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Draco Malfoy

No podía creer que me haya dejado influenciar por mi padre, aquí me encontraba yo a un lado de la cama vestido con una tanga roja que aparte de ser incomoda en la parte trasera me apretaba mucho la entrepierna, orejas y gorro de elfo de Santa, en mis muñecas y pies tenia lazos verdes con cascabeles y según Lucius me veía jodidamente candente.

— Acuestate junto a mi —mordí mi labio superior avergonzado pero de igual manera le hice caso.

Su piel inmaculada, totalmente desnudo acostado sobre la cama con una erección tan grande que daría miedo si no la conociera tan bien, su cara mostraba confianza y sus ojos recorrían mi cuerpo como si de un postre se tratara con un brillo en ellos. Su mano se poso en mi cintura y se posiciono sobre mi, sentándose justamente encima de mi longitud, solté un gemido por tan grandioso choque eléctrico que atravesó todo mi cuerpo, con una mano agarro mis muñecas posicionandolas sobre mi cabeza, el suave tintineo de los cascabeles llenaron el silencio de la habitación, puso una sonrisa de medio lado y empezó a dar saltos sobre mi, el pequeño Draco comenzó a llenarse de sangre rápidamente hasta el punto de salirse por completo de la tanga y estar a la vista. Su boca se encontraba ahora en mi cuello, besándolo y mordiendo de el, no pude evitar gemir, todo en mi era sensaciones y su otra mano, joder, se encontraba retorciendo mi pezón y de uno pasaba a otro, mi sangre calentándose poco a poco, la habitación tenia olor a lujuria y Lucius a jabón, canela y cítricos, eso era lo que yo olía cada vez que me ponían un frasco o poción de amortentia cerca.

— Agh, L-Lucius... Ummm —los dedos del pie se me contrajeron.

Su boca comenzó a ascender, mi mandíbula, barbilla hasta llegar a mi boca y quedarse allí, sus labios encajaban perfectamente con los mios, esponjosos y rosados, como algodón de azúcar, lo mire a los ojos, gris contra gris, su lengua se apodero de mi boca, Lucius era un magnífico besador, el mejor de todos diría yo, sus dientes atraparon mi lengua y su sonrisa se hizo más grande. Su trasero ahora haciendo círculos, me correría en cero coma si no paraba, libere mi lengua de sus dientes y presione mi pelvis contra él.

— ¿Ya estás listo? —asentí, quería acción, más de la que buscaba— esta bien.

Sin soltar mis muñecas me dio la vuelta amarrándolas con quien sabe que atrás de mi espalda, con su palma abierta me dio un azote en mi glúteo izquierdo, solté un quejido, otro más colisionó en el mismo lugar y así sucesivamente por más de nueve veces, mi trasero dolía, esto no era nuevo para mi pero aun no me había acostumbrado y lo peor de todo era que lo disfrutaba. Sus manos abrieron las paredes de mi trasero y sentí su fría y húmeda lengua rozar mi anillo, me estremecí y cerré los ojos, mientras humedecía mi parte central su mano acaricia mis testículos, él sabía como tocar y donde sin hacerme daño en las zonas más delicadas, su lengua se introdujo hasta el fondo de mi abertura ya dilatada solté un grito de satisfacción y un ronquido salió de su garganta, podía sentir su lengua saboreando mi interior y eso joder me gustaba mucho, algo que nunca le admitiría, su mano paso de estar en mis testículos a mi pene y comenzó a masturbar de el sin delicadeza alguna, me ardían las mejillas de lo avergonzado que me encontraba de tanto gemir, los cascabeles sonando a su antojo y mi ser gritandome que sucumbiera por completo al placer. Su lengua abandonó mi interior y los vellos de mis brazos y pies se pusieron de punta por la electricidad que me recorrió el cuerpo.

— Aquí voy nene —beso mi espalda y libero mis manos.

Apreté la sábana y mordi de ella mientras sentía su punta rozar mi anillo, se fue introduciendo poco a poco agarrando mis caderas con fuerza, no me dolía que me penetrara, ya me había acostumbrando el sentir su pedazo de carne dentro de mi pero él aun temía poder lastimarme, solté un quejido, se sentía tan bien, empecé a moverme de adelante hacia atrás, el dulce vaivén de nuestras caderas era fascinante, sintiendo su longitud empujando dentro de mi lento era fascinante porque ambos disfrutábamos de la sensación.

— M-más rápido L-Lucius.

Sus embestidas comenzaron a tomar intensidad, aumentándolas rápidamente, sus testículos chocando contra mi y mi polla tan dura como una roca chocando con mi vientre, piel contra piel y las gotas de sudor resbalando por nuestros cuerpos uniéndose en si. Su boca callo a mi cuello mordiéndolo y su mano en mi miembro masturbanlo más rápido, yo estaba apunto de explotar.

— L-Lucius y-yo —dio círculos con su pulgar en mi glande, ese fue mi punto de quiebre.

Sus embestidas se hicieron más agresivas hasta que se corrió con un gran gemido y cayo junto a mi.

—  ¿O-otra vez u-usaste condón? —lo mire nuestras respiraciones agitadas y asintió— ¿cuando será el día en que te vengas dentro de mi?

— No lo sé —besó mi frente y me abrazo— ¿cuando viene Severus con su novio?

— El 31 —asintió, él esperaba tan ansioso como yo esa visita, nunca había estado tanto tiempo con Harry en el mismo lugar, pero a pesar de sus desacuerdos él no lo odiaba pero le resultaba gracioso que mi padrino fuera su novio.

— ¿Te había dicho lo hermoso que eres? —rodé los ojos sonriendo.

— Como un millón de veces.

— Bueno esta será la número millón una —me guiño el ojo, todo en mi derritió, me acerque más a él y apoye mi cabeza en su pecho. El reloj comenzó a sonar dando a notar que ya eras las doce.

— Feliz navidad mi amor —bese su pecho.

— Feliz navidad niño de mis ojos —no pude evitar sonreír y lo abrace con más fuerza.

Ultimo capítulo del año al menos aquí xD

Y feliz año a todos.

Querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora