Enamorada de mi alumna

Mayo - Primera Parte

Me encanta este vídeo: es de lesbianas.

Ya es 17 de mayo, pronto se viene la fiesta de cuarenta años desde que se inició la escuela y todos están enloquecidos tratando de terminar todo a tiempo. Mi Eva le es indiferente todo y solo me entere por el profesor de historia que ella junto a otras niñas estaban haciendo un mural. Ahora solo podía verla en clases y en sus lecciones un poco más distraída que antes pero con siempre su aire de dulzura y grandeza, de vez en cuando jugábamos con temas estúpidos como por que la x no era más fácil de encontrar, su risa era tan angelical que me hizo cuestionar si era humana.

 Pero a lo largo de estos días sentía como cada vez se habría más a mí y como yo a ella. Como me dedicaba dulces sonrisas, o como me saludaba siempre que me encontrara cerca de ella. Eva me entendía, de algún modo u otro, todos los días siempre la veía rondando por la sala de profesores, ya sea sola o con amigas. A veces ignoraba sus miradas por miedo a ser descubierta, pero la mayoría de las veces simplemente la miraba y le sonreía.

Una tarde lluviosa después del final de clases, iba en mi auto a un par de cuadras de la escuela y la divisé, sola, sentada esperando el autobús, con sus audífonos puestos, mirando al vacío. Otra vez habían dos opciones, era llevarla conmigo y tenerla en mi auto con su aroma impregnándome las narices o era dejarla sola con la lluvia golpeando su cara, decidí la primera ya que no incluía ningún riesgo ms que terminar llevándola a un motel y hacerle el amor. Me puse junto a ella y le hice gestos para que subiera, al principio me miró confundida, quizás pensaba que era una ilusión, pero al ver que insistía tanto se subió apresuradamente para no manchar.

No me había dado cuenta lo mojada que estaba hasta que estuvo cerca- Dios mío Eva, vas a pegar un resfriado- sin inmutarme me saque mi chaqueta y se la tendí.

-No profesora, usted se enfermará también- me mira con sus ojos preocupados, pero no puedo evitar sonreírle y obligarla a hacerlo, desistió a la tercera vez y nos pusimos en marcha. Mientras me daba indicaciones de cómo llegar a su casa, me era imposible concentrarme bien en el camino, imagínense, tener a esa persona que tanto amas justo al lado tuyo y no poder mirarla es el infierno. Vamos en silencio mientras Eva miraba el paisaje, yo solo me dedicaba a observarla a ella, tanto así que hasta un idiota casi nos choca.

Cuando finalmente llegamos –vivía al menos a media hora de la escuela- me agradeció enormemente y me dedico una de sus mejores sonrisas, esas que salen del alma. No pude evitar sonreírle de vuelta y decirle que la próxima vez viera el tiempo, se rió angelicalmente y se acercó a mí, era hora de la despedida. Nos quedamos mirando un largo rato, diciéndonos cosas que nunca pensé que una mirada se podían decir, su pelo estaba revuelto y goteando, aun así se veía hermosa, su fracciones estaban en calma, su reparación era profunda. Se acercó a mí, sin dejar de mirarme, teniéndome entre sus mirada fiera, no pude moverme, estaba colapsando, sentía como poco a poco eliminaba el poco espacio que nos separaba. Su rostro estaba a menos de un centímetro del mío, todo al carajo, mi cuerpo estaba suelto, mis emociones se hacían presentes en mi corazón, su mirada no me dejaba, estaba a menos de un centímetro de tocar mis labios. Cerró sus ojos y espero que sellara el beso, pero a último momento desvié mi rostro, intentando volver a la normalidad. Es tu alumna, tu alumna, una adolecente, una niña, podría ser tu hija.. Pero no lo es.

-Eva esto no está bien - me miro, y dolió, su mirada reflejaba la decepción pura, me miro sin creer lo que había sucedido, la rabia se apodero de ella, y de un portazo salió de mi auto, intenté relajar mi estruendoso corazón e intente inútilmente buscar a Eva por el retrovisor. Se había ido.