Por la mañana las dudas seguían en mi cabeza ¿alguien nos seguía? ¿quién? ¿por qué? Ahora solo comenzaba a relacionarlo todo, esa extraña sensación en mi nuca o cuando me sentía seguida por donde fuese era algo demasiado seguido como para negar que eran fantasías mías. Debo hablar de esto con Eugenia, un mal presentimiento me dice que quizás todo esto tiene que ver con nosotras, con el hecho de que estemos juntas.
Me levanto entre quejidos, no había dormido nada en toda la noche, el asunto de ser espiada me había ocupado la mente demasiadas horas que me pasaron la cuenta. Una ducha de menos de cinco minutos y ya debía irme para alcanzar el autobús, me vestí rápidamente y dejé mi cabello al natural. Corrí despidiéndome a gritos de mis padres y salí a la mañana calurosa caminando rápidamente.
En el trascurso del viaje comprobé que nadie me seguía ni que tampoco había alguien con actitud sospechosa, pero aún así estaba alerta de las personas de mi alrededor. Sabía que llegaría tarde y lo peor era que me tocaba a primera hora con Eugenia, o mejor dicho la profesora Eugenia, me tengo que recordar mentalmente que ahora debemos pasar desapercibidas.
Al llegar ya todos estaban en clases, solo yo y otra chica de un curso menor estábamos corriendo para llegar con un poco de decencia. Antes de tocar respiré profundamente y di un leve golpe, en menos de diez segundos vi esos ojos fieros analizarme de pies a cabeza y dedicarme una sonrisa pequeña.
-Disculpe profesora, será la última vez que llegue tarde- bajé mi mirada ya que la suya era demasiado intensa, me dejó espacio para pasar pero no me respondió nada. Cuando pude sentarme y respirar con normalidad pude observar a Eugenia sin ningún temor, llevaba su cabello en ondas pequeñas y un traje de dos piezas azul, me quedé mirándole embobada, su belleza me deslumbraba a un punto en donde perdí la conciencia de mi alrededor, vi que un par de veces sus ojos se dirigían a los míos y algo dentro de mí se revolvía violentamente.
-Ey Eva- de algún lado sentía que me llamaban- Eva por Dios vuelve- quito mi mirada de la hermosa Diosa que pasea explicando algo que no sé para volver a la realidad y sentir como Alba me ve con ojos preocupados.
-lo siento, estoy un poco cansada
-Estas en la luna Eva- gira sus ojos y vuelve a prestar atención, intento controlar mis miradas y lo consigo un poco. A mitad de clase Eugenia nos hace ejercicios de la materia, intento concentrarme mientras ella se sienta frente a mi, maldigo por milésima vez, fue una estúpida idea sentarme frente a la mesa del profesor. Intento resolver los ejercicios pero siento su mirada sobre mi y automáticamente elevo mis ojos. Me observa disimuladamente pero esos ojos brillosos sé que significan algo más, le sonrío de oreja a oreja y bajo mi mirada, en lo que queda de hora Eugenia se encarga de ayudarnos a entender, pero todas se miran confundidas y desesperadas, río internamente.
-Bueno chicas eso es todo por hoy, que tengan un buen día- dirige una última mirada hacia mi y sonrío, cuando sale del salón me siento triste pero vuelvo rápidamente.
-¿Has notado el cambio de la profesora Eugenia?
-¿De qué hablas?- Alba me observa con esos ojos negros y grandes que tiene, debo admitir que es bastante linda y que sus rasgos son finos, pero algo de ella le hace no brillar.
-Hoy a estado muy diferente a lo que en tres semanas era, es como más... relajada.
Le miro confundida ¿en serio Eugenia estaba distinta?
-Vaya no me he dado cuenta
-Tu vives en la luna Eva- soltó un risa- aún así me agrada esta nueva cara de la profesora, creo que hasta la encuentro más atractiva.
Mil alarmas sonaron sobre mi cabeza, y no solo de celos, sino que ahora, justo cuando Eugenia comenzaba a ser un poco más serena Alba ya se lo tomaba como algo de más, intenté controlar una furia inesperada.
-Pues a mi me resulta igual- perra.
-Bueno a mi no, quizás luego de clases vaya a su oficina un rato- había algo en su mirada que me alarmó mucho más. Eugenia es mía.
-Yo no creo que esté, se retira temprano.
-Me pasearé en caso de que esté- estaba que reventaba de no ser porque la profesora de química entró. El resto de la hora me la pasé inventando planes para alejar a Alba de Eugenia, pero ninguno era factible. Quizás no sea motivo suficiente para estar celosa, pero Alba no era un ángel precisamente, tenía entendido que sus conquistas o novios eran personas mayores, su sexualidad era un misterio como el de muchas, pero sabía que algo se traía entre manos.
El día pasó lento y con alta temperatura, no era de juntarme con un grupo específico, así que me dedique a pasear y divagar entre mis pensamientos en las horas libres y en clases intentaba estar relajada pensando en como llegar hasta Eugenia antes que Alba. En ningún momento me crucé con mi amada y eso me entristeció aún más, pero la fuerte determinación de que nada pasara entre ella y mi compañera me mantenía firme hasta la últimas hora de la tarde. Cuando sonó la campana corrí esquivando cuerpos sudorosos, no paré hasta llegar frente a su despacho e intenté arreglarme lo más decente que podía, entré sin tocar y grande fue mi sorpresa al encontrarme a Alba apoyada sobre el escritorio de Eugenia, y esta inclinándose en su dirección con una enorme sonrisa en sus labios, la escena me desconcertó.
-Disculpe profesora, volveré en otro momento cuando no se encuentre ocupada- lo último lo dije con resentimiento y salí disparada de allí. La sangre hervía por mis venas y sabía que haría algo estúpido si pensaba en Alba sobre su escritorio, así que tomé cualquier rumbo y caminé hasta que mi corazón comenzó a tranquilizarse. No sabía donde me encontraba y poco me importaba, me sentía estúpida ¿Cómo no lo había pensado? Era obvio que Eugenia también podría sentirse atraída por otras como yo, que podía tener a cualquiera como quisiese. Esos pasamientos me derrumbaron hasta que se oscureció, nunca había sentido tanto dolor como imaginarme a Eugenia con otra, a Eugenia con Alba, es imbécil de mi parte estar pensando así de la mujer que me hizo suya y que tenía mi corazón por siempre, pero mis inseguridades se hacían presentes y el hecho de que no me hubiese dirigido la palabra en todo el día también servía para matarme por dentro.
Llegue a casa a eso de las diez, mis padres no hicieron preguntas, últimamente no las hacían, supongo que me dejaban pensando en que pasaba una época adolescente difícil, les agradecía por ello. Me encerré en mi habitación, vi un par de llamadas de Eugenia pero no tenía ganas de nada. Leí algunos textos y cuando la noche silenciosa se sentía por todos lados decidí cerrar mis ojos. A la mañana le dije a mi madre que me dolía la cabeza, cosa que era verdad así que me dejó en casa con un paño húmedo sobre la cabeza y la promesa de que hoy llegaría temprano, por su parte papá no volvería hasta altas horas de la noche.
Me tomé la mañana para relajarme y olvidarme de mis celos un rato, disfruté viendo netflix y comiendo chocolate, uno de mis mejores pasatiempos después de los besos de Eugenia. Me duché durante un buen tiempo hasta que mi piel parecía una pasa, pasee por los alrededores y aproveché para conectarme a mis redes sociales, nasa importante. Estudié algunas materias y cuando caía la tarde mi madre llegó con dos cajas de pizzas para nosotras solas. Nunca había hablado de mi madre pero es una mujer sensata, no muy entrometida pero tampoco dejada, era alta y delgada de cabellos caoba y una dulce sonrisa, algo que había heredado de ella. Comentamos nuestro día y por la noche cada una se dirigió a su cuarto, tenía una llamada pérdida de Eugenia pero decidí que mañana hablaría con ella, pensar con la cabeza fría ayudaba de mucho y entendí que esos celos estúpidos no llegaban a ninguna parte, así que le daría una breve explicación y me disculparía por no responderle.
Esta vez dormí plácidamente toda la noche, durante el trayecto a la escuela comprobé que nadie me seguía y de algún modo me sentía aliviada. Las clases fueron tranquilas, Alba me preguntó sobre lo que había ocurrido y deseche la pregunta restándole importancia. Hoy no me tocaba clases con Eugenia así que decidí ir por mi misma a darle explicaciones. Caminé a pasó rápido, me moría por verla y sentirla, le había extrañado demasiado estos días y sentía que me hacía falta. Nuevamente entré sin tocar, pero esta vez vi algo que me destrozaría el corazón en dos. Alba estaba sobre las piernas de Eugenia, ambas bocas unidas.
Muchas gracias por sus votos y comentarios. Capítulo corto y triste pero ya verán como varias interrogantes se resuelven. ¡Que tengan un buen día!

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Enamorada de mi alumna
RomanceAntes de comenzar, el que quiere puede continuar y leer mis más profundos secretos, hágalo, algunos son perversos y lujuriosos, otros pacifistas y sin sentido, no me responsabilizaré si algún trauma los asecha a lo largo de la historia, mi fin no e...