Capítulo 6

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BROOKE

Eran 15:45 cuando recordé que me vería con Joseph en la librería. Daphne ya se había ido y, por primera vez, tuve una crisis sobre que ponerme. Decidí retocarme las pestañas (Daphne también había comprado maquillaje y me había enseñado a usar algunas cosas) y peinarme un poco. Cuando bajé, Alexander se encontraba mirando la televisión y cuando le pregunté si me podía llevar a la librería, se rió.

-¿Te verás con el tipo de ayer?-Volvió a mirarme a los ojos.

-No es de tu incumbencia, ¿me puedes llevar o voy yo manejando?-Tomé las llaves pero, como de costumbre, se había movido tan rápido que no vi cuando me las quitó.- ¿Qué haces? No es tu auto.

-Ahora sí, Mike me lo regaló.-Me sacó la lengua y volvió a su postura despreocupada.

-De acuerdo, iré caminando.-Eché un vistazo, las 15:56. Volví a mirar a Alexander mientras bostezaba y antes de perderme en su abdomen, aproveché la oportunidad y tomé las llaves que dejo a su lado.-Supongo que aprenderé a manejar.-Y salí corriendo al auto.

Gritó mi nombre mientras corría hacia la puerta del conductor y cuando la abrí, él la volvió a cerrar.

-¡¿En qué estás pensando?!-Sus ojos comenzaron a dilatarse. ¿Se iba a transformar o qué?-Te llevaré.-Abrió la puerta y se sentó. Me quedé parada en mi sitio sin saber bien que hacer.- ¿Vas a subir?

En el camino, noté que sus ojos habían vuelto a la normalidad. Tal vez fue efecto de la luz o solo mi imaginación.

Eran 16:10 para cuando llegué a la librería y vi a Joe en la puerta mirando hacia los costados con dos cafés en la mano.

-Que te diviertas.-Dijo sarcástico.-Luce como un idiota.

-No lo conoces.-Le recriminé por la ventana.

-Tú tampoco.-Y antes de dejarme responderle, dio la vuelta y desapareció. No volvió por el mismo camino, así que sospeché que habría ido a comer en el intento de escapar de la sopa que nos esperaba en casa.

-Lo siento mucho, se me hizo muy tarde.

-No importa, de verdad. Aunque creo que el café si se cansó de esperarte...Diablos, que chiste tan malo.-Dijo mientras se frotaba la frente con la mano.

Mientras me reía, le contesté: -Si, demasiado.

Luego de comprarme otro café, caminamos hacia un parque que se encontraba a unas cuadras.

-Bueno, cuéntame algo de ti.-Me propuso mientras nos sentábamos en un banco.

"Bueno, que tal esto: soy una loba pero no te asustes, solo me transformo en invierno porque todavía no domino hacerlo cuando quiero".

-No cuenta que me digas que te gusta leer.-Dijo sonriéndome.

El tiempo pasó extremadamente rápido, me había divertido estando con él. Joseph hizo muchas bromas malísimas pero igualmente me reía y por un momento me imaginé siendo normal. Me imaginé preocupándome sobre las peleas que tendría con mi madre, sobre que usar para salir en mi próxima cita.

-¿Cómo es que nunca te vi en la escuela?-Me preguntó mientras me sonreía y hurgaba en su bolsillo. Todo lo que estaba imaginando en mi cabeza desapareció tan pronto como un suspiro.

-Estudio en casa.-Le contesté mientras miraba fijamente mis manos.

-¿Tus padres son estrictos?-Dijo cuando encontró su celular. Decidí decir la verdad esta vez.

-Solo somos mi padre y yo. Siempre estamos viajando, así que se hace difícil ir a una escuela.-Le contesté mientras levantaba la mirada, en su cara ya no estaba su sonrisa mostrando sus dientes perfectos.

-Oh, lo siento...

-No te preocupes.-Le dediqué una mueca esperando que el cambiara de tema.

Un bocinazo rompió el prolongado silencio que había quedado entre ambos. Giré mi cabeza para ver al molesto conductor que seguía dando bocinazos. Alexander.

-¿Qué está haciendo aquí?-Pregunté en voz alta, Joseph iba a decir algo pero lo interrumpí.-Ya vengo.

Me acerqué al auto y Alexander bajó el vidrio.

-Ya es hora de ir a casa. Son las 21:30.-Dijo sin mirarme.

-Nadie te dijo que me vinieras a buscar, así que puedes irte.-Giró su cabeza hacia mí y tensó su mandíbula.

-Mike me mandó a buscarte.-Dijo bajando del auto. Se apoyó en la puerta y cruzó sus brazos, miraba algo que había detrás de mí.

-¿Está todo bien?-Preguntó la voz suave de Joe. Se encontraba a mi lado mirando a Alexander.

-Todo está perfectamente. Ya nos íbamos.-Alexander tomó mi brazo pero me zafé.-Ya es tarde, Brooke.

-Yo puedo llevarla a casa.-Dijo Joe dando un paso hacia delante.

-Joe, está bien. Ya es tarde de todos modos.-Le aparté un poco para que Alex no nos oyera.- ¿Nos vemos otro día?

Como si no hubiera escuchado lo que le dije, preguntó: -¿Estás segura que está todo bien?-Volvió a preguntar echando otro vistazo al auto.

-Sí, Alexander es un amigo de la familia.-Su rostro volvió a mí.

-De acuerdo...-No sonó muy convencido.


-¿Por qué Mike te mando a buscarme?-Le pregunté mientras daba la vuelta hacia la carretera. Él sonrió de lado.-¡Eres un idiota! ¡Él no te mandó a buscarme! ¿Por qué viniste?

-Ya te dije, era tarde. No iba a dejar que te subas en el auto de un extraño a esta hora.-Mantuvo su sonrisa de lado.

-A Joseph lo conozco más que a ti, eso te convierte en el extraño.

-Entonces, no tendrías que haber subido.-Y su sonrisa se curvó aún más mostrando dos hoyuelos. Giró el volante bruscamente hacia un camino a la derecha hecho de tierra.

-¡¿Qué estás haciendo?!-Me sujeté del asiento mientras se iba adentrando al camino a velocidad máxima. No contestó pero la estúpida hermosa sonrisa seguía en su cara.- ¿Podrías parar?

-¿Me vas a decir que no te estas divirtiendo?-Dijo mientras viraba hacia la izquierda.

Cuando volví a gritarle que parara, se detuvo y bajó del auto. Me indicó que hiciera lo mismo y fuera junto a él.

-Ven.-Tomó mi mano y sentí el rubor en todo mi cuerpo. Nos adentramos en los árboles esquivándolos con cierta facilidad. Al final del camino había un claro, donde Alexander se desplomó sin previo aviso y cerró sus ojos.

-¿Me podrías decir que hacemos aquí?-Abrió un ojo.

-Acuéstate y verás.-Y volvió a cerrarlos.

Lo hice. Pero no cerré los ojos, me quedé observando el oscuro cielo manchado de infinitas estrellas.

-Es hermoso ¿no crees?-Ladeé mi cabeza y vi que él también las observaba. Me enseñó algunas constelaciones e hicimos dibujos con los diminutos puntos hasta que nuestros hombros estuvieron pegados y nuestras manos, accidentalmente, se entrelazaran. Sé que hubo una conexión, era un "algo" extraño que recorría mi cuerpo. Nuestros ojos se cruzaron y...

-Debemos irnos.-Dijo cortando todo lo sucedido. Ni siquiera pude replicar, comenzó a andar hacia los árboles y tuve que seguirlo, sola no encontraría el camino hacia el auto.

El camino a casa fue silencioso, ni siquiera la música pudo amortiguarlo. Para cuando llegamos, era medianoche y ya no había ni una luz en la casa. Él se escurrió en cuanto entramos y yo fui hasta la cama, esperando que Daph no estuviera despierta.

-Entonces ¿no pasó nada? Voy a matar a Alexander.-No le había contado nada sobre lo sucedido después, me lo quería guarda para mí.

Solo le sonreí en modo de respuesta.

She wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora