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Harry Potter

Harry, Harry, por favor despierta Harry. Abrí los ojos de golpe, esas hermosas esferas negras que tanto amaba estaban nubladas con lágrimas. Sev, mi Sev, comencé a llorar y lo abrace, lo abrace tan fuerte como podía, porque él va a ser papá y yo soy su novio y tengo que darle todo el apoyo que necesita, porque él no tiene la culpa, porque él esta tan asustado -incluso más- como yo. Enterró su cara en mi cuello y empezó a sollozar, sobe su espalda lentamente, James estaba parado enfrente de mi con lágrimas resbalando por sus mejillas, sorbi por la nariz y acerque mi boca al oído de Snape.

— Somos una pareja, hay veces que las parejas tienen problemas— susurré en su oído— pero como todo problema hay una solución mi amor y vamos a enfrentar esto juntos ¿de acuerdo? —asintió en mi cuello, por primera vez en mucho tiempo podía sentir como se quebraba y me dolía, sus manos me apretaban con fuerza, aferrándose— no es tu culpa, no quiero que te sientas culpable, tu fuiste víctima, y ahora —mire a James y levante la voz— los tres vamos a ser papás ¿entendido?

James asintió masajeando su vientre, ahora lo podía ver con más claridad, estaba abultado, pero no era tan grande.

— Tengo miedo H-Harry —amaba escuchar su voz, pero en esta ocasión era extremadamente doloroso hacerlo. Y ahora sabia que el sonido que más odiaba era ese, escuchar al amor de mi vida quebrarse.

— N-no lo hagas mi amor —respire hondo tratando de mantener a raya las lágrimas que se comenzaban a formar en mis ojos. Lo aparte y agarre su cara entre mis manos, obligándolo a que me mirara, todo en mi se seguía rompiendo y más al verlo así—, estoy aquí, somos una pareja y esto es sólo un contratiempo —trague fuerte— una bendición ¿no?

— Te amo Harry —su labio tembló y agachó la mirada, acaricie su mejilla y le sonreí.

— Yo también te amo Sev —besé su frente—, tengo que llevar a James a la oficina de Dumbledore.

— Iré con ustedes —intento pararse pero lo detuve y negué con la cabeza.

— No, y no vamos a discutir por eso, te quedarás aquí, tienes mucho que asimilar.

Severus Snape

Asentí sabiendo que perdería en una discusión con Harry, y sentir sus brazos abandonando mi cuerpo hizo que me estremeciera y cerrara los ojos con más fuerza. Escuche como abrían la puerta de mi dormitorio y salían, trague fuerte para ver si bajaba el nudo que había en mi garganta pero fue en vano. Golpee con fuerza el piso, una y otra vez, sentía tanta ira y dolor que no sabia que hacer para que desapareciera, grite fuerte mientras las lágrimas caían al suelo burlandose de mi, ser padre de alguien a quien yo realmente odiaba, un violador y asesino.

—No quiero nada de esto, no puedo, no puedo —me dije a mi mismo.

No era un cobarde, pero me sentía tan débil que me daba más asco de lo normal, los nudillos se me pusieron rojos y algunos tenían sangre, no me importaba, no dolían. Mordi mi labio y tome impulso para levantarme, pero no podía, los brazos me temblaban y por más que intentará ponerme de pie caía de bruces en el frío y duro suelo de nuevo.

— Manten la calma Snape, Harry sigue a tu lado, t-todo saldrá bien.

Hablé para mi mismo tratando de darme consuelo. No funcionaba.

Harry Potter

Caminamos por los oscuros pasillos del castillo, estaba tratando de no arrepentirme y salir corriendo para abrazar a mi hombre, no podía dejarlo solo, no ahora que sabía que me necesitaba. Las pisadas hacían eco al nosotros pasar, el silencio era abrumador, y no quería entablar una conversación con el “embarazado” ¿por qué entre comillas? Hasta que no vea esa panza totalmente crecida no lo creeré del todo, porque seguramente estaba gordo ¿no? Negué con la cabeza, estaba entrando en negación, debía de dejar de pensar en ello, mientras más rápido lo aceptara menor seria lo opresión que sentía en mi pecho. Levante la mirada, estaba tan sumido en mis pensamientos que no me percate de que ya estabamos frente a la estatua que daba a la oficina del director, fruncí el ceño, ¿cuál era la contraseña? Y peor aún ¿cómo es qué habíamos llegado aquí sin que ningún profesor nos detuviera? Suspire, cuando deberían de atraparme no lo hacen pero cuando quiero ir simplemente al baño ya tengo al ministerio de magia encima.

— Demonios —susurré y con el puño cerrado le di un fuerte golpe a la pared.

— ¿Harry? —esa voz serena. Me di la vuelta y ahí estaba, Dumbledore, gracias a Merlín.

— Buenas noches profesor, y-yo —cerré mis manos en puños clavandome las uñas en la palma— tenemos una situación ¿podemos pasar?

Este asintió sin cambiar su mirada de sorpresa y se acercó a la estatua susurrando algo que término en azucarado, suspire, no quería estar aquí, debería de estar abrazando a mi Sev, miré a James, tenía la cara gacha y por su barbilla goteaban lágrimas, realmente se veía arrepentido, pero había visto a tantos magos y brujas hacer su papel de actuación tan bien que dudas en mi volvieron a aparecer, Sev había sido uno de esos magos, frío, distante, y arrogante, aparentando ser algo que no es, aunque lo que vino después me gusto, un Snape cariñoso dulce y tierno, él era mi luz al final del oscuro túnel, sonreí y luego se reflejo su cara de dolor en mi cabeza, negué para apartarla pero no funcionó, un nudo se formo en mi garganta. Me enfoque en otra cosa para no romperme en llanto, la pijama del director era ridícula, si no fuera por el momento de tensión habría soltado una carcajada, era morada con estampado de lunas y margaritas. Entramos y él nos indico con la mano que nos sentaramos, acate la orden.

— Bien Harry cuentame todo.

— Bueno, él —señale al pecoso junto a mi sin mirarlo— es mi hermano.

— Puedo verlo —el estómago se me revolvió, que alguien dijera abiertamente sobre nuestro parecido físico me incomodaba, me removí inquieto en la silla.

Y proseguí a contarle todo, guardando los detalles de mi desnudo, dolía decirlo en voz alta pero no pare; y no lo haría ahora.

Querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora