Harry Potter
Amaba ver sus hermosas esferas negras, era como ver el cielo nocturno, era una lastima no poder verlas ahora ya que se encontraba dormido pero también me fascinaba verlo dormir, Sev era tan hermoso que no podía creer que fuera mi novio, nunca olvidaría el 13 de diciembre el día en que me pidió hacer formal, entre nosotros dos, una relación, había caído en las fascinantes garras del amor y se sentía bien tenerlo cerca de mi. Sus moretones disminuían y cada vez que veía la oportunidad venia a visitarlo, la nieve caía fuera de las ventanas de la enfermería y como deseaba que mi pelinegro y yo estuviéramos haciendo ángeles de nieve afuera pero ahora solo me conformaba con verlo dormir, su pecho subir y bajar lentamente, estaba calmo, ayer había tenido una pesadilla y me preocupaba que hoy tuviera otra, se que aún pensaba en ese hombre y me corazón se oprimía y ardía al ver y sentir su dolor pero sobre todo por la ira en mi.
Sev se movió quedando de espaldas hacia mi, la sabana cayó al piso y su camisa se levanto, trague fuerte para no gritar, ahí también habían pequeños moretones los cuales seguramente fueron muy grandes anteriormente, rasguños en su espalda, marcas de sus asquerosas malditas uñas. Caí al piso de rodillas sin dejar de mirar su espalda las uñas parecían formar una P deforme, negué al pensar eso, las lágrimas me estaban haciendo una mala jugada, aparte la mirada y solo observe el duro y frío piso viendo como las lágrimas ahora lo adornaban. No estaré en paz hasta que lo mate. Respire hondo y me seque los ojos, no podía dejar que me viera llorar, ya era suficiente debía ser fuerte por él.
Me pare y salí de la enfermería, iría a buscar algún dulce en la cocina para él, me adentre en los pasillos del castillo encaminándome y apresurando el paso para llegar rápido. Draco había salido por una emergencia así que hoy estaría todo el tiempo posible con mi Sev sin interrupciones -exceptuando esta-, llegue a mi destino y entre de inmediato, los elfos me saludaron con cordialidad y como de costumbre me preguntaron que quería comer, y ahora tenia un dilema ¿qué le quería dar a mi hombre? Vino y pastel de calabaza sonaban bien así que eso fue lo que pedí y en menos de un minuto ya los tenia en las manos, contento y agradeciéndoles emprendí mi viaje devuelta a la enfermería, esquivando a las personas que me miraban con curiosidad, me gustaba que aún no se había infiltraba mi noviazgo por toda Hogwarts un poco de privacidad para mi y para él era perfecta en este momento. Antes de entrar mire a los lados para ver si Pomfrey se encontraba cerca y para mi suerte no lo estaba, entre y vi a mi Sev sentado en la cama mirando fijamente la silla en donde me sentaba todos los días para verlo dormir y charlar con él. Si tenia que describir a mi hombre con una sola palabra diría que es hermoso y si hubiera una segunda palabra fuera inteligente, me acerque a él y me senté en la silla, Sev me dio una sonrisa ladina y yo le devolví el gesto.
— Pensé que no vendría a visitarme hoy señor Potter —al estar recién despierto su voz sonó más ronca de lo normal. Excitante. Él y yo desnudos en su cama recién follados y Sev hablando con lo voz ronca se me venia esa imagen a la mente— estas sonrojado mi amor ¿qué pensamientos sucios cruzan por esa mente?
— N-ninguno —que un sonrojo te delate es vergonzoso pero que tartamudees es penoso, su sonrisa se hizo más grande.
— Pomfrey no esta, tuvo una reunión de emergencia ¿quieres hacer algo —claro que quería, entregarme a él por completo y sanar sus heridas con mis caricias y besos pero no ahora así que negué. Le extendí la comida y él la agarro con el ceño fruncido y la puso en la mesa.
Obviamente estaba enojado por mi culpa ahora, no quería hacerlo sentir rechazado así que me senté a su lado y lo abrace, Sev me apartó, agarro mis manos y las puso encima de mi cabeza poniéndose sobre mi, las cortinas se corrieron y pude ver la varita en la otra mano.
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Querido diario
FanfictionÉl es mi todo, aquello prohibido que quiero tener a toda costa sin importar que, todo en él me atrae como polilla a la luz porque sé que tarde o temprano me quemaré.