Capítulo 3

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BROOKE

-¿Qué? ¿De qué mierda estás hablando?

-Cuidado tu lenguaje jovencita. Mike dice que un humano entre tantos lobos, los puede poner nerviosos. 

-¿A mí que me importa lo que diga Mike? Si los demás se sienten nerviosos por ti, ahí está la estúpida puerta. ¡Es nuestra casa!-Se sentó en el sofá y tomó su rostro entre sus manos.

-Lo siento, tal vez es mejor que te empieces a llevar más con tu manada. Yo también necesito descansar de...de todo esto ¿sabes?-No pude soportar el estúpido llanto, ya los ojos me ardían de tanto aguantar.-No es mi intención, Brooke. Sabes que te quiero tanto, sabes que eres mi hija. Pero, es hora de...

-Llévame contigo.-Le susurré, sabiendo la respuesta. Él negó con la cabeza.-Entonces, vete. No te necesito.

Le di la espalda y subí a mi habitación. Error, estaría Daphne y me preguntaría que me pasaba. Seguí de largo y me encerré en el baño. ¿Jack se iba y me dejaba sola con todos estos desconocidos? ¿En qué diablos estaba pensando Mike cuando le dijo eso? 

"¿Qué está pasando?" Me repetí a mí misma. Toda mi realidad se veía desfigurada detrás de mis lágrimas. ¿Mi padre me dejaba sola? Siempre pensé que él podía lidiar con todo esto, pero no, el monstruo que soy tiene que ahuyentar a todos y ahora tengo que vivir en una casa llena de ellos. Llena de los monstruos de los que quiero escapar. Me levanté frente al espejo y me saqué mi remera, las cicatrices inundaron mi estómago. 

Nunca lo vi pero soñé con él la primera noche que estuve en el hospital, su nariz húmeda contra mi cara, sus grandes patas sobre mis brazos y piernas y sus afilados dientes en mis entrañas. El marcó mi vida y alejó todo lo que quería en la vida: mis padres.

Seguí llorando en el baño hasta que alguien tocó la puerta.

-Hay personas que también necesitan usar el baño.-No reconocí quien era.

-¡Hay otro abajo!-Le grité.

-Ocupado.-Dijo tratando de abrir la puerta y entonces la abrí.

-¡Está ocupado este también!-Claro, tenía que ser Alexander. Sus ojos verdes recorrieron mi cuerpo y de pronto recordé que solo llevaba mi sostén.- ¿Qué miras, idiota?-Me abracé el estómago para cubrirme, me agaché y me puse de vuelta mi remera.

El idiota solo se me quedó viendo.-El negro es definitivamente tu color.-Sentí mis mejillas arder en fuego, ese era el color de mi ropa interior.- ¿Me dejas usar el baño?

-"El negro es definitivamente tu color" Idiota...-Dije una vez que cerró la puerta del baño.

-Sabes que idiota no es mi nombre, ¿verdad?-Sarcasmo. Excelente. Le mostré mi dedo mayor y lo esquivé.

-¡Brooke!-Esa voz si la reconocía, era Mike. Me di vuelta y ahí estaba.-Creo que necesitamos hablar.-Su cara me pareció irreconocible, su lado gracioso ya no se encontraba ahí.

El día que lo conocí, fue el día que me encontró con Jack en el bosque y él todavía era un lobo. Mientras iba en los brazos de mi padre, lo miré fijamente mientras caminaba a nuestro lado, su pelaje era brillante y negro y sus ojos eran de un color avellana, un "extraño color de ojos para un perro", pensé.

Al llegar a nuestra casa, se transformó en un hombre de tez morena. Comenzó a hablar con una voz un tanto grave, contándome como había conocido a mi padre.

-El día del accidente-Me miró para ver si mi reacción lo iba a dejar seguir hablando.- uno de los nuestros fue echado de la manada por hacerle a alguien exactamente lo que te hizo a ti. Nosotros jamás atacamos humanos a menos que sea realmente necesario, pero este lobo, olió la sangre y fue directo a la fuente. Luego, te atacó pero en ese momento, percibí su pensamiento y llegué justo a tiempo para salvarte. Logré ser humano el tiempo suficiente para dejarte en la puerta del hospital, en invierno se hace difícil transformarte a tu voluntad, pero ya hablaremos de eso. Cuando volví al hospital me dijeron que ya te habías ido y los rastreé. Vi a Jack a un lado de la carretera y comprendí que ya te habías transformado.-Tomó mi mano y por alguna extraña razón, no la aparté. Su mano era grande y cálida.-Brooke, estoy aquí para ayudarte.

Tuve esa sensación que tengo cada vez que voy a llorar: dolor de estómago, de cabeza y de garganta. Y lloré, lloré por mi madre, por Jack y por mi vida que, según dijo Mike, no volvería a ser la misma.

Tuvimos que mudarnos, alejándonos de la ciudad. Jack parecía estar llevando todo sin mucho estrés, pero me explicó que Mike fue de gran ayuda para comprender la situación. Seguramente sin él, Jack no hubiese podido estar a mi lado. Otro de los consejos de Mike, fue que no hiciera amigos humanos, no me servirían de nada ya sea porque voy a tener que responder por qué desaparezco entre los meses fríos o porque tenga que explicar por qué puedo ver, oler, correr y resistir más que los demás.

-Vincularte con humanos sería un error. Si tienes que irte, lo tendrás que hacer sin mirar atrás.-Me repetía constantemente Mike.

Volví de los recuerdos cuando Mike cerró la puerta del estudio. Era donde Jack siempre estaba haciendo sus investigaciones, lo mantenía ocupado mientras estaba solo.

-Jack se merece descansar un poco de todo esto. Él no pertenece a nuestro mundo, Brooke.-Se sentó en el escritorio. Yo quise seguir parada por si otra vez el llanto volvía y así encerrarme en el baño.

-¿Se va a ir para siempre?

-Va a volver cuando se sienta mejor.-Lo dijo de una forma tan simple, que me dolió en el pecho.-Esto va a ser bueno para ti, siempre quisiste amigos, ahora tienes a Daphne y a Alexander.

-No quiero ser amiga de monstruos.-Sus ojos, que se posaban en los libros que Jack tenía en el estudio, miraron directamente a mis ojos. Juraría que se tornaron más oscuros.

-¡Jamás vuelvas a decir eso, jovencita! En esta casa nadie es un monstruo, si tú tienes problemas para aceptar lo que eres, haya tú. Pero deja en paz y respeta a los que tratan de vivir como pueden.-Se acercó y tomó mis manos.-Lo siento, no quise gritar.

Listo, el llanto estaba ahí, de nuevo. Odiaba llorar en frente de otras personas. Me arrodillé en el suelo y Mike me abrazó mientras me susurraba al oído que me calmara. En medio del llanto, le pregunté si mi padre ya se había ido y él no me respondió. ¿Por qué no se había despedido? Claro, no le di la oportunidad.

She wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora