Mayo - Segunda Parte

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Por temas de estudios tendré que dejar de subir capítulos, lo mas probable es que continue con esta obra a mediados de Mayo, lo siento.

¡Gracias por leer¡ 

No he hablado con Eva desde el viernes –cuando casi le doy un beso- cada vez que la miro en clases, desvía la mirada o se está distraída. En un día mas es la celebración y no quiero pasarla con mi Eva ignorándome porque no la besé, necesito hablar con ella, tengo que aclararle y quizás hablar sobre mis sentimientos hacia ella.

La lección con Eva se podría decir que fue desagradable, en todo momento no dejo que me acercara ni menos que habláramos más de lo necesario, cada vez que me miraba quitaba la vista y volvía a lo que estaba haciendo, tan así que ni siquiera me dio tiempo de hablar con ella, salió velozmente con la excusa que debía prepararse para la celebración.

Llegue al gimnasio donde miles de globos blancos me dieron la bienvenida y pase a tomar asiento con los otros profesores, echando un vistazo al repleto gimnasio en busca de Eva. No tuve resultados y decidí pasarla bien un rato charlando, luego de una pequeña actuación teatral y el discurso del director pasamos a recibir la bien acostumbrada comida que consistía en un plato de verduras con pollo a la barbacoa, todos se sentaron en la mesas plegables que se expandían por el patio, mi Eva no estaba por ninguna parte, disgustada, picotie lo que quedaba de comida decidida a irme apenas terminara la celebración. Mentalmente recordé que deje mi maletín en el salón, maldije silenciosamente y me despedí de todos educadamente sin dejar de ser fría. Avance por los pasillos hasta llegar al salón, que para mi sorpresa no estaba vacío. Eva estaba junto a otras dos chicas limpiando lo que quedaba de trozos de cartulina y globos, me saludaron educadamente mientras buscaba rápidamente el jodido maletín. No tuve tiempo, Eva se estaba yendo del salón y era mi única oportunidad con ella.

-Eva, puedes ayudarme a buscar mi maletín por favor?- la miré seria y con un suspiro de fastidio se despidió de las otras dos chicas, cerrando la puerta detrás de sí, se acercó a mí, también buscando el maletín hasta encontrarlo en los cajones de abajo del escritorio, cuando se levantó la aprisione contra la mesa colocando mis dos manos en ella para no permitir moverse. Me miro sorprendida, antes de volver a su habitual cara de enfado.

-¿Qué quiere?- intenta escabullirse pero soy más fuerte que ella y con mis caderas la presiono más hacia la mesa, su respiración se entrecorta y la energía fluye otra vez por nuestros cuerpos, siento como tiembla bajo mi cuerpo y como le es difícil contenerse y seguir seria. La miro fijamente mientras despacio deja de luchar contra mí, su boca esta entreabierta y puedo sentirla toda ella en mi cuerpo, en mi ser.

-Necesito hablar contigo y aclarar ciertos temas- hablo despacio, preocupada que intente alejarse de mi otra vez, esto requería mucho autocontrol, tenía que mantenerme fuerte o se iría todo al carajo. Asiente lentamente y de apoco voy disminuyendo mi fuerza hasta que solo la presiono con mis caderas, estoy tan cerca de ella que pienso que podría desaparecer. Me mira intentando respirar normalmente y mientras lo hace aprovecho de hablar.

-Eva, tu y yo no podemos tener nada, eres mi alumna y correría un serio riesgo si nos pillaran- con todo el dolor de mi alma soltaba las palabras que creía que me iban a llevar de vuelta al cielo- eres menor de edad y yo soy tu profesora, tengo una familia e hijos y al parecer tú tienes novio- veo como cada vez se encoje más entre mis brazos.

Sin esperármelo, sus manos van subiendo de a poco por mis muslos, va destruyendo toda mi cordura a su paso, las piernas me empiezan a temblar, mientras llega a mi trasero, sus manos suaves giran en círculos hasta mi espalda donde se tarda más tiempo en pasar sus manos, no puedo evitar suspirar, me tiene otra vez, sabe que puede controlarme. Me dedica una sonrisa perversa mientras con su otra mano roza mi intimidad haciendo que salte, sube tocando mi abdomen hasta llegar mis pechos, ahí dedutativa me mira y caigo en la cuenta que estoy a punto de besarla. En un movimiento brusco-y con todas mis fuerzas- la muevo hasta dejarla acorralada contra la pared, siento como nuestros pulsos se aceleran, como nuestros cuerpos se juntan pareciendo solo uno. Agarro sus manos y las sostengo con mis brazos, mientras me acerco cada vez más a sus labios, me llaman, me piden a gritos que los bese, que los muerda, que los lama.

 Siento como su cuerpo se mueve incontrolable bajo el mío, esta prisionera por todos lados, ahora solo quiere que la bese, me llama desde todo su cuerpo que lo haga, en un febril movimiento me acerco hacia su oreja: - No sabes cuánto me encantas Eva – susurro y siento como un pequeño gritito sale de su boca. Suelto sus manos, y con las mías empiezo a tocar cada parte de su cuerpo, veo como se retuerce cada vez que paso por su trasero mientras no dejo de mirarla fijamente, mi respiración ya está irreconocible, solo de vez en cuando puedo respirar, su olor me mata. Subo mis manos hasta sus pechos y por encima mis dedos danzan por los dos, haciendo que soltara un corto gemido, ahora si estaba perdida, el calor de mi entrepierna, el subidón de adrenalina , la energía que emanaban de nuestros cuerpos, tenía que besarla y ahora.

Un golpe en la puerta hizo que volviera en la realidad y arreglándome lo más rápido posible grite un "pase" con lo poco que me quedaba de voz.

Don Arnoldo entra silenciosamente en la habitación mientras Eva cabizbaja se sienta en un extremo de la mesa. –Qué sucede?- pregunto con un hilo de voz, Eva esta igual que yo, con la respiración a punto de estallar.

-Me llamaron para limpiar la sala- toce un buen rato, don Arnoldo ya debe tener más de sesenta años. Me limito a mirar por el rabillo del ojo a Eva, su rostro es el reflejo puro de la vergüenza, mientras juega con su cabello nerviosamente. Mi respiración ya está casi normal y rápidamente le ordeno a Eva que salga del salón, me despido respetuosamente y salgo detrás de Eva, que va con mi maletín en su mano.

-Eva, esto no se puede volver a repetir..- siento como apoya sus delicadas manos en mis caderas, me atrae hacia ella- no puedo negarlo, no me dejo resistir- su pequeño rostro se acerca más al mío, sus ojos me miran brillantes, esperando lo que tanto deseo. Pero estamos afuera, donde todo el mundo nos puede ver, donde todos nos pueden juzgar y desear el mal. Apoyo mis manos en sus hombros y la alejo de mí delicadamente, su rostro se contrae e intento explicárselo.

-Eva, estamos en la escuela, alguien nos puede ver, y si es así yo no te podré ver nunca más- entrecierra sus ojos pensando, su cabello hace lentos movimientos en compas con el suave viento que nos envuelve, ahora estamos en un mundo ajeno, aparte de todo lo que nos rodea, sus mejillas ahora están blancas y sus labios rosados están siendo mordidos por sus dientes. No, no puedo besarla ahora, sería una estupidez hacerlo, también sería una estupidez estar con ella.. Muevo mi cabeza de un lado a otro, tu mi Eva.. No puedo hacerte esto, eres solo una niña, una niña que me revoluciona, una niña que no me deja en paz ni un segundo del día. Pero también te quiero, y lo que menos quiero hacer es hacerte daño, no puedo meterme en tu vida y ser alguien más que tu profesora.

Me acerco a ella hasta que nuestros cuerpos nuevamente están juntos, compartiendo el calor, compartiendo el amor. Sus ojos dudan de lo que voy hacer, me acerco más hacia ella, que ahora cierra sus ojos esperando que la tome entre mis brazos, pero mis labios se dirigen hacia otra parte, beso su frente –helada y blanca- en un beso que trasmite todo lo que siento, todo lo que no puedo decir en voz alta o hacer en acciones, no lo alargo bastante y me separo de mi Eva para luego darme la vuelta- no sin antes quitarle el maletín- y alejarme lo más posible de la mujer que tanto amo. 

Enamorada de mi alumnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora