- Le pido una cosa: mi amor, mi novia, me harías el honor de casarte conmigo... señorita Candice White Andley
No podía creerlo, Candy no podía creerlo, Terry se le había propuesto en tres ocasiones.
- Terry...- susurró Candy comenzando a llorar.
- Terry... - llamó Noelia en voz muy baja, no podía concebir que su amante le estuviera pidiendo matrimonio a otra chica.
- ¡Hola, mi vida! ¿Emocionada? – se levantó colocándole el anillo y besándole una lágrima que se desprendía de sus ojos.
Candy asintió.
- Entonces, ¿aceptas? – pregunta el castaño ansioso.
- Siiiiiiiiiiiiiiií mi amor, acepto – le respondió lanzándose a sus brazos.
- Bravo hijo, se ve que eres un Grandchester – Richard alabó sus genes.
- ¡Candy, felicitaciones! – la abrazó Albert.
- Ahora señorita Candy, te doy este anillo como símbolo de mi amor, te amo Candy – le colocó el anillo en su dedo anular.
- ¡Te amo Terry, soy muy feliz! – le sonrió y besó por algunos minutos, sin importarle que su papá estuviera cerca.
Noelia caminó hacia atrás y salió corriendo deprisa del restaurante seguida por Sandra.
- Noelia, espera... - le pidió Sandra a Noelia, un tanto preocupada por el estado de su amiga.
- No puede ser Sandra, hoy en la mañana no era así – repeló sin darse cuenta de lo que decía.
- ¿Cómo dices? ¿Qué pasó hoy en la mañana? – preguntó Sandra asombrada.
- Le envié un mensaje y no me lo contestó – respondió lo bastante furiosa.
- Pero ¿cómo te atreviste a rogarle? Noelia eso no se hace, te lo tienes bien merecido – se detuvo y regreso sobre sus pasos.
- Sandra... - la llamó Noelia.
- Madura mujer, ese hombre no te valoró, déjalo en paz y cuando lo hagas, llámame – le pidió marchándose de ahí.
- Te amo Terry, pero tú no me amas a mí, sé feliz porque muy tarde me di cuenta de cuánto te amo – Noelia tenía dolorido el corazón, está noche recordaría una cosa, decirle a alguien que lo amas cuando está contigo.
Mientras en el restaurante...
- ¿Te gustó la sorpresa? – le preguntó Terry a Candy mientras bailaban.
- Sí...gracias, te amo Terry – lo besó rápidamente.
- Deberías de haber visto la cara de Noelia – le comentó con malévola mirada.
- ¿Estaba aquí? – preguntó ella ya que ni cuenta se había dado.
- Sí, justo detrás de ti – respondió él, mirando los labios seductores de Candy.
- Hijo eso fue increíble – Richard se acercó a la pareja en son de despedirse.
- Lo mismo digo Terry, ¡felicidades! – Albert le abrazó con anhelo.
- Bueno. los dejamos para que lo disfruten – propuso Richard, jalando a Albert y dejándolos solos.
- Sí papá y nada de esto a nadie – le pidió amablemente a Richard.
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Un amor que no entiende de pasiones
RomanceESTA HISTORIA COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL SON DE MI TOTAL AUTORIA, NO DE DOMINIO PUBLICO COMO ESTA ESTIPULADO, SI HAY ALGUNA DUDA, PUEDEN CONTACTARME Él, un millonario desde el nacimiento. Ella una hermosa y sencilla doctora. Él un Don Juan ha...