Capítulo 6

134 96 3
                                    


Capítulo 6





Todos los jóvenes estaban de pie, esperado a que Margaret empiece a explicarles todas las reglas del internado. No había conversación entre nadie, porque no se conocían y nadie era capaz de acercarse a decir ni una sola palabra, como siempre, aparte de que no sabían cómo integrarse, no iban a hacer un esfuerzo, ya que era un trabajo muy grande para ellos.

Los jóvenes de la actualidad están cada vez más aislados y les cuesta entablar conversación con los demás.
—Veo que están muy callados —Observo Margaret, uno por uno de los chicos que estaban frente a ella.
Miro por unos segundos más a los jóvenes nuevos como nadie respondía, siguió con lo suyo.
—Bueno mejor para mí —Levanto una ceja— Así puedo explicarles mejor, el mecanismo de este maravilloso internado.
Nadie dijo nada cuando dijo esas palabras, es más algunos suspiraban, otros estaban con el celular y otros ocupados mirando el enorme patio. A nadie le parecía que "La Paz" era maravilloso, es más ya todos se querían ir por la puerta que ingresaron.
—Bueno, como ven este lugar tiene muchos años y hacemos todo lo posible para mantenerlo —Comenzó a caminar lentamente —De a poco, vamos comprando nuevas cosas así que por favor, cuiden todo, porque si no serán castigados, porque ustedes ya son grandes y entienden muchas cosas lo cual me refiero a que entienden que está bien y que está mal.
Algunos alumnos pusieron caras de confundidos y de que no entendían cuando oyeron la palabra "castigado" porque en sus escuelas anteriores, casi nunca la utilizaban, ni hacían un castigo, eso era para ellos una mala palabra. Ni siquiera pensaban en las escuelas tradicionales de antes que se realizaban los castigos a los chicos que se "portaban mal".
—Bien... —Se acomodó su largo y lacio pelo — Aquí van a dormir, van a comer, van a bañarse, van a estudiar y van a vivir. Van a tener uno por uno sus habitaciones. Algunos van a compartir cuarto pero solo chicos con chicos y chicas con chicas, y nada de andar pasándose por ahí porque si no serán castigados... severamente... Ya saben cómo son las hormonas de los adolescentes y más ahora las chicas que quieren novio se han puesto como los hombres —Dio un suspiro y les sonrió a todos los chicos— Oh si, como ven aquí se usa mucho el castigo, consiste en hacer tareas extra escolares, limpiar sectores de aquí, o ayudar a profesores, o cosas más duras, según lo que les toque...
Se sintió una voz de un chico que decía ¡Al fin dijo lo que se significaba aquí el castigo!
—Mal educado... —Con un tono enojado.
Una chica de pelo oscuro levanto la mano para decir algo
— ¿Usted es profesora? — Le pregunto a Margaret.
—Claro pero además soy bibliotecaria de esta enorme biblioteca que tienen... ¿No tengo pinta de serlo? —Pregunto tranquilamente.
Los jóvenes se empezaron a mirar de a poco y algunos comenzaron a hablarse.
Se escucharon muchos susurros, eso le daba a entender que no parecía una profesora, parecía tener pinta de otras cosas que mejor ni decirlas para los jóvenes, mejor quedarse callados. Pero ella ignoro los comentarios groseros de algunos alumnos que decían por lo bajo.
Parecía una modelo de revistas, porque iba muy llamativa, mucho maquillaje, y la ropa no era adecuada para ese lugar, pero parecía que al director no le importaba verla de esa manera, porque nadie le decía nada.
—Las clases serán a la mañana y a la tarde... Pero tendrán tiempo para almorzar, y unos recreos para descansar de tanta escuela... Los días se le van a hacer muy largos, a las materias las irán conociendo a medida del tiempo, tendrán informática, tendrá gimnasia y más. No van a poder salir a ningún lado más que este patio, y eso si los van a estar filmando todo el tiempo, porque en todos los pasillos e incluso en las habitaciones hay cámaras —Dio una sonrisa malvada para esa gran noticia mala que escucharon todos.
Cuando Margaret dijo eso, todos empezaron a decir malas palabras, a quejarse en voz alta porque les molestaba que invadan su privacidad de esa forma. A nadie le gusta estar con cámaras las veinticuatro horas del día.
—Silencio...
No hacían caso y seguían hablando y quejándose...
— ¡Silencio!
Todos se callaron cuando la oyeron gritar.
—Lo siento, es decisión del director... No mía. Ahora vamos a pasar a la parte en que me van a dar los objetos prohibidos que tienen en sus bolsillos y algunos en sus manos... El celular. Por ejemplo tú jovencito.
Señalo a Sam que estaba usando el celular en ese momento, la miro sorprendido y luego miro a su celular.
—Oh lo siento —Dijo con una leve sonrisa de disculpa— Le juro que ahora le prestó atención y guardo el celular.
Risitas y susurros de los demás se sintieron.
— ¿O sea que no me estabas prestando atención, cuando te hable? — Margarte se cruzó de brazos muy enojada.
—No... —Respondió tímidamente.
La bibliotecaria se quedó observándolo por unos segundos.
— ¡Dame el celular!
Se lo saco bruscamente de la mano y lo puso en la lata que tenía con una etiqueta que decía "celulares".
—Disculpe... Eso no puede hacer, es mi celular y...
Lo interrumpió, acercándose.
—Lo puedo hacer, porque si no sabe, aquí no se permite celular así que lo voy a hacer con todos los celulares de los demás, no solo el de usted...
— ¿Pero qué voy a hacer durante el día? —Pregunto Sam.
—Se tendrá que acostumbrar.
Se cruzó de brazos enojado porque le habían sacado el celular una de las cosas que más usaba en el día, no sé cómo iba a poder llamar a su familia, estar en facebook, ver noticias, jugar a juegos.
Sunny al escuchar que estaban sacando los celulares, dejo de estar en instagram y en twitter, y lo guardo en su bolsillo para esconderlo y que no la descubran.
—Te he visto jovencita —Margaret señalo a Sunny.
Todos estallaron en risas cuando vieron el rostro de Sunny que había abierto los ojos como platos.
—Ni lo piense —Dijo negando con la cabeza.
—Dame el celular —Se acercó, hasta quedar en frente de ella.
—No me puede sacar el celular, eso es un robo —Dijo desesperadamente.
—Jovencita —Suspiro — ¿Quiere estar castigada el primer día?
La joven sentía que tenía todas las vistas estaban clavadas en ella. Tomo el celular de su bolsillo y se le dio agresivamente.
No podía creer que justo la vio a ella.
—Esto apesta — Gruño.
— Así son las cosas y créeme hay cosas peores....
Paso por todos los nuevos chicos y les saco a todos el celular, excepto a una chica que parecía muy tímida, que le dijo que no tenía celular. Todos se sorprendieron al escuchar que no lo tenía... ella era una chica joven ¿Por qué no tenerlo?
Al principio Margaret no le creyó pero luego de hacerle la revisación supuso que ella no tenía celular por problemas personales, quizás sus padres, no podía comprárselo por muchos motivos... A los demás se los quito a todos.
—Lo siento muchos jóvenes... Así deben ser las cosas... —Apretó con sus dedos la caja de celulares— Algunos me han preguntado, como iban a llamar a sus familias, si les quitábamos los celulares. Aquí cada fin de semana como los días sábados y domingos, se hace en un teléfono fijo una llamada para cada joven que quiera hablar con sus familias —Dejo la lata con todos los móviles —Hoy por ser su primer día, no tendrán clases... Podrán ir a recorrer todo el internado, ir a conocerlo, sacarse las dudas o ir a sus cuartos a descansar... Pero mañana a las ocho de la mañana se levantaran y van a dirigirse a la sala del patio cubierto que les darán sus respectivos cursos.
Todos comenzaron a hablar y la señorita se quedó de brazos cruzados hasta que terminen de quejarse.
— ¡Ya basta! —Grito.
Todos se quedaron en silencio.
Explico muchas cosas más, y les repartió las llaves de sus respectivas habitaciones.
Ellison entro con diez minutos de retraso al patio. Vio que la señorita alta y rubia, estaba dando las instrucciones.
Algunos lo miraron, otros siguieron en la suya.
Ellison no perdió más tiempo y se unió al grupo.
—Ah, me olvidaba van a tener sesiones con psicólogos para aquellos que necesiten medicación, serán tres veces por semana —Siguio Margaret explicando tan concentrada.
Ellison como había llegado tarde, ya habían explicado un montón de cosas, y él no estaba presente. Ramona era la culpable de esto... pensaba que la chica que vino a advertirle tenía razón, empezábamos muy mal, la relacion con aquella chica.
Entonces tuvo que hacerlo... Tuvo que acercarse a la señora que estaba explicando todo para poder sacarse sus dudas.
—Eh... Perdone, ¿Podría repetir eso que ha dicho? — Le pido a la señorita Margaret — ¿Cómo era? ¿Sesiones con la psicóloga?
La mujer lo miro y sonrió.
—Vaya, miren quien ha llegado — Dijo en voz alta lo que hizo que Ellison se sonrojara— Sesiones con psicólogos por si aquellos que necesitan medicación, cielo —Dijo sarcásticamente — Vas a tener que pedirle a uno de tus compañeritos que te expliquen porque yo otra vez no voy a hacerlo —Mostrando una gran sonrisa —No me gustan las personas que llegan tarde.
El asintió y volvió a su lugar.
Todos lo miraban de una forma que para Ellison era extraña como siempre. Todos le hacían lo mismo, siempre lo miraban como "bicho raro".
Sentía que sus nuevos compañeros lo iban a rechazar.
Todos comenzaron a irse, y Ellison no entendía porque... Margaret se acercó y le dio una copia de la llave de la habitación que le había tocado sin decirle una sola palabra y luego reviso sus bolsillos para ver si tenía algún objeto prohibido.
Ellison se sorprendía por lo atrevida que era la profesora, pero se quedó callado porque sabía que le debía respeto.
—No tienes nada que sacar, querido Ellison —Dijo Margaret —Puedes irte.

Internado: La Paz (Darlene)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora