Marzo - Segunda Parte

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Lo más parecido a Eva que encontré. Obviamente ella no tiene los ojos azules, pero varios rasgos de su rostro están representados en la mujer de la imagen. Quiero que sepan que no todo el mundo es perfecto, las imágenes no son realmente como las protagonistas, pero tienen ciertas características que las asemejan a como son Eugenia y Eva. 

¡Muchas gracias por leer¡



Luego de que Eva me dejó casi una semana repitiendo en mi mente nuestra corta conversación, surgió algo que me sorprendió y que casi me hace pensar que fue una maniobra de Eva para acercarse a mí. Era una tarde bastante más fría que las anteriores y después de un largo día que me había agotado casi todas mis energías bajé al estacionamiento y cuando iba saliendo de los terrenos de la escuela, no pude evitar verla allí, sumida en sus pensamientos –apoyada en un poste- con su mochila atrás y su bello rostro mirando al vacío. En mi mente pasaron varias cosas antes de reaccionar ¿por qué Eva estaba a estas horas fuera de la escuela? ¿Y por qué estaba demasiado cerca del estacionamiento? –esto no me lo cuestione ya hasta la madrugada, cuando por milésima vez, mi mente hacía recordar cada instante que estaba con Eva.

Vi como lentamente subía su mirada, hasta atraparme con sus ojos, hipnotizadores, incluso cuando varios metros nos separaban, no dudé ni un instante en lo que mi perversa mente estaba dispuesta a hacer –pero antes de que pudiera reaccionar y acercarme más a ella- un figura delgada y alta se acercó por detrás de mi Eva, abrazándola por detrás y depositándole un tierno beso en su cabello. Mi mente en ese momento explotó, sentí como la sangre se me subía a la cabeza y como rápidamente perdía el control sobre mi misma. Eva dio media vuelta riendo con una sonrisa de oreja a oreja, y no fue hasta cuando le dio un apasionado beso al muchacho de cabello negro que sentí como mi corazón estalló en mil pedazos. Salí pitando de allí y cuando ya estaba a bastantes cuadras lejos de ella, lentas lágrimas comenzaron a salir sin control de mis ojos, intente manejar hasta mi casa con la vista nublada de tanto llorar, y cuando por fin llegué lo único que pude hacer fue recostarme en mi cama y soltar gritos de odio incontrolable a ese estúpido muchacho que había quitado a la mujer de mis sueños.

Al día siguiente me reporté enferma, y pasé el día viendo películas de terror, mientras que mi único alimento fue un gran pote con helado de vainilla. Solo tuve pocos minutos ese día donde Eva no estaba en mi mente, pero la mayoría del tiempo esa escena volvía a mi cabeza, y cada vez que lo hacía un nuevo torrente de lágrimas descendía por mis mejillas. ¿Cómo no me había dado cuenta? Eva nunca estuvo interesada en mí, solo me miraba como una profesora más, nunca quiso demostrar lo contrario, solo mi retorcida mente hacia parecer que ella quería algo conmigo. Siento de nuevo como mi corazón lastimado recibe otra puñalada, pero esta vez, esa puñalada es por mi culpa, yo fui la ilusa que me deje creer que tendría una posibilidad con ella, que podría tenerla entre mis brazos y quizás algún día poder besarla apasionadamente como aquel chico hizo con ella.

No sé en que instante fue, cuando decidí olvidarme de Eva. Pero con un gran dolor en mi alma, me dije a mi misma que podría superarla, que solo debía ignorarla el resto del año. Un sentimiento de odio-no hacia mi Eva- sino al chico, fue lo que hizo durante más de dos semanas, eliminara la presencia de Eva, hasta tal punto, que dude de su existencia en clases. Pero el destino torció mis planes y cuando ya iba por la tercera semana, sin pensar en Eva, al término de mi clase, sentí su aroma cerca de mí. No me di vuelta inmediatamente hasta que Eva decidió hablar.

-Profesora- lentamente me gire, en vez de mirarla directamente a sus ojos y caer en su hechizo, miré a un punto fijo en su cuello- quería saber cuándo iría a competir a las olimpiadas, hace mucho tiempo me dijo que estaba dispuesta a llevarme si me iba bien en su examen, y aun no recibo respuesta suya. Maldita Eva, no me pude resistir a mirarla, lo que fue un grave error, porque me miraba de una forma distinta, sus ojos estaban puestos en alguna parte debajo de mis ojos, y sus labios- rosados y húmedos- estaban siendo mordidos por sus dientes.

Tuve que respirar hondo y desviar la mirada antes de hablar- Lo siento Eva, todavía no recibo ninguna fecha fija para ir a competir, pero apenas el consejo de profesores hable te diré- trague saliva, necesitaba alejarme de ella, ahora. No podía contenerme estando a unos centímetros de ella. Vi como asentía lentamente y como su ardiente mirada estaba fija en mí. Hubo un momento de silencio donde sentí la respiración calmada de Eva, vi como su pecho subía y bajaba, pero antes de que pudiera decirle adiós, me preguntó algo que me dejo en blanco.

-Profesora, ¿usted es quien tiene un coche blanco con líneas negras a los lados? – sentí como mi pulso se aceleraba ¿Qué debía responder? Pero ya estaba pillada, Eva me miraba con su expresión más calculadora, ella sabía que era mío, solo quería la confirmación de que ese día la había visto con el estúpido muchacho.

-Sí ,es mío ¿Por qué lo pregunta?- mi voz salió más fría de lo que esperaba responder, los ojos de Eva me miraron esta vez, pero con su ceja alzada- la expresión que tanto amaba- sentí como poco a poco mi respiración era cada vez más rápida. Me tenía entre sus manos, yo estaba indispuesta, cualquier otra pregunta que me hiciera iba a causar una explosión en mí, necesitaba respirar, alejarme de su aroma, de su mirada, o caería en el infierno nuevamente. Su mirada bajo hasta mis labios, esta vez no pude evitar lamerlos del nerviosismo que estaba a pocos segundos de volverme loca.

-Solo preguntaba- y de repente, sentí como se acercaba a mí, pero esta vez más lentamente, sin despegar sus ojos de los míos. Sentí las mariposas, querían salir volando de mi estómago ahora mismo, mi control ya no existía, estaba a menos de un centímetro de mí, estaba tocando con mis manos el infierno, sentía todo, un millón de sentimientos hacia esa mujer que estaba casi encima de mí. Cerro sus ojos y con paciencia beso mi mejilla, sus labios ahora húmedos, hicieron que mi cuerpo se retorciera haciendo que Eva se diera cuenta, pero decidió que su pequeño beso durara un segundo más y cuando ya se había separado y vuelto a su posición anterior, me miro interrogativa, con sus pestañas parpadeando rápidamente y su respiración entrecortada. No supe que hacer, me quede petrificada esperando que se fuera, lo necesitaba enormemente, que se alejara de mi ahora, yo ya no podría contenerme. 

Pero su mirada puesta fija en mí y yo en la de ella hizo –sin poder contenerme- que avanzara un pequeño paso hacia ella, escuche como tragaba saliva, y como sin quitar mi mirada intentaba vagamente salir de mi hechizo. Iba a avanzar otro paso hasta que la campana sonó, indicando la hora de almuerzo, mis ojos rápidamente se desconectaron, y gracias a la maldita campana no termine revolcándome con Eva en la sala. Volví hacia atrás lo más rápido que pude, antes de que Eva pudiera hablar le dedique un adiós frío, mientras guardaba mis cosas como un torbellino. Eva seguía allí, mirando al suelo, escuche como su respiración se normalizaba. Camine directo a la puerta y espere que saliera. Silenciosamente paso junto a mí bajando la mirada y tal como antes se fue sin mirar atrás.


Enamorada de mi alumnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora