba hasta la última partícula de su cuerpo.

-Te llevaré a casa-le cogió de un brazo y le abrió la puerta del copiloto- Eva con los labios rojos luego de besarle, definitivamente nunca olvidaría estos momentos.

El camino fue en silencio, de vez en cuando le echaba un vistazo a Eva, pero ella iba mirando al paisaje en una actitud pensante. Cuando llegaron Eugenia la trajo hacia sí.

-Te amo mi Eva- le besó dulcemente-nunca lo olvides.

-Yo también te amo Eugenia- le abrazó más fuerte- nos vemos mañana en las olimpiadas. ¿Olimpiadas? Se le había olvidado completamente, aún así asintió y se despidió de la mujer se su vida.

Esta vez condujo rápidamente, en su mente solo estaba el maldito documento, leería hasta el último detalle y actuaría rápido el tiempo pasaba sin detenerse.

Llegó a su departamento, no había comido nada en todo el día, poco importaba pensó, trajo una pequeña lámpara, aún con su traje se sentó bajo la luz y comenzó a leer.

En la primera página salía su nombre completo, el lugar donde había nacido y donde vivía actualmente. Se sorprendió de tanta información personal que tenían pero continúo leyendo. Salía la imagen que llevaba en su carnet de conducir, las escuelas en las que había vivido, el nombre e información de sus hijos.. esto era más de lo que imaginaba. En la siguiente hoja eran apuntes de los lugares que más frecuentaba, hace cuanto vivía allí, algunos mapas con direcciones en círculos y una pequeña imagen de Eva y ella caminando abrazadas por la calle. No podía ser.. en las siguientes hojas estaban cada uno de los lugares en que habían estado juntas, incluso algunos besos en su coche que jamás pensó que tendrían. Terminó la última hoja con un informe donde le permitía a la policía actuar como quisiesen, ya tenían suficientes pruebas para que se fuese a la cárcel. Se atragantó al terminar la hoja :"se procederá a actuar la primera semana de septiembre, el objetivo será interceptado y se le llevará con el juez correspondiente".

Esta vez si sentía como todo se le venía abajo. ¿esto era real? ¿Cómo era posible que le vigilaran? Lo menos que pensaba era en si misma. Desde ahora en adelante nunca más vería a Eva, sus sonrisas, su cuerpo, sus besos, cada uno de esos detalles que tanto apreciaba ahora solo serían recuerdos que en su memoria almacenaría por siempre. No había llorado hace tiempo, pero ahora lo hizo con gusto, nunca antes había pensado en luchar por su felicidad, tampoco pensó que a pesar de todo estaría con Eva, este sin lugar a dudas fue el mejor momento de su vida, vivía feliz con la persona que amaba, todo eso a la basura. Todo por ser descuidada y no darse cuenta de lo que sucedía. Seguía llorando, esta vez por su estupidez, si hubiese sido más precavida nada de esto hubiese pasado. Absolutamente esta desgracia era culpa suya y por lo tanto debía pagar por ello. También estaba el miedo ¿Qué debía hacer? ¿dejar que le llevaran a la cárcel? ¿y no ver a Eva nunca más? No, no podría soportarlo. Debía irse, eso estaba claro, necesitaba salir lo más rápido de la cuidad y perderse un tiempo por otras ciudades. Por un momento la idea de escapar con Eva le pareció tentadora, pero ella era menor de edad, sería doble condena irse juntas. Lo mejor era irse sin ser vista, desaparecer entre las sombras el suficiente tiempo como para que Eva cumpliera la mayoría de edad y pudiesen estar juntas sin ningún impedimento.

Pasaron varias horas en que planeó su  huida, desechando algunas y dejando ideas, para la media noche lo único que quedaba era actuar. Rápidamente sacó un poco de ropa de su armario, algunos conjuntos y artículos de aseo, dejó todo como estaba, la idea era que cuando llegasen los policías no levantara sospecha de nada. Pidió al banco que por la mañana iría a retirar todo su dinero, luego de eso con solo un bolso volaría a la cuidad más lejana, el problema era.. ¿Cómo despedirse de ella? Se le partía el alma pensar en una despedida, Eva... el dolor seguía allí, pero necesitaba ser fuerte, esto era para protegerle , para no hacerle daño, debía ser fuerte para ella.

Se sirvió una copa de vino, estaba claro que a las primeras luces del alba tendría que ponerse en marcha.



Capítulo corto, espero haber aclarado algunas dudas.
¡Gracias por sus votos y comentarios¡

Enamorada de mi alumnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora