Harry Potter
Se sintió bien tenerlo encima de mi, cuerpo con cuerpo y compartiendo calor, Severus es la mejor persona en el mundo y por eso me gustaba tanto, si lo conocieran mejor las personas se darían cuenta de que es la persona más increíble de todo el universo. Quería agarrarlo de la mano cuando llegamos a Hogsmeade pero me controle, las caras de asombro de todos nunca se borrarían de mi mente porque 1- ponían cara de idiotas y 2-era mi primera cita con Severus.
— Todos nos miran —rodé los ojos y él frunció el ceño.
— ¿Y qué importa? Solo ignoralos, eso hago yo siempre.
Entramos a las tres escobas y el lugar quedó en silencio al vernos, esto me estaba molestando más que incomodando, por supuesto ya estaba acostumbrado a las miradas sin disimulo y los murmullos pero no quería que mi pelinegro pasara por ello, jale su manga para sentarnos en una mesa que vi en el fondo, le hice seña a un mesero y pedí dos cervezas de mantequilla.
— ¿Te gusto lo que hice hace un rato Harry? —sentí mis mejillas arder, el trasero me dolía un poco por los azotes más sin embargo era un dolor que disfrutaba— tus mejillas me dan la respuesta.
— E-eres u-un t-tonto —apreté la mandíbula y los puños, odiaba tartamudear y él hacia que lo hiciera a menudo pero a la vez era gratificante verlo sonreír. Sus hermosas esferas negras recorrían mi rostro y en vez de sentirme incómodo e intimidado me sentía a gusto— ¿te han dicho lo hermoso que eres?
— No soy hermoso —rodó los ojos. Odiaba cuando hacía eso, iba a regañarlo cuando pusieron nuestras bebidas en la mesa, agarre mi cerveza de mantequilla y le di un sorbo sin quitarle la vista de encima— ¿estás molesto conmigo?
Me encogí de hombros tratando de verme indiferente, dio un suspiro fuerte y bebió de un trago su cerveza, mire a mi izquierda para ver quien estaba junto a mi y la mesa se encontraba vacía, lo cual me resultaba extraño ya que el lugar estaba lleno.
— Seve —antes de poder terminar su nombre las ventanas explotaron, cubrí mi rostro para que los vidrios no me impactarán, los gritos comenzaron al igual que el caos, baje mis manos y mire a Severus, no estaba, me pare y lo busque con la mirada, no lo podía ver las personas corrían por todos lados y mi corazón no paraba de martillar mi pecho — ¡Severus! ¡Severus!
Sentía miedo, volví a recorre el lugar con la mirada y lo vi, dos personas lo arrastraban mientras el forzajeaba, corrí hacia él, nos miramos, vi sus ojos temerosos, estire la mano y cuando estaba apuntó de agarrarlo desaparecieron.
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¿Dónde estás? Te necesito.
— ¿Estás bien Harry? —mire a Hermione, ella me había traído de vuelta a Hogwarts después de lo acontecido en las tres escobas y habían pasado tres horas y ella no me dejaba de vigilar.
— ¿Crees qué estoy bien? —las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas— lo vi antes de que desapareciera, sus ojos, tenias que verlo —aparte las lágrimas con el dorso de mi mano— tenía miedo.
— Lo sé pero no sabemos quienes son —rode los ojos indignado.
— Por dios Hermione sabemos que son malditos mortifagos —sorbi por mi nariz y evite soltar un sollozo— estoy cansado de luchar pero si es por él armare otra guerra en el mundo mágico si es posible.
— Sabes que te quieren, por eso lo raptaron —sus ojos se cristalizaron— eres el hermano que no tengo Harry, casi te pierdo una vez, no lo haré de nuevo.
Ahora eramos dos personas llorando en el mismo lugar por la misma razón, temor, pero eso no me detendría. Me pare y camine al agujero, sentía sus pasos detrás de mi pero solo me limite a ignorarla, la pared se abrió para dejar a ver a un Dumbledore con una sonrisa, ¿por qué sonreía? ¿le causaba gracia que mi hombre estuviera en manos de esos malditos mortifagos? Trate de esquivarlo pero me bloqueo el paso.
— Déjeme ir —apreté la mandíbula tratando de tranquilizarme y sin poder mirar sus ojos me hice a un lado para seguir mi camino pero de igual manera se puso delante de mi— si esta al tanto de esto y ya veo que sí le pido que por favor me deje ir.
— Se todo Harry y por esa misma razón no te puedo dejar ir, sigueme —levante la cara para mirarlo, una creciente ira se formaba en mi pecho—, por favor Harry, Severus te dejo un mensaje.
Indignado asentí no quería perder más tiempo al mínimo descuido me escaparía e iría a buscarlo porque no me importaba que dijeran tenía que encontrar la manera de ayudarlo. Entramos a su oficina y fuimos directo al pensadero, Dumbledore llevó la varita a su sien y sacó un hilo de pensamiento y lo metió, ya sabiendo lo que me iba a decir metí la cabeza sin perder más tiempo, estábamos en las mazmorras, mi lindo pelinegro lucia preocupado y enojado, muy enojado, el director estaba parado a su lado.
— Ellos vendrán por mi en cualquier momento Albus —dijo Snape mientras se pasaba las manos por el cabello nervioso— y cuando eso pase él querrá buscarme, no lo dejes ir, mantenlo en el castillo o encierralo si es posible pero no lo pierdas de vista —vio el piso y sonrió— su complejo estúpido de héroe saldrá en ese momento.
Fui expulsado, las lágrimas corrían sin control nuevamente, él quería protegerme a toda costa pero él no terminaba de entender que yo también quería que estuviera a salvo, estaba perdiendo el control y comenzaba a hiperventilar, tal vez ahora lo estaban torturando o... Muerto, no, no, no, por Merlín que mi Severus este bien, por favor. Sentí unas manos envolverme y el piso se sustituyo por pelo blanco.
— Tranquilizate Harry —pasaba su mano por mi espalda, comenzó hacer efecto pero no del todo, quería verlo, sentirlo, tocarlo pero él no estaba.
— Y-yo d-debí decirle que lo amaba y-y solo le d-dije un estúpido te q-quiero —envolví mis brazos en su espalda— y tuvimos una pequeña discusión por una estupidez.
— Él esta bien Harry —pero no lo creía, esperaba lo peor.
— Pensé que era muy pronto para decirle te amo pero ahora es tarde y duele, duele mucho —el pecho me ardía, el corazón me dolía— n-no quiero sentir más dolor, haga algo director.
Se separó de mi, me apunto con su varita y susurró algo que no logre entender e inmediatamente caí en la oscuridad total.
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Querido diario
FanfictionÉl es mi todo, aquello prohibido que quiero tener a toda costa sin importar que, todo en él me atrae como polilla a la luz porque sé que tarde o temprano me quemaré.