Carta de amor sin destino

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Lo siento, pero ya no puedo más.
No puedo escribirte sabiendo que me estoy haciendo daño, después de haberme recuperado de todo el dolor que sentí cuando te largaste de mi vida.

Por un lado, lamento tu ida, me lamento casa maldito instante en el que nunca te dije lo tanto que te amaba, lamento el día en el que decidí guardarmelo todo en éstas estúpidas cartas de amor, lamento cada papel que sobreescribí, cada lágrima que derramé. Yo sólo quería darte vida, regresarte en una forma valiosa y humana, pero, ¡no soy un dios!, no tengo ni puedo tener la capacidad de traerte de vuelta.
Sólo conozco la manera de inmortalizar tu ser en hojas de papel, darle forma a las curvas que habitaban en cada rincón de tu cuerpo, con sólo una pluma, una hoja, y un poco de dolor profundo en el corazón.
Trato de ser directo para quitarme este dolor del pecho, de no hacer tanto rodeos y terminar abriendo cada momento, un poco más ésta herida que me hice.

Te debe parecer inútil todo intento que hago para sentir que sigues a mí lado, ¿verdad?, te estarías riendo de mí en este preciso instante. Me podrías mirar a los ojos, fijamente, y tranquilizar mi llanto.
Es sólo, querida, que esto ya no es sano para ninguno de los dos.
A veces la soledad llega en los momentos más inesperados.
Cuando estás platicando con tus compañeros del colegio, cuando te sientas a comer con tu familia, cuando sales a una fiesta con tus amigos, cuando abrazas a tu mascota.
A veces te encuentras tan desconectado contigo mismo, que no importa de cuánta gente te rodees a diario: vas a estar solo. Y tal vez sea eso lo que siento... soledad.
Desde que te fuiste, mi mirada ya no es la misma, mis suspiros son más profundos, y mi caminar da sueño.

Tal vez, sea momento de dejarte ir. De quemar todas las cartas y decirle adiós a tu alma. Tal vez tenga otra oportunidad en la vida.
Salir a caminar, mirar el verde de las hojas caer de los árboles, sentir el aire pasar por entre mis dedos, oler las flores y tomar una buena taza de té. Tal vez sea momento de conocer nuevas personas, de comenzar una historia de amor, no lo sé, dejar de ser el chico que soy hoy, débil y cobarde.

Bukowski una vez dijo, "encuentra lo que amas, y deja que te mate", pero es ridículo que lo único que salga de mí, sean más y más palabras que se dirigen al vacío. Letras sin rumbo, renglones deformes y gotas de lágrimas insertadas en la hoja, y todo, para una persona que ya no me lee.

Sí, tal vez sea eso lo que necesite.
A final de cuentas, nunca es tarde para volver a comenzar.

Cartas a destiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora