Valeria
¿Cuántas son las probabilidades de que sea ella? Con tanta mala suerte corro, que el destino es capaz de hacerme esto justamente cuando vengo hecha una mierda. ¿Cuántas son las probabilidades que me hable? Podría optar por darme la vuelta y rodear la manzana, pero también está la opción de cruzarme al otro lado de la calle. Creo que estoy exagerando un poco, tal vez y no sea ella.
Sigo caminando, no me cruzo la calle, no creo que sea ella, las probabilidades de que sea ella y que mi suerte sea muy buena hoy son del 0.00000000000001%, sin exagerar. Y en dado caso de que sea ella, bueno, no se me ocurre nada, tal vez entre en pánico.
Otra llamada vuelve a interrumpir mis pensamientos. No presto atención al nombre solo contesto, ya que en dado caso de que llegue a ser ella, tal vez, solo ¡TAL VEZ! Logre pasar desapercibida. Además estoy demasiado desarreglada como para que logre reconocerme, ¿no?
—¿Bueno? —pregunto, supongo que si es ella y me ve hablando por teléfono no me hable.
—Soy yo de nuevo, olvide comprar unas cosas, iré a por ellas. Deje abierta la puerta trasera para que entres —no le prestó atención a lo que dice, ya que estoy más preocupada por saber si es ella o no—. Valeria, ¿me estas escuchando al menos? —pregunta mi madre con cierta desesperación en su voz.
—Sí... Sí. Lo siento mamá —respondo con indiferencia—. Nos vemos —y cuelgo sin esperar respuesta de ella.
Si es ella ya que más da, aunque hubiese preferido estar más presentable. No lo se.
Escucho que alguien grita mi nombre a lo lejos, me volteo, todo con tal de pasar desapercibida si es ella.
-Como pretendes pasar desapercibida si están gritando tu nombre, y traes ropa que dice en un cartel imaginario: mírame- me dice mi subconsciente dándome una cachetada mental.
Ignoro aquel comentario y concentro mi atención en aquella persona que esta gritando.
—Vale, espera —dice aquella voz varonil que reconocería en cualquier lado.
Adam, genial. Lo que me faltaba. El tratara de ser amable con la profesora si la ve, las cosas se complican cada vez más. Y eso que no es gran cosa.
—Esperame mujer —dice cuando logra llegar a donde estoy —te han dicho que caminas demasiado rápido —continua con la voz agitada.
—De saber que me ibas a alcanzar dramáticamente a medio camino, hubiese caminado más lento —contesto indiferente.
—Como sea, voy a casa de mi novia, al parecer quiere mostrarme algo importante —dice mientras caminamos—, y como queda unas cuadras después de la tuya, porque no acompañarte de paso.
—Genial. Espero que sea algo bueno como para hacerte caminar —contesto aun fijando mi vista al frente, suplicando porque en serio no sea ella.
—Igual yo espero eso —espeta—, espera un momento, ¿esa no es la maestra Magdalena? —dice entrecerrando un poco los ojos para poder visualizarla mejor—. ¡Hey! ¡Profesora Magdalena! —grita mientras hace señas para que nos logre ver.
Estupendo, lo que faltaba. Con este hombre no se puede.
Magdalena
No se ni porque me vine por aquí, de igual manera a ver si encuentro un buen apartamento por aquí. Al parecer es un buen lugar.
Mientras observo las casas, escucho que alguien grita mi nombre, volteo hacia donde proviene el grito y me encuentro con Adam haciendo señas y a Valeria mirando hacia el suelo, evitando todo contacto visual conmigo. Trae un vestido bastante provocador, está muy despeinada y trae el maquillaje algo corrido, lo que daría a entender a cualquiera que el revolcón estuvo bastante bueno. Pero a pesar de eso, se sigue viendo hermosa.
Aunque ahora que me pongo a pensar, creo que Adam no sabe nada de lo sucedido ente nosotras dos, porque de ser así no me estaría hablando en este momento.
Cuando estamos lo suficientemente cerca, sonrió en manera de saludo, primero hacia Adam, para después voltear hacia Valeria, quien al parecer no piensa despegar la vista del suelo.
—Vale, no seas grosera —le dice Adam codeando su brazo.
Suelta un bufido y con pocas ganas me devuelve la sonrisa, para después fijar su vista hacia los lados, como buscando a alguien.
—Disculpe a Valeria, fue una larga noche, y al parecer no está de humor —dice amenamente Adam.
¿Así que fue una larga noche? No quiero detalles.
—Espero y se la hayan pasado bien —contesto indiferente aun con la vista hacia Valeria y ese provocativo vestido que le entalla tan bien—. Ya que al parecer viven por aquí, o bueno eso quiero suponer, no saben si algún departamento por aquí, pienso en mudarme y no he encontrado ninguno —continuo, y al parecer eso llama la atención de Valeria quien al observarme de pies a cabeza se muerde el labio inferior.
—Creo que si, ayer que pase por Vale en la noche, vi uno justamente dos casas después de la suya —dice como si nada Adam, y después veo a Valeria fulminándolo con la mirada, que mataría a cualquiera si tuviera ese poder.
—Estupendo —contesto sonriendo, al parecer a Valeria no le parece para nada buena la idea, pero aun así sigue sin decir algo—. Podrían llevarme, no conozco muy bien por aquí —digo para recibir un asentimiento de parte de Adam y un bufido de parte de Valeria.
Esto se pone interesante. Tal vez pueda sacarle provecho a esta situación.
—¿Y desde cuándo son novios? —preguntó indiferente.
Valeria voltea a verme con los ojos totalmente abiertos, Adam solo sonríe. Y Valeria por fin decide hablar.
—No somos novios, solo som... —la interrumpo.
—Amigos, ya lo sé. Pero sé que no es de mi incumbencia, pero si no son novios por que los vi besándose muy apasionadamente el viernes en la cafetería —digo con una sonrisa triunfante.
Ella mejor guarda silencio y Adam decide contestar.
—Bueno eso es fácil —dice Adam con una mirada desafiante, por un momento pienso que el va a decir algo sobre el beso, ya que seguramente Valeria le dijo.
—Ella me debía una apuesta y eso era lo que me tenía que dar si perdía —continua como si nada—, ¿hay algún problema con eso?
—No para nada, solo tenía curiosidad.
—Que interesante —dice Valeria en tono indiferente viendo hacia el suelo de nuevo.
No decimos nada más, seguimos caminando un rato más hasta que llegamos a lo que parecer ser la casa de Valeria.
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I'm a lesbian
Genç KurguLa vida puede cambiar de un momento para otro, y a veces esos cambios pueden ser para bien o hasta para dar una lección de vida. Pero a veces las cosas que pasan son tan extrañas que te preguntas a ti mismo/a si de verdad estas despierto, o todo es...