Eva II

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No sé como estar, nerviosa, enojada. Estoy esperando sentada en el banco del parque central de la cuidad. No hay nadie. Se supone que debería estar en la escuela, pero sé que esto es más importante, lo es. No hay ningún rastro de Eugenia, he esperado más de lo que habíamos acordado y aún su cabello rubio no se ve. Me siento confundida, no sé si irme o quedarme a esperar, probablemente siga aquí hasta que la noche caiga si es necesario. Mi manos tiemblan, apenas son las once de la mañana y un frío glacial recorre mi cuerpo. Hay dos hombres sentados a unas cuantas bancas de mí, me quedan mirando de vez en cuando, supongo que es por estar vestida de uniforme.

Siento vibrar mi celular, lo busco en mi bolso pero me cuesta dar con él. Me estoy desesperando, los hombres me miran como si estuviese loca. Busco hasta el final y lo encuentro sonando en un orificio donde guardo mis cosas más secretas.

-¿Diga??- es un número desconocido, pero desde la otra línea no se escucha nada.

-Eva..

Maldita sea, pego un salto de emoción, ahora si siento temblar cada parte de mi cuerpo. Es ella, pero no está aquí...

-Eugenia yo..

-Mi amor, no sé si es seguro hablar por aquí, así que sigue mis instrucciones correctamente...-muero.

Llevo caminando más de media hora y todavía no encuentro el maldito edificio, según Eugenia debería estar justo aquí, en medio de la cafetería de una cuadra. No hay nadie caminando como para preguntar, nunca he sido buena con mi orientación, ni siquiera para llegar a mi propia casa, esto es todo un desafío para mi. ¿Debería llamar a Eugenia? No, le pondría en "peligro". Estoy frustrada, mientras tanto llevo dando vueltas desesperadamente de un punto a otro. ¿por qué no soy mejor ubicándome?

Cuando ya son las doce y sigo dando vueltas por la misma cuadra veo aparecer a un señor de traje y cabello canoso. A salido de uno de los edificios que hay en frente. Voy torpemente hacia él, pero cuando llego el hombre ya ha avanzado unos buenos metros en dirección contraria a la mía. Intento seguir su paso pero no lo logro, así que me largo a correr para alcanzarlo.

-¡señor¡ ¡señor espere por favor¡- el hombre mira por su hombro sin dejar de avanzar, aparentemente va apresurado. Llego casi a su altura.

-SEÑOR ¿ME PODRÍA INDICAR DONDE QUEDA EL EDIFICIO MEIH?- con lo que me quda de aliento me resigno, el hombre no se detiene y yo esta vez no lo continúo siguiendo. Me paro a descansar mientras él se aleja de mi vista, recupero el aliento y veo a mi alrededor, hay un cartel gigante que dice: EDIFICIO MEIH, me siento estúpida.

Entro al edificio y subo las escaleras hasta llegar al último piso, en una de las primeras puertas y con un tapete de flores debería tocar la puerta. Pero me confundo entre los pisos y no llego hasta bastante tiempo después. Toco sin preámbulos. Desde el otro lado siento pasos, se detiene unos segundos y luego abren.

-Mi Eva- sus brazos me arrastran hacia adentro y me envuelven. Eugenia lleva bata y tiene un aspecto de somnolencia, su sonrisa es radiante y creo que la mía también lo es. No me suelta en varios minutos. Parte de mi necesitaba esto, sentir sus brazos fuertes a mi alrededor. Me da besos en la frente y luego me de uno lento en los labios, termina haciéndose más profundo y termino acorralada entre la puerta de entrada y su cuerpo.

-Dios Ev...-suspira y me da un último beso antes de soltarme- te he extrañado mucho amor.

Me toma de la mano y me arrastra hacia una habitación poco iluminada y con un desorden medio. Desde aquí se puede ver la cocina. Me sienta como puede en uno de los únicos sillones que hay.

-Eugenia ¿Qué hacemos aquí?

Me sonríe y se sienta junto a mi, y como dije antes quedamos muy pegadas una con la otra. No dice nada, su mirada azul se desvía entra mi rostro y el piso. Eugenia es hermosa, es lo único que logro pensar, aún así con su cabello desordenado y sus grandes ojeras sigo admirándola y queriéndola como el primer día.

-Las cosas han sido difíciles amor- me toma un mechón de mi cabello y lo deja atrás de mi oreja- desde que salí de la estación de policía con Marcos junto a mi le dije casi todo lo que había ocurrido.

Trago saliva, ¿acaso su esposo ya estaba al tanto de la relación entre ella y yo? Eugenia me sonríe y se acerca otra vez a mis labios.

-Si piensas que le dije exactamente la verdad quizás no estaríamos aquí- me sostiene la mandíbula y  posa sus labios en los míos. Yo agarro sus caderas y dejo que entre su lengua a mi boca. Su beso es desesperado, lleno de angustia y con ganas de seguir más. Una de sus manos baja hacia mis piernas donde está la falda de la escuela y comienza una subida hasta mi intimidad.

-Eug-gniia-suelto un corto gemido y ella continúa subiendo y bajando sobre la tela de mis bragas. Todo su cuerpo está sobre mi, sé que ambas queremos esto, Eugenia necesita de mi y yo de ella, pero antes de hacer esto necesito alejarla de mi y conversar las cosas. Dejo de seguir su lengua y de apoco me voy separando, muero por sentirla dentro de mi otra vez, pero me importa y quiero saber todo lo que ha sucedido desde nuestra separación.

-Eugenia, necesitamos hablar- dejo un beso en su mejilla y me levanto mientras ella intenta relajar su respiración. Se arregla la bata que ahora cae suelta por sus hombros, Dejándome ver un vestido de tela para dormir que lleva un escote jodidamente sensual.

Me mira seriamente y vuelve a su anterior posición. Acaricio su cabello que cae en ondas, no sé como decirle que me preocupa ¿Qué hace Eugenia viviendo aquí? ¿algo ha terminado mal? ¿y por qué demonios es "peligroso" hablar por celular?

-Eugenia, por favor necesito que me expliques todo desde que nos separamos, porf avor- mi tono de súplica le devuelve a la realidad. Me mira triste, con ojos brillantes y de cansancio.

-Te lo diré amor, pero no sin antes decirte que luego de esto no podrás evitar que hagamos el amor- vuelve a sonreírme y yo me sonrojo. Eugenia, contigo haría de todo...

-Claro que sí Eugenia- evito mirarla, ella ríe y siento de nuevo sentir toda esa energía acumulada en mi interior.

-Vale, ¿Cómo comenzar?- estira uno de sus brazos y lo deja en mi hombro, yo me acerco más hacia su pecho y le observo- desde que me fui con el estúpido calvo, ellos y yo sabíamos que esto era un delito, una falta en la ley. Ellos estaban dispuestos a aclarar los hechos y mandarme a un jodido tribunal para encerrarme entre rejas, podía sentir a kilómetros como le repugnaba ver a dos mujeres juntas. Pero aún así me tuvieron horas interrogándome y no me dejaron ir de allí hasta que Marcos llegó-sé que le duele hablar de ello, deja de hablar y se pierde en algún punto, le dejo ordenarse por unos buenos minutos hasta que continúa- él me salvó de allí, no sé que redes de contacto tenga pero en menos de diez minutos ya estábamos fuera. Fuimos hasta la casa y allí me dijo que no le importaba que hubiera hecho y que habría una y mil veces las que siempre estaría para mi y me ayudaría-su rostro rompe en llanto, sé que esto se avecinaba. La abrazo. Solo una vez había visto a Eugenia llorar así, y era a causa de mi. Pero me duele malditamente verla destrozada. La consuelo en silencio, creo que ya sé lo que pasó luego, pero aún así Eugenia se esmera entre lágrimas terminar- pero siempre que le dijera toda la verdad, y le conté-seca sus lágrimas e intenta tranquilizarse- le dije que desde hace tiempo ya no sentía amor por él, y que ahora yo estaba con otra persona, lo que pasó después es lo obvio, nuestros años juntos terminaron y tuve que irme de allí. Tengo dos hijos ya grandes y en estas semanas he estado yendo y viniendo desde la casa. Con Marcos decidimos esta separación y aún me siento orgullosa de su actitud responsable ante todo, puedo ir a ver a mis hijos o viceversa, pero ya no queda nada entre el y yo. 

Su mirada triste atraviesa mi alma y la abrazo fuertemente contra mí. Ha dejado a su esposo, a sus hijos, y todo por mi. Por su alumna que es menor de edad, arriesgó todo por mi y es por eso que me siento egoísta al tenerla junto a mi. Sus labios me llaman, y no sé que hacer. Sé que debo ayudarle con su dolor, pero verla allí con su magnifico cuerpo pegado al mío me quiebra. Creo que Eugenia descubre mi mirada y me sonríe.

Me besa y yo también lo hago. Aún así quedan muchas dudas en mi mente, pero Eugenia ya está otra vez sobre mi.

-Lo prometido es deuda mi Eva..- me sonríe pícaramente.





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Enamorada de mi alumnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora