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Severus Snape

- Pomfrey no puedo pasar navidad acostado en una camilla, me voy -abrió la boca para decir algo pero la cerro dándose por vencida al saber que no cambiaría de opinión. Asenti y salí de ahí.

Harry había aceptado pasar este día conmigo, rechazando la oferta de su mejores amigos por mi, eso me hizo sentir especial y muy agradecido. Su regalo de navidad estaba empacado y envuelto al fondo de mi baúl, una cadena con un dije de un león, sí, tal vez cliché, se lo había visto a una Gryffindor hace cinco años atrás pero este era diferente con un ojo de ópalo y el otro de esmeralda, encantado por mi para protegerlo cuando yo no estuviera con él. Los pasillos del castillo nunca me parecieron tan eternos para llegar al gran comedor como ahora, tal vez era la impaciencia en mi por ver aquel cabello despeinado y esos anteojos que a mi parecer solo le quedaban bien a él, su hermosos labios y la curvatura de su cuerpo, cuello, torso, caderas, pelvis, piernas, ¡joder! No podía dejar que esos pensamientos vagaran por mi mente porque debía de mantener mi serpiente dormida. Entre al gran comedor, el lugar estaba inundado por el olor a tostadas y tocino, delicioso pero no tanto como ver a Harry sentado al extremos de la mesa hablando con Draco, Ron y Hermione, me acerque a ellos y toque el hombro de mi chico, él levantó la cabeza y me miro con una sonrisa.

- Es hora de irnos -asintió se despidió de sus amigos y me siguió. Los rumores de que Harry y yo salíamos corrían por el castillo, hacia caso omiso a las miradas curiosas de las personas pero era realmente fastidioso que fueran tan indiscretos e inútiles por ser unos vagos sin oficio en los corredores. No hablamos en todo el camino, así lo habíamos acordado y manteniendo un metro de distancia, no quería ponerlo en riesgo y aun así lo hacia, salimos del castillo fuera de los limites de Hogwarts para poder aparecernos. Filch abrió las rejas y se despidió le respondí con un asentimiento de cabeza mientras veía las rejas cerrarse. Me gire y mire a Harry.

- ¿Estás listo? -asintió, sus mejillas se encontraban rojas por el frío. Sonreí y le agarre la mano, a pesar de no gustarme la aparición Harry hizo la experiencia más agradable al tenerme agarrado de la mano- llegamos, bienvenido a mi casa fuera de Hogwarts.

Sus ojos brillaron y no entendía el porque, una casa de madera en un bosque de Nueva Zelanda no era para tanto, nos guíe por el camino de grava hasta adentro, el frío me congelaba los huevos así que abrí de inmediato la puerta y nos hice pasar. Solté su mano a regañadientes para encender el fuego, me quite la bufanda y la puse en el sofá.

- Esto es magnifico -me voltee para encontrarme con un Harry con una mirada tonta en su rostro, lo agarre por la cintura y bese su frente.

- No es gran cosa amor -levanto una ceja como si lo hubiera ofendido y se alejó de mi
- Esto es la gran cosa -estiro los abrazos y dio una vuelta con una gran sonrisa en su rostro- no creí que tendrías buenos gustos.

- Tengo buenos gustos ¿te has visto desnudo en un espejo corazón? Eres la prueba de eso -le guiñe un ojo y él agacho la cara avergonzado.

- ¿Q-qué cocinaremos? -mierda, eso era en lo que había estado pensando en estos días, obviamente sabia cocinar... Pan tostado, tocino frito, agua y jugo de naranja pero no un pavo ni tarta- S-sev ¿te encuentras bien?

- S-sí, quiero decir hay comida pero y-yo -enmudecí.

- ¿No sabes cocinar? -negué, Harry me dio una de sus sonrisas cálidas las cuales siempre me hacían sentir bien y menos avergonzado- yo cocinare, tu mientras tanto -se acercó a mi y roso sus labios con los mios- date un baño.

- No, no, puedo ayudar.

- Que no, ve a darte un baño -discutir con Harry seria inútil así que solo me límite a asentir e ir al baño.

Querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora