Moet & Chandon, perfecto para celebrar mi nuevo puesto en “Styles Enterprises”. Todo había pasado tan rápido que no me había dado tiempo de procesarlo siquiera. Estaba instalada en un apartamento al centro de Nueva York, tenía un puesto en un bufete de abogados –reconocido mundialmente– y mi vida se encaminaba a la cima. Me sentía bien, a gusto, y se podía decir que feliz.
No tardé en destapar la botella de Champagne y servirla en amabas copas. Brindé junto a Natalie y dejé caer mi cuerpo sobre el cómodo sillón del salón, al igual que hizo mi prima.
—¿El jefe está caliente? —preguntó Natalie mientras llevaba el borde de la copa a sus labios y descansaba sus pies sobre los cojines del sillón.
Me atraganté con el champagne; sentí el calor subir hasta mis mejillas luego de recordar a Harry, ¿si era caliente? por dios, si supiera... Aparté mis ojos de los curiosos de Natalie y dejé la copa sobre la pequeña mesa de cristal que descansaba frente a nosotras, mientras me recuperaba de mi ataque de tos.
—Jesús, Sam —se acercó y palmeó mi espalda—. ¿Te encuentras bien? ¿Qué sucedió?
Cuando recuperé mi compostura, vacilé en busca de algún tema para cambiar el rumbo que estaba dando la conversación.
—Oh, dios —hizo hacia atrás su cabello para mirarme mientras sus labios formaban una “o”—. ¿Te gusta tu jefe? —gritó con un tono mayor al que solía utilizar mientras abría los ojos de la sorpresa y llevaba las manos a su boca.
Volví a acalorarme, claro que no me gustaba mi jefe; es decir, ni siquiera lo conocía. Ella sonrió al notar mi reacción y entrecerró los ojos mientras me apuntaba con su dedo.
—Eres una zorra. —carcajeó.
—¡Natalie! —regañé para luego pararme y tomar la copa, dirigiéndome hacia la cocina. Apoyé el cristal sobre el fregadero y comencé a lavar mis manos para evadir su mirada—. ¿Quieres algo de comer? Muero de hambre.
Me giré y apoyé mi cuerpo al fregadero mientras ella me miraba desde debajo del umbral con su cuerpo apoyado a un lado de la pared, sus brazos cruzados y una sonrisa de suficiencia.
—¿Qué tan guapo tiene que estar para que te pusieras de ese modo? —preguntó mientras alzaba una ceja.
Bufé exasperada, era imposible hablar de ello con una chica como Natalie.
—Harry, él es mi jefe —solté.
Sus ojos se abrieron y se paró firme con la boca abierta, parecía que la mandíbula tocaría el piso en cualquier momento. Con sus brazos cruzados y su cara de sorpresa, camino lentamente hasta mí.
—Harry Styles es mi jefe, ¿satisfecha? —dije abrí la nevera rebuscando algo para la cena, no había nada en el refrigerador—. ¿Pizza o comida china? —pregunté mientras tomaba el teléfono ignorando su reacción y poniéndole punto final al tema.
—Oh Dios, ¿Harry Styles es tu jefe? —rodé mis ojos ante sus palabras—. ¿Te has puesto caliente por Harry Styles? —volvió a chillar mientras reía—. Bueno, no es para menos —sonrió mientras tomaba asiento en un taburete.
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Barred
FanfictionLa atracción entre Samantha y Harry es notoria, y tan fuerte que no conoce de limites, ni barreras. Él es un hombre completamente prohibido, y eso-aparte de incrementar en ella el deseo- le provoca la perdida instantánea de la razón, algo que a la l...