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Harry Potter

Miraba el techo pensando en Severus, sus lindos ojos color negro, su cabello, su hermoso miembro. Mierda ¿por qué pienso eso? Debo controlarme. Cuando estoy con él me siento libre y seguro, en paz, Severus Snape era como el príncipe azul de toda niña, era el príncipe mestizo de mi niña interior.

— ¿En qué piensas Harry? —la voz chillona de Ginny me saco de mi ensoñación, di un suspiro largo y la mire.

— En cosas bonitas ¿necesitas algo? —se enrollaba un mechón de su pelo en el dedo, si intentaba verse coqueta no lo estaba logrando.

— Quería saber si quieres ir a tomar algo hoy —lo siento pelirroja barata pero tengo una cita con mi hombre tétrico.

— No puedo tengo un compromiso pero Dean esta aburrido así que puedes preguntarle a él —le di una sonrisa falsa y mire las llamas de la chimenea, sentí su mano rosar mi hombro y un escalofrío de repulsión recorrió mi cuerpo haciendo que me levantara de un salto y la volviera a mirar con más asco.

— Quiero ir contigo Harry —hizo un puchero.

— Ya te dije que no Ginny —levantó las cejas como si la hubiera ofendido— eres como una hermana para mi debes tener eso en claro y respetar mis decisiones.

¿Escucharon eso? Fue su corazón rompiéndose, salí de la sala hacia los pasillos y comencé a caminar sin ir a algún sitio en particular, aún habían ruinas de la batalla pero nada del otro mundo, escombros y grietas en las paredes le daba historia, actitud y reputación al castillo, la hermana de Fleur paso junto a mi saludandome, era agradable tenerla aquí. Pase junto al baño de Myrtle la llorona y hubiera pasado de largo de no ser por los sollozos provenientes de el, no era el llanto de ella sino la de una voz de niño y sin poder resistirme entre para ayudar a ese chico, no estaba preparado para ver a quien estaba apoyado sobre el lavado escondiendo la cara entre sus brazos, Draco Malfoy levanto el rostro y un nudo se formo en mi garganta, sus ojos estaban rojos e hinchados lucia muy mal.

— ¿Estás bien? —fruncio su ceño, era obvio que le molestaba mi pregunta pero aún así no me rendiría fácil ya que por alguna razón sentía la necesidad de ayudarlo.

— A ti que te importa Potter —escupió mi nombre y apretó la mandíbula me acerque un poco a él dejando un metro de distancia entre nosotros.

— Draco no quiero molestarte solo quiero ayudarte —relajo un poco sus hombros pero aun así seguía alerta— por favor —su labio tembló y las lágrimas volvieron a brotar aproveche que bajo la guardia y lo abrace.

Mi abrazo lo había tomado desprevenido ya que lo sentía tenso, muy quieto como una piedra después de unos segundos de asimilarlo me devolvió el gesto enterró la cara en mi hombro y volvió a sollozar lentamente nos baje y senté en el piso sin dejar de abrazarlo, sobe su espalda y cabello tratando de consolarlo sin palabras y para mi sorpresa estaba funcionando su respiración se relajó, se separó de mi y me miro con confusión.

— ¿P-por qué? —sus ojos cristalizados amenazando con dejar salir más lágrimas nuevamente me hicieron recordar a Sev por una extraña razón y eso me entristeció más.

—  ¿Por qué hago esto? —asintió— no creas que lo hago por un costo, simplemente siento la necesidad de ayudarte —una sonrisa burlona apareció en su rostro.

— ¿Te gusto Potter? —no pude evitar reír por su pregunta tonta.

— No te ofendas Malfoy pero no eres mi tipo —rodó los ojos y su sonrisa volvió a desaparecer, puse mi mano en su mejilla y con mi pulgar comencé a hacer círculos en ella, agrandó los ojos— puedes ser mi amigo y contarme porque estas triste o de lo contrario te voy a lanzar un imperius —agacho la mirada a sus manos pensativo, no quería que pensara que usaría esa información en su contra— si me dices yo te diré quien me gusta y creeme cuando te digo que te tomara por sorpresa.

— Esta bien —soltó un suspiro y me miro aún había duda en su mirada pero tragando fuerte habló— mi papá y y-yo hemos salido por un tiempo, yo quiero hacerlo oficial pero él dice que aún es muy pronto y de tanto presionarlo hice que me dejara de hablar, Lucius ha tenido muchos problemas con el ministerio y al yo ser insistente hice que se estresara más, temo que ya no este conmigo.

Tenía que asimilar tanta información, ¿esto era bien visto en el mundo mágico? Pero dijo que era en secreto hasta que se le metió la idea de que quería hacerlo público y lo entendía perfectamente lo mismo me pasaba con Severus.

— No Draco, Lucius ha estado muy ocupado Arthur Weasley me ha comentado que el ministerio no lo deja ni dormir —todo era cierto— tu papá esta tan ocupado que seguramente ha querido enviarte una carta pero no ha tenido tiempo.

No sabía como pero sus ojos se iluminaron, los sangre pura solían ser crueles pero el amor padre e hijo que se dan lo he observado desde primer año es muy puro y cálido, son tal para cual.

— Soy un tonto —miró sus manos y negó— he estado pensando tanto en nuestra relación que olvide por lo que debe estar pasando él, aún me siento mal pero un poco aliviado.

— ¿Quieres ir a la enfermería? Lamento decirte esto pero tienes un aspecto terrible corazón —reí un poco y una sonrisa ladina apareció en su rostro, me sentía bien al ayudarlo, como un sentimiento antes visto.

— ¿Tengo mal aspecto? ¿te has visto tu, Potter? —lanzo una carcajada que haría retumbar todos los rincones del castillo si fuera posible. Extendió su mano hacia mi y yo dudoso pero seguro la agarre— soy Draco Malfoy un mago pura sangre y me gustaría ser tu amigo.

— Soy Harry Potter un mago sangre mestiza y a mi me encantaría ser el tuyo.

Quien diría que después de todo lo ocurrido Draco y Harry se volverían amigos, en primer año me hubiera hecho mucha gracia pero ahora lo tomaba como una forma de gratitud.

Querido diario.

Draco y yo fuimos a la cocina y comimos tortas de todos los sabores y tomamos mucho jugo de calabaza, él dijo que no tendría problema en convertirlo en vino pero no acepte su propuesta, tal vez esta sera por fin un inicio de una relación amistosa.

Estoy aburrida ¿qué edad tienen? Yo 15 :3 (18 ahora)

Querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora