Capítulo V

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Terry regresó a su habitación, se sentía muy triste, la iba extrañar demasiado y el conocer que William no era su rival lo molestaba aún más, no conocía nada del joven Anthony, pero que era lo que le producía, una vez lo había identificado como envidia, una vez más como anhelo, el acariciar el cabello de Candy sería la gloria, pero no una que él tendría la oportunidad de realizar.

Inicio del flash back

Terry se encontraba furioso tanto que viviría para hacerle imposible la vida a "esa rubiecita" como le puso un día anterior, por lo que se dirigió al único hogar en el que era adorado como un Dios.

- ¡Hola! - saludó el castaño a la chica que se encontraba en indecorosa bata esa hora.

- ¡Hola! ¿Qué pasa? – cuestionó al sentir que la jalaba de la mano para llevarla hasta la habitación.

- ¡Pensé que me habías extrañado! – respondió él besándola ardorosamente.

- Sí, pero.. ¿no quieres tomar algo? – dijo ella apenas cuando la dejó respirar.

- ¡No, sólo quiero esto! – volvió a besarla y metió la mano debajo de la bata.

Efectivamente solo quería tener un día de loca pasión, pero sólo eso, haría lo mismo que Candy le hizo a él, venganza como ella juró hacérselo a él. Después de algunas horas, llamó a George para saber si lo necesitaría y de paso que le informara sobre la rubia y su estado emocional.

- ¡Hola George! – saludó al contestar.

- ¡Hola, joven Grandchester! – lo saludó efusivamente.

- ¿Cómo va todo? ¿Debo ir a otra sesión de negocios? – cuestionó él como si nada.

- No joven, estamos un poco ocupados, la señorita Candy me tiene ocupado, de hecho – suspiró.

- Ah sí y ahora ¿qué se le ha ocurrido? – cuestionó un poco burlón.

- Pues de hecho todos están en competencias de equitación, se ha puesto muy divertido – soltó él divertido.

- ¡Ah o sea que el calor no la agobia! – preguntó ansioso.

- No, es normal sudar por el efecto del sol, pero de hecho está recargada en el joven William, no pasa nada. ¿Sucede algo? – preguntó al ver el interés.

- No, no George, bueno luego le veo – terminó por despedirse.

- Si joven Grandchester, hasta luego – colgó.

Terry no entendía qué había pasado, por que él si pasaba las de Caín cuando ella estaba con William y cuando hacía lo mismo, nada le ocurría a ella. No entendía nada y decidió ir a la fuente de sus dudas. Se vistió y salió de ahí para dirigirse hacia la mansión Grandchester, esperaba que su padre tuviera las respuestas o al menos algunas de ellas.

- Charles, ¿dónde está mi padre? – le preguntó al mayordomo cuando recién había entrado.

- En la biblioteca, estudiando una bitácora joven Terrence – le informó el mayordomo.

- Puedes avisarle que quiero verlo y me podrías servir un whisky por favor – pidió Terry. Sí joven, en un momento – obedeció amablemente y Terry se dio la media vuelta dirigiéndose a la biblioteca.

Momentos después...

- ¡Hola Terry, que milagro el verte por aquí! – saludó Richard muy efusivo saliendo de la biblioteca.

Un amor que no entiende de pasionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora