Había comenzado una noche.
Quizás a las 7 horas con 33 minutos, u 8 horas con 52 minutos y 17 segundos, incluso puede que a las 21 horas con 62 minutos y 67 segundos -que eso viene siendo 22 horas con 3 minutos y 7 segundos.
El caso es que comenzó una noche, en un día como cualquier otro; o quizás un día específico, como un viernes de Verano con una estruendosa lluvia donde cayeron más de 122,220,000 gotas de agua; o quizás en una noche de Invierno, en donde en la zona norte de Alemania cayeron millones de copos blancos de nieve.
El caso es que sucedió en una noche, un sábado, de hecho. Yo estaba llegando apenas a casa, pues había sido un día muy largo; o quizás no tan largo, porque un día tiene 86,400 segundos, que son 1,440 minutos, o para no hacerte el cuento largo, son 24 horas.
El caso es que sucedió en la noche de un sábado después de haber caminado mucho tiempo en ese día. Haber salido de casa y haber caminado más de mil calles; o quizás no mil calles, pues sólo llegué hasta un supermercado donde compré tu té favorita que me recomendaste, pero ahí hice como 67 calles cruzadas, que son como 3 colonias o quizá un poco más.
El caso es que sucedió en la noche de un sábado después de haber caminado mucho tiempo ese día para comprar té; o quizás pude haber ido al más cercano que está a 11 cuadras de mi casa, y no me hubiera tardado tanto en la calle y no preocupar a mi madre.
El caso es que sucedió en la noche de un sábado después de haber caminado mucho tiempo para comprar tu té favorito, yo estaba sentado en la silla de mi habitación; o quizás estaba sentado en el sillón de la sala de estar, haber explicado dónde estuve, a qué fui, para qué fui, después me hice un té, tu té favorito; entonces me esperé como 7 minutos para que estuviera listo, y me subí a mi habitación a continuar nuestro día de siempre.
El caso es que sucedió en la noche de un sábado después de haber caminado mucho tiempo para comprar tu té favorito y tener grandes pláticas de qué conversar; o quizás no tan grandes porque fue una anécdota algo corta que me la recuerdas cada que la oportunidad se presenta.
El caso es que sucedió en la noche de un sábado después de haber caminado mucho tiempo para comprar tu té favorito y tener un tema de qué reírnos a como siempre lo hacíamos.
Sucedió esa bella noche, y estabas ansiosa por leer lo que quieras leer de mi parte; o quizás no estabas tan ansiosa pero querías terminar con ese sentimiento de una buena vez y así acabar con todo cosquilleo insoportable en el cuerpo.
Sucedió esa bella noche, y yo te dije lo que sentía por ti.
Te lo había contado todo, sin piedad ni consentimiento; o quizás no todo porque soltar un sentimiento de esa magnitud en tan poco tiempo, iba a ser un tanto extraño.
Te había contado la mayor parte de lo que siento, sin apresurarme a que todo sucediera en tan poco tiempo y te asustaras con mi intensidad.Mira, me pongo muy nervioso cuando es de detallarte todo lo que siento, y sentí en esos tiempos. Cuando aún no te conocía del todo, pero ya te quería para todo. Cuando éramos sólo amigos y nada más. Cuando nos contábamos hasta las cosas más absurdas, pero cosas que se nos hacen divertidas.
Cuando compartimos cada momento de nuestros días, al comprar un libro que terminó siendo un libro de poemas y al inició no lo acepté. Al hacer pan, que fuimos un desastre pues yo no sabía ni poner bien las tenazas de la batidora. Al llamarnos bastantes veces, que fuimos muy exagerados pues superamos las mil llamadas.
Detallarte cada instante o momento que vivimos juntos, parece imposible, pues no tengo la memoria de un genio.
No puedo describir paso a paso lo que hicimos, pero sí lo que sentí en cada momento.
Y era una sola frase que contiene tanto sentimiento: te amo.
Te amo porque, sabes que soy un detallista a morir.
Te amo porque, sabes que me gusta contar cada número de una ecuación.
Te amo porque, sabes que a veces soy un nostálgico sin remedio.
Te amo porque aún conociendo mis más grandes imperfecciones, me sigues queriendo a tu lado.
Te amo porque eres tú misma, y porque sí.
Te amo así, sin complicarme la vida.Te amo por ser tan tú, y tan mía.
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Cartas a destiempo
RomanceTodo el desastre comenzó desde aquél día en que nos separamos, tal vez por accidente o por destino. Nuestros caminos se habían separado para siempre, y no había nada que pudiéramos hacer. Te escribo para que estés enterada algún día de lo que sucedí...