29. Parte-1

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Harry Potter

Sábado de descanso, sábado de estar acostado y ver el techo porque no se encontraba mi hombre, sábado de intranquilidad en mi cabeza, había sido una semana tranquila, ninguna persona se había metido conmigo y James ni se apareció de nuevo en el comedor, eso ahora no me tranquilizaba, suspire, estaba pensando demasiado, la cabeza ya me dolía así que me senté y revise los cajones de las mesas al lado de la cama de Sev, y saque el único libro que se encontraba allí. Sonreí al darme cuenta de cual era.

- Me ayudaste mucho una vez y te lo agradezco -abrí el libro de pociones de mi príncipe mestizo- pensé que te habías quemado.

Me gustaba ver su letra cursiva, realmente parecía la de una mujer, fui pasando página por página admirando y pasando mis dedos por los apuntes del pelinegro, no leí nada, sólo sus notas "exprime" "tritura" "agregar más o menos" un hombre muy inteligente, seguramente hubieran sacado otro libro de pociones 2.0 si él no se hubiera metido en el séquito de Voldemort, tal vez si Slughorn lo hubiera encontrado de casualidad lo habría hecho famoso, algún día llegaría un hombre barbudo bajando de una de las carrozas de Hogwarts en busca del estudiante dotado de conocimientos sobre pociones, muy, muy bueno, pero no fue así, tuvo que pasar por mucho, pero ahora estoy aquí para protegerlo.

Pare mi dedo índice en una página específica, en letras grandes se podía leer "VERITASERUM" poción de la verdad. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Deje el libro en la cama y me levante en busca de ropa, abrí el closet de Severus y me puse lo primero que encontré, salí corriendo de su habitación. Mientras corría a su salón los estudiantes que se encontraban de vagos. Pero es sábado Harry, pueden hacer lo que quieran, -realmente me importa una mierda voz. en el pasillo se me quedaban viendo, mierda, ¿qué no tenían otra cosa que hacer? Entre de inmediato apenas vi las puertas, Snape no se encontraba allí pero eso no me detuvo, fui al armario en donde ponía todo a lo que se refería a pociones, lo abrí y comencé mi búsqueda. Recuerdo que en el torneo de los tres magos él me amenazo con echar unas gotas de veritaserum en mi bebida, me reí, se que yo le gustaba en ese momento. Y lo vi, el pequeño frasco se encontraba a centímetros de mi mano, lo tome y guarde en mi bolsillo, respire hondo y solté el aire con una gran sonrisa, ahora debía buscar a James y darle algo adulterado con la poción.

Después de ir a la cocina y pedirles a los elfos amablemente que me dieran dos tazas de té y pastel de chocolate me dirigí de manera inmediata al despacho de Dumbledore, el único inconveniente que encontraba era que no sabia la contraseña pero aunque una parte de mi muy, realmente muy pequeña casi diminuta me decía que esto estaba mal, mientras que otra mucho más grande recordaba a Snape en la enfermería con moretones a causa de su violación, ¿acaso el bastardo no debía morir? Pero el niño o niña en su vientre no tenia la culpa de nada, así que mientras tanto no podía hacerle nada. Vi la gárgola a tres metros cerca de mi y para mi sorpresa el director estaba saliendo con otra persona, suponía que un auror del ministerio, en cuento me vio se detuvo, me pare frente al depravado reprimiendo una risa.

- Harry -dijo con voz ahogada- ¿qué te trae por aquí?

- Quiero hablar con mi hermano -dije con una sonrisa fingida, la verdad haber pronunciado "hermano" me hizo querer golpearlo con la bandeja que traía levitando junto a mi.

- Oh, bueno me alegra que ya aceptes ese hecho -sonrió, pero su mirada me escaneaba en busca de algo y luego asintió, sabía que yo tramaba algo, ¡era obvio! Pero asimismo se hizo a un lado y me indicó con la mano que pasara.

Sin rechistar eso hice, lo corazón me latía con fuerza y mis piernas comenzaron a temblar cuando vi la puerta, pero dándome valor a mi mismo entre y allí se encontraba él, sobando su abultada barriga, subió la mirada y levanto sus cejas sorprendido, yo me sentía igual, en la tenue luz podía ver a Harry Potter sentado allí, me acerque a James.

- Hola -dije en casi un susurro.

- Hola -dijo él con asombro en su voz- ¿qué haces aquí?

- Quería hablar contigo respeto al bebé, lo que necesita, en donde vivirán y esas cosas -asintió, agito su varita y atrajo una silla hacia mi, me senté y señale la bandeja- traje té y pastel de chocolate, no sé si te pasara como a las mujeres que les dan antojos.

- ¡Sí! E incluso mucho más, gracias, Dumbledore fue a buscar galletas y mantequilla de maní para mi -y con un movimiento de mi varita le pase su pastel y té adulterados, mientras el mío se ponía en mi regazo.

- Realmente aún estoy un poco conmocionado por lo ocurrido -di un mordisco a mi pastel alentándolo a que hiciera lo mismo, y eso hizo- pero velo por la seguridad de tu niño y sólo de tu niño.

- Entiendo -agacho la mirada triste, sorbi un poco de mi té sin sentirme culpable por su actuación.

- Así que ¿aun no sabes si es niño o niña? -negó y bebió de su taza.

- Por dios Harry sólo tengo cuatro meses aún no se a formado del todo bien -espera un momento, ¿cuatro meses? Él había secuestrado a Severus casi la primera semana de diciembre y estamos en febrero ahora.

- Ah cierto, bueno al fin y al cabo soy hombre, no sé de eso -me reí tratando de que no pareciera falsa, él sonrió-, ¿y has hecho amigos aquí en Hogwarts?

- Neville -sus ojos se iluminaron al decir su nombre- es realmente muy dulce conmigo, teniendo en cuenta de que ahora no me dejan salir de aquí y le trae muchas cosas a su bebé.

- ¿Su bebé? -asintió, no sé si la poción lo ponía en un trance o en realidad estaba confesando de manera voluntaria- ¿ese niño es de Neville? ¿lo violaste?

- Lo salve y sí, es de él -me levante.

- Petrificus totalus -la taza y el plato cayeron al piso haciéndose añicos.

Necesitaba encontrar a Severus.

Querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora