Capítulo 6.

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                                                                       Harry's pov. 

El día había sido totalmente agotador y me había dejado exhausto. Salí de una reunión para entrar a otra y no deseaba hacer otra cosa más que dormir, sin embargo, el recuerdo de que Cheryl regresaba de Cancún lograba animarme, no la veía desde hacía meses.

En cuanto entré, el barullo me envolvió, al igual que el exquisito aroma a comida cacera. Me detuve en seco en la sala y sonreí al ver a Cheryl allí, sentada en uno de los sillones siendo atacada a preguntas probablemente acerca del viaje. La sala se sumió en un silencio al momento que se percataron de mi presencia y mi hermana sonrió de oreja a oreja parándose del sillón, donde se encontraba sentada, de un salto.

—¡Harry! —exclamó sonriente. Extendí mis brazos hacia ella y se abalanzó a mí atrapándome en un grato abrazo

—Cher, ¿qué tal estuvo el viaje?

—Fantástico —se separó para verme—. Te he echado de menos, ¿Qué tal tú? estás más alto, y  más guapo. —bromeó.

La sala estalló en carcajadas. Negué levemente con la cabeza sin borrar la sonrisa en mi rostro. Me abrí paso entre mi familia; mis padres estaban allí junto a la madre de Kelly, pese a que ella no se veía por ningún lado. Me senté en uno de los sillones individuales.

—Tenemos que festejar tu llegada, Cheryl, con un brindis —la voz de Kelly inundó el lugar y provocó que todos volteáramos a verla.

Apareció siendo seguida por Natalie que llevaba puesto su uniforme y cargaba con unas copas champagne que descansaban sobre una bandeja metálica. Por simple instinto, estire mi cuello para ver detrás de ella, no sabía el motivo del por qué pretendía encontrar a Samantha si estaba claro que era imposible, y no cabía posibilidad alguna de que estuviera allí. Negué levemente con la cabeza deshaciendo aquellos pensamientos, era totalmente consciente de que estaba actuando como un adolescente con hormonas revolucionadas y había dejado de serlo hacía tiempo.

Samantha era una mujer llena de cualidades, belleza, inteligencia y simpatía, y algo extraño sucedía cada vez que me encontraba a su lado, me sentía cómodo y a gusto, sin embargo y a su vez resultaba desconcertante porque la conocía hacía menos de una semana. Debido a esas explicaciones que me daba constantemente, me gustaba creer que el sentimiento que despertaba en mí cada vez que estábamos juntos no era más que una simple atracción física y que pasaría al cabo de un tiempo; después de todo, era un hombre comprometido y parcialmente seguro de sus sentimientos por su mujer.

—Cariño, ¿estás bien? —Kelly se dejó caer sobre el posa brazo del sillón donde me encontraba sentado, quitándome de mis pensamientos y suposiciones.

Asentí con la cabeza y rodeé su cintura con una de mis manos, colocando la otra sobre su pierna desnuda. Ella sonrió de oreja a oreja y me pasó una de las copas de champagne para que me uniese al brindis.

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