Cartas a destiempo

Carta de amor sin recuerdos

¿Te acuerdas?, ¿todos esos momentos en los que te pensaba a diario y te decía lo tanto que te amaba?

Me ausenté un tiempo, mi vida daba vueltas una y otra vez. Perdí muchos amigos desde que elegí cambiarme de Instituto, pero gané otros más. ¿Recuerdas esos días que pasaba a tu lado, contándote una y otra vez lo que sentía cuando daba todo de mí para que las demás personas se sintieran felices?, hoy en día pienso que fue un desperdicio de tiempo pues muchos de ellos ahora me dan la espalda. 

Un no tan viejo amigo me contó que gracias a mis actos, hoy en día soy lo que debo de ser. Había decidido darme mi lugar en mi vida, darme amor y respeto, elevar mi dignidad y sentir autoestima una vez más.

Mis calificaciones han dado un salto enorme, soy de las personas con mejor promedio en mi grado, la física se me es realmente sencilla: calcular incógnitas, revelar vectores, caída libre, movimiento parabólico, ¡incluso puedo decirte que me dirijo a las Olimpiadas de física!

Me gustaría escuchar que estás orgullosa de mí, que me vuelves a sonreír tan perfecta y delicadamente que haces que me enamore una y otra vez.

No te voy a mentir, he conocido a más chicas, de piel blanca, de complexión delgada, cabellos sedosos y castaños, oh sí, sabes muy bien que me encantan los cabellos de color castaño. Pero ninguna de ellas, aún teniendo ese todo que tanto me gusta, se puede comparar a lo que alguna vez sentí y anhelé por ti.

Tú, tan diferente a ellas, sin igual, tan peculiar y asombrosa, con ese cabello negro que llegaba a un poco más de tus hombros, tu sonrisa tan blanca y sincera, tus mejillas sonrojadas y suaves, y tus ojos, ¡oh por los santos cielos!, esos hermosos ojos que brillaban con cada diminuta fuente de luz. Parecían como dos lunas con un hueco oscuro como la noche en el centro de éstas, con una luz propia y hermosa, que relaja y me hace exhalar de un suspiro tan, tan, tan profundo.

No sabes cuánto te extraño, y espero pronto podamos volver a vernos. Salir a tomar café, aunque bien sabes que no me gusta demasiado, y que prefiero el té de raíz de árbol canadiense que probaba todas las veces que podía. Sí, por supuesto que lo memorizo todos los días, esas palabras que me decías, "elige nuevos sabores, seguro algún otro te va a encantar más", pero créeme que desde que dejamos de vernos, es el único sabor que me gustaría probar día tras día, noche tras noche.

¿Sabes?, tengo miedo de lo que venga en los próximos años. Tengo miedo de escoger una carrera que no sea de mi verdadera profesión. Sé que te había prometido que iba a escoger entre filosofía y letras, pero para serte sincero mi vida ha cambiado demasiado que he descubierto que mi camino no está conectado a la espiritualidad. Porque esto, querida, esto sólo es originario de lo que siento por ti, todo este mundo lleno de colores pasteles, oscuros y brillantes, desde el negro hasta el blanco, todas estas letras que pronuncio a descaro, todo es hacia ti.

Una vez te comenté que sólo quería crear un mundo nuevo, lleno de imaginación, de mi imaginación. Quería sentirme como un Dios que lo pudiera cambiar todo con un sólo abrir y cerrar de ojos, y te había encantado mi idea, me dijiste que jamás me diera por vencido y que siguiera mis ideales; y es justamente lo que hago. Abandono el mundo de la escritura para siempre, me olvido de todas esas historias de ficción, de amor y drama que alguna vez imaginé, para acercarme a la ciencia, a todo aquello que podía, puede y podrá hacer realidad mi sueño de hacer que te sientas feliz por mí, que ese pequeño anhelo se haga realidad y que mis proyectos estén nuevamente inspirados en nuestras promesas.

Por mi parte, supongo que continuaré con mi día a día, creo que volveré a irme a dormir, a cerrar mis ojos e imaginar que estás ahí junto a mi lado con los brazos abiertos, para que mañana nuevamente se produzca el brillo proveniente del sol y vuelva a levantarme, vuelva a ese pequeño espacio en este mundo que ocupo, al que llamo vida.

Pero, ¿qué es vida, si tú no estás en ella?