BROOKE
Aquella conexión que había sentido antes, se hizo presente de nuevo, haciendo que la música y la gente a mí alrededor desapareciera. Había algo en él que me atraía demasiado y no podía sacar mi mirada de su rostro. Su boca hizo movimientos, pero las palabras no llegaron a mí. Mi cuerpo no respondía, y eso era una mala señal. Peor fue, cuando comencé a sentir un calor subiendo por mi garganta y un leve temblor en mis manos. No era posible...¿cómo iba a estar por transformarme si mi calor corporal estaba al máximo? Alexander volvió a gesticular algo, pero al parecer entendió lo que me estaba sucediendo y tiró de mi mano hasta sacarme de aquella casa. Mis piernas comenzaron a fallar y antes de caer, Alexander me tomó en sus brazos y comenzó a correr hacia los límites del bosque. Mientras seguía consiente, agradecía como el bosque rodeaba las casas de aquel pueblo.
ALEXANDER
-¿Se puede saber que estás haciendo?-Pregunté una vez que Brooke estuvo de frente a mí. No respondió nada, y reí porque sabía estaría pensando algún comentario ingenioso. Pero nada sucedió, sólo se quedó allí viéndome detenidamente.-¿Brooke?
Sus pupilas se estaba dilatando y un conocido resplandor amarillo aparecía en sus ojos, imperceptibles a los demás. ¿Se estaba transformado? Tomando su mano y empujando a su amigo, corrí hacia fuera hasta la tuve que tomar en brazos porque no podía moverse debido al temblor.
El bosque se encontraba cerca, pero aun así debía adentrarme sus profundidades para evitar cruzarnos con cualquiera. Su transformación no tardaría en llegar, así que apuré el paso hasta que Brooke no pudo más y saltó de mis brazos.
Quedó sobre sus rodillas y manos, mientras su espalda comenzaba a retorcerse en ángulos extraños, sus manos eran remplazadas por garras y sus dientes por colmillos. En segundos, una loba blanca apareció ante mí. Me observó unos segundos y luego desapareció, adentrándose aún más en el bosque.
Me recosté contra un árbol y me permití descansar unos momentos. Recordé cuando la había visto por primera vez. Hacia un par de años, Mike había explicado que se uniría una chica a la manada, un tanto especial. Nosotros ya nos habíamos transformado, cuando el alfa llegó al lugar de encuentro con una pequeña loba a su lado, totalmente sumisa a él. Su aroma llegó a mí, y pude jurar que todo a mí alrededor se detuvo y solo era consciente del movimiento que hacía al respirar. Se olía nerviosa e incómoda. Aquel invierno, no se despegó de Mike, a la vez que se mantenía alejada de todos. Tenía problemas serios para cazar y ahuyentaba a toda presa que estuviera cerca, haciendo que los demás lobos se comenzaran a sentir molestos.
Intenté acercarme varias veces, pero en todas me gruñó haciendo que me retirara de su espacio. Al final del invierno, cuando desee ver como lucía aquella chica, sólo pude deslumbrar unos mechones color chocolate y un rostro oculto por una capucha, mientras Mike se la llevaba.
Un aullido me trajo de vuelta a la realidad, haciendo que mis piernas estuvieran de nuevo en movimiento. Ahora, un grito perturbó el silencio del bosque y pensando que sería Brooke volviendo a su forma, me largué a correr. Sin embargo, no estaba preparado para ver aquello.
Brooke estaba mordiendo la pierna de un joven, mientras este intentaba patearla con su otra extremidad, aquello solo hacía que la loba se enfadara a un más. Arranqué de un tirón una rama y me acerqué sigilosamente.
-¡AYUDAME! –Gritó el chico, mientras seguía intentando patearla. Brooke lo soltó para enfrentarse a mí, y el chico intentó arrastrarse lejos del lugar, sin éxito. Brooke volvió a su presa, esta vez mordiéndole un brazo. El chico volvió a gritar, y ahora se escuchaba un murmullo de personas dirigiéndose hacia el lugar.
-¡Brooke! Nena, tienes que volver a mí. Por favor, Brooke. Déjalo ir.-Intenté razonar con la loba, esperando que la humana estuviera escuchándome. Y al parecer lo hizo, porque enseguida volvió a desaparecer entre los árboles.
-Ayudame...-Volvió a decir el chico. Me acerqué para cerciorarme que no moriría por el ataque, antes de ir tras de Brooke para evitar que hiciera otro desastre.
-¡HANK! ¿DÓNDE ESTÁS? –Escuché gritar a una chica.
Mike nos mataría a ambos por traer problemas a la manada. Ahora la cacería de lobos se llevaría a cabo sin lugar a dudas.
BROOKE
Corría. Olfateaba. Esquivaba. Escuchaba.
-¡SUELTAME, HUNK! ME HACES DAÑO.
-Vamos, Milla. Esto es lo que quieres, ya lo sé.
Gruñí. Salté. Mordí. Despedacé. Casi maté. Volví a ser yo.
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She wolf
WerewolfHace tres años la vida de Brooke cambió completamente. No solo perdió a su madre, si no que cada invierno se perdía a si misma encerrada en el cuerpo de una loba. Pertenecía a una manada, pero cuando era humana, sólo contaba con su padre y Mike, el...