- Hijo ¿dónde has andado? – cuestionó Richard viendo su apariencia y sonriéndole.
- ¡Hola padre! Aquí estamos visualizando las rocas que sacamos ayer - le retiró la mirada. ¿Pasa algo? – cuestionó Richard nuevamente.
- No, bueno algo...sí, un poco preocupado – le respondió indeciso.
- Y eso quiere decir... - le urgió su hijo.
- Sí pues, me ha informado que la familia materna de Candy ya llegó a Chicago – informó su padre.
- ¿Qué has dicho Richard? – preguntó sin salir de su asombro.
- Que la familia Duff llegó hace unas horas a Chicago y que se desplazó el clan completo a la Mansión Andley – repitió lo antes dicho.
- No estás hablando en serio – pidió una explicación más certera.
- Desgraciadamente así es – respondió Richard un poco molesto por ese cuestionamiento.
- ¿Qué sucederá papa? – preguntó Terry al ver el semblante de su padre.
- Pues insisten en hablar con nosotros y quieren que lleguemos hoy mismo, pero la señora Elroy ha inventado que no pueden molestarnos porque perderíamos millones, lo cual no es ni un por ciento cierto.
- ¿Qué vamos hacer Richard?
- Pues nada, nos debemos de dedicar a lo nuestro, nos faltan seis inmersiones más y no les quedará de otra que esperar, por lo pronto veamos que sacó Candy – lo invitó a seguirlo.
- De acuerdo, veamos, miren saque un prendedor de oro macizo y un cofre con incrustaciones de esmeraldas. Albert no sabes si ¿hubo naufragios en esta zona? – preguntó al comenzar a analizar la pieza.
- No tengo nada en concreto Candy, pero George nos ayudará un poco – decidió darle crédito a George.
- Esperen, veamos – pidió él buscando en la base de datos de la compañía.
- ¿Qué es eso? – refirió Candy observando una figura en especial.
- ¡Un escudo! – se sorprendieron todos puesto que apenas y se notaba en medio de la pieza y la arena que tenia pegada.
- Señorita Candy, hubo un hundimiento del buque Príncipe de Asturias el cinco de marzo de 1916 – le informó George.
- Pero este escudo se me hace conocido, entra a ver los escudos que tenemos en la base – le pidió Albert.
- Permítanme, necesito un líquido menos corrosivo – Albert se hizo a un lado y Candy sacó una botella ámbar de los líquidos especiales; regresó y vertió un poco más en la cuba de cristalería.
- Entiendo, ya está, veamos qué características tiene, dos hombres mirando hacia los lados y dos leones en el centro, veré más mañana a que se disuelva la arena que tiene encima – informó Candy quitándose los guantes de neopreno.
- Bueno al parecer no encontramos mucho – resolvió Richard.
- Un momento... - vio Candy la pantalla que tenían todos enfrente, la encendió y miraron más a detalle.
- ¿Qué tienes ahí...? – se levantó George con una alta definición en la pantalla.
- Atrás, hay algo atrás, no se ve bien, veamos si los ultravioleta nos ayudan – observó Candy sacando la pieza del líquido y pasándola debajo de una lámpara que al mismo tiempo tomaba fotos.
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Un amor que no entiende de pasiones
RomanceESTA HISTORIA COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL SON DE MI TOTAL AUTORIA, NO DE DOMINIO PUBLICO COMO ESTA ESTIPULADO, SI HAY ALGUNA DUDA, PUEDEN CONTACTARME Él, un millonario desde el nacimiento. Ella una hermosa y sencilla doctora. Él un Don Juan ha...